¿En qué están Juana, Pepe y Lupita?
Ya pasaron casi cuatro meses de su liberación en Bayahíbe
Es 5 de octubre por la mañana en Bayahìbe. Personal de Fundemar y el Acuario Nacional se preparan para ir en búsqueda de Pepe, uno de los tres manatíes liberados el 27 de junio de este año en esta localidad, luego de seis meses de encierro en una bahía artificial para su adaptación a la vida silvestre. Pepe y Juana tenían ocho años en cautiverio en el Acuario Nacional, Lupita poco más de tres.
Al ser liberados cada uno tomó su propio rumbo. Juana se la pasa entre el pueblo de Bayahìbe y La Romana, se le ha visto en río salado frecuentemente, donde la gente le ha tomado cariño y respeto.
Lupita prefiere estar entre Bayahíbe y la isla Saona, incluso le dio la vuelta completa en un viaje redondo de varios kilómetros a esta isla dentro del Parque Nacional Cotubanamá. Le gusta frecuentar la playa del pueblo donde se le ve entre los botes y turistas, que por un tiempo la mal acostumbraron a darle agua dulce, aunque la situación está más controlada.
Juana y Lupita bajaron de peso al inicio de su vida libre, primero por el esfuerzo físico, al que no estaban acostumbradas, y por otro lado el tener que buscar su propia comida. Actualmente han recuperado peso y gozan de buena salud.
Pepe, el consentido de todos, no le ha ido tan bien. Permaneció mucho tiempo dentro de la Marina de Casa de Campo, donde la comida necesaria para mantener su peso era poca. Además se sentía atraído por la gente, que inocentemente le tiraba comida y le daban agua, pero no lo suficiente para mantener un peso aceptable.
Con el paso de los días iba perdiendo peso, consumiendo su reserva de grasa para sobrevivir. Hace cerca de un mes decidió abandonar la zona, movido tal vez por el hambre. No es la primera vez que Pepe pierde peso, en el Acuario Nacional durante su caituverio, había perdido peso significativamente por falta de apetito y era necesario intervenir en su dieta para estabilizarlo.
Fue visto en el río Chavón, cerca de la represa, donde ya era evidente su pérdida de peso al sobresalir su columna vertebral y costillas, lo que empezó a preocupar a Fundemar y Ministerio de Medio Ambiente. En el monitoreo diario se le pudo observar comiendo activamente y de buen ánimo, pero sin evidencia de recuperación de peso.
Es por esto que el 5 de octubre decidieron intervenir. El plan era capturarlo, sacarlo del agua y tomar muestras biológicas y medidas para evaluar su estado de salud y tomar decisiones, para estabilizarlo.
El rastreador con GPS y radiofrecuencia delataba su posición. Se preparó un red y lonas a inmediaciones del río Chavón e iniciaba una operación complicada, esperando que el animal colaborara.
Rachel Plekaniec y Rita Sellares de Fundemar lideraron el procedimiento en compañía de veterinarios del Acuario Nacional que conocen bien a Pepe desde que era muy pequeño.
A los pocos minutos de ubicarlo, se buscaba la forma de atraerlo a la red. Lo intentaron con fruta y verduras, las que no pudo resistir. Una buena indicación de su apetito. Después de varios intentos, fue capturado y sacado del agua para la evaluación.
Permanecía inmovil boca arriba, tal como lo hacía en el acuario cuando era evaluado. No ofreció ninguna resistencia. Fue cubierto con toallas húmedas, el sol y el calor eran imperantes.
Luego de tomar las pruebas fue liberado de nuevo y se le ofreció un menú variado de lechuga, hierbas marinas y manzanas, de las cuales se deleitaba cerca de la orilla.
Rita Sellares explica a Diario Libre sobre la baja de peso de Pepe: “Por eso, en los monitoreos que se le hacen a diario, al ver que no subía de peso, se decidió intervenir y suplementar la dieta necesaria para que pueda seguir avanzando en su proceso de adaptación en libertad. Adicionalmente, se le hicieron pruebas médicas (analitica de sangre, coprología, análisis de bacteriales, medición de frecuencia cardiaca, temperatura corporal, ...entre otras) para descartar cualquier enfermedad. Los resultados de las pruebas salieron bien, por lo que en estos momentos, se está trabajando en que gane el peso necesario.
Ese mismo día, al regresar a Bayahíbe después de intervenir a Pepe, a Juana y Lupita se les vio por primera vez juntas, nadando juntas en la “Bahía Manatí”, donde fue su encierro al llegar a la zona.
Con la intervención en la dieta de Pepe se espera que aumente de peso en las próximas semanas y continuar con su adaptación a la vida silvestre.
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