Kawasaki y COVID-19 en la edad pediátrica
La enfermedad de Kawasaki fue reportada por primera vez en los años 60 en Japón por Tomisaku Kawasaki. Los primeros casos en RD los publicó en los años 80 el pediatra cardiólogo Dr. Joaquín Mendoza Estrada, y hoy se sabe que es una enfermedad de distribución mundial. Se caracteriza por una vasculitis o inflamación generalizada de los vasos sanguíneos. Y su complicación más grave es la lesión que puede producir en las arterias coronarias (aneurisma). Es una enfermedad fundamentalmente pediátrica, afecta a niños por debajo de los cinco años de edad, su causa todavía es desconocida, aunque se cree que puede ser una respuesta inmunológica tardía del organismo a una infección viral o bacteriana.
Clínicamente, se caracteriza por fiebre alta de aparición brusca que dura hasta cinco días, conjuntivitis seca (sin secreción) lengua y boca rojas, inflamación de manos y pies, descamación de las uñas, sarpullido en la piel y ganglios aumentados de tamaño, aunque no necesariamente todos los signos y síntomas tienen que aparecer juntos a la vez. Con un diagnóstico temprano y tratamiento correcto la inmensa mayoría de los niños se sana y queda sin secuelas. En caso contrario, el Kawasaki, puede ser causa de infartos o muerte súbita en adultos jóvenes que en su niñez no fueron diagnosticados.
En la pandemia actual producida por el SARS Cov-2, en los EE.UU., Italia y Reino Unido, se han reportado casos de niños positivos a COVID-19 que han sido ingresados en unidades pediátricas de cuidados intensivos con manifestaciones vasculares e inflamatorias, lo que han denominado “Síndrome multisistémico inflamatorio”. Esta respuesta orgánica al virus, se ha señalado como una posible causa de enfermedad de Kawasaki. Estos niños presentaron fiebre persistente, erupción cutánea, ojos, lengua y labios enrojecidos, hinchazón y síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, náuseas y vómitos.
El síndrome multisistémico inflamatorio secundario a la infección por COVID-19 no es común. Sin embargo, padres y pediatras debemos estar atentos y ponernos en alerta ante cualquier niño que estando sano presente algunos síntomas raros, porque el COVID-19 no tiene un código definido de presentación y, no deja de sorprendernos cada día. Hay mucho que ver todavía y mucho que aprender. Solo el tiempo y la investigación podrán ayudarnos a responder a tantas interrogantes que hoy nos inquietan de este virus con el que tendremos que aprender a convivir.
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