¿Las personas bonitas ganan más?

Varios estudios demuestran que los que tienen facciones más atrayentes tienen ventajas al competir por un puesto. También es usado para vendernos algo

“Si no es bueno, lo bonito sale caro”. (Shutterstock)

Se le ha llamado el “efecto halo”. No es solo la belleza humana, también se da con una presentación de un producto, de una marca, de una empresa, etc. Valoramos algo o alguien según lo que vemos. ¿Ha visto un cartel en la calle con un bello rostro? Nos llama la atención y leemos. Esa odontóloga parece buena, pensamos sin analizarlo. La belleza de la cara nos lleva a relacionar su trabajo con su apariencia, la conclusión es que nos hará un buen trabajo.

¿Qué pensaríamos si la foto fuera de una persona poco atractiva? No es discriminación, es un sesgo cognitivo. Nuestro cerebro es así.

¿No tenemos oportunidad de triunfo los menos agraciados? No es eso, es simplemente una ventaja que llevan algunos.

De la misma forma las empresas colocan esfuerzo en sus marcas, la presentación de sus productos, etc. Una botella de vino bien presentada puede vender más que una que no lo esté. ¿Cuál vino es mejor? El que más nos guste, pero de no conocerlo tendemos a elegir el de la mejor presentación pensando que lo de dentro debe ser igual de bueno que de bonita la botella y la etiqueta.

Lo malo es que nos están cobrando más cuando se aprovechan de este sesgo cognitivo, el efecto halo. No somos capaces de pensar por unos instantes si en realidad debo pagar más por la presentación de la empresa, por la cara de la oftalmóloga, por el empaque del producto, etc.

Vivamos antisesgos. La neurociencia ha venido a develar los secretos de los grandes vendedores de toda la vida. No es que nos engañan, solo que nos venden aprovechándose de raíces muy arraigadas de nuestro cerebro que ya no nos sirven de mucho. Antes una persona de piel linda significaba que estaba sana.

Ese arrastre que tiene este sesgo debe ser desenraizado. El mejor candidato para un puesto no es el más aparente. Su cara no le lleva a ser el más apto para un puesto... quizá lo sea, pero no por su cara.

Las grandes orquestas hacen audiciones sin ver al músico. Solo escuchan su participación, así no se influencian por su apariencia. ¿Qué es lo importante en la orquesta? Claro, el producto que sale del cerebro de la persona manifestado en sonido a través del instrumento que domina.

No dejemos nublar nuestro accionar por la simple apariencia.

Nuestro dinero está en peligro. Cada día veo cómo compramos cosas que no necesitamos. Ya no compramos para cubrir necesidades materiales, sino algunas que están más atrás en la lista de prioridades, son emocionales. De eso se están aprovechando los que nos cubren dichas necesidades, como enseño por extenso en mi libro “Arco Iris Financiero”.

Pagamos más por cómo se ve, no por su sabor o funcionalidad. Un teléfono móvil no es mejor por su apariencia. Ni siquiera es mejor para nosotros por las funciones que tiene. Para cada uno debe primar las necesidades que le cubre. Mayor memoria no es importante si no la voy a utilizar. Muchas veces no sabemos cuánta estamos usando ni si la usamos de manera efectiva. Terminamos pagando por algo que no nos cubre una necesidad porque no tenemos esa necesidad.

Conferencista, consultor, coach y escritor con 20 libros publicados. Dirigió por 10 años una de las empresas del Grupo Siemens en Argentina, Brasil y Alemania.