Desnutrición en hospitalizados por COVID-19

¿Qué pasa con un paciente que padece dificultad respiratoria?

Además de pensar en el diagnóstico probable de infección por COVID-19 y de muchos otros diagnósticos diferenciales sugestivos, considere como otro punto importante, la disminución del apetito o anorexia que sucede en una persona con dificultad para respirar.

Los pacientes en estado crítico tienen un mayor riesgo de desnutrición. Las enfermedades inducen el catabolismo relacionado con el estrés y los efectos adversos inducidos por los fármacos pueden reducir el apetito o aumentar las náuseas y los vómitos. Además, el tratamiento del paciente en la unidad de cuidados intensivos (UCI) también puede interrumpir las rutinas de alimentación. (Grupo Cochrane, 2020)

Debemos saber, que la tasa de desnutrición hospitalaria puede alcanzar hasta un 27% según algunos estudios en países desarrollados (Gutiérrez, 2019), pero hoy sabemos que puede alcanzar hasta el 50% en países como el nuestro, lo que acarrea un mayor tiempo de internamiento y una mayor tasa de mortalidad.

Entendiendo esto, ¿Qué estrategia podríamos utilizar para disminuir estos porcentajes?

1.- Piense en nutrición. Esto es un mensaje a los médicos especialistas, quienes se concentran principalmente en el soporte farmacológico de la enfermedad, obviando o subestimando el valor del soporte nutricional.

2.- El especialista en nutrición cuenta con herramientas de estratificación de riesgo del paciente. Esto permite definir el grado de soporte que necesita el paciente y establece una predicción del pronóstico o riesgo de desnutrición.

3.- Realice la evaluación nutricional temprano. Se sugiere que desde las primeras 24 horas de hospitalización se puede establecer el riesgo y realizar recomendaciones puntuales.

4.- No espere la necesidad de alimentación a través de sonda (conocida como levin por su inventor el Dr. Abraham Louis Levin) u otra vía alterna de alimentación.

5.- Siempre se debe considerar el soporte nutricional a través del sistema gastrointestinal (enteral) como línea óptima de alimentación, considerando la alimentación parenteral, también llamada artificial por ser a través de las venas, como último soporte de acuerdo a sus indicaciones.

6.- Adecuar la alimentación al caso del paciente, tanto desde el punto de vista de preferencias de alimentos, como de sus comorbilidades (control de glucosa, sal, lípidos, etc) y texturas (dificultad para tragar, dentadura, etc).

El trabajo en equipo resulta fundamental en el tratamiento de esta y cualquier otra enfermedad para satisfacer todas las necesidades pertinentes. Es por esto que también, el apoyo de terapia física debe contemplarse para limitar la marcada atrofia muscular y úlceras por decúbito (o úlceras por encamamiento prolongado) que son apreciables en estos pacientes complicados que se hospitalizan por varias semanas.

Recomendamos también una pauta nutricional adecuada para el paciente a su de alta también resulta de gran apoyo en su proceso de recuperación y mejora.

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).