Relación inversa

En la economía, como en todas las demás ciencias, cuando algo sucede muchas veces de la misma forma se llega a esperar que siga sucediendo así en el futuro.

Un ejemplo de eso lo tenemos con los precios del oro y las acciones. Como las compras de oro son un mecanismo de protección en tiempos de turbulencias económicas, mientras que se invierte en acciones cuando se espera que la economía crezca y los negocios mejoren, se ha constatado que los aumentos en el precio del oro coinciden frecuentemente con bajas en los precios de las acciones, y viceversa.

No siempre es así, sin embargo, pues puede haber situaciones en las que ésta relación inversa no ocurra, como sucedió en los últimos años. En ese período las acciones tocaron fondo y las compras de oro pasaron a ser un medio de diversificación de carteras de inversión. Cuando las acciones empezaron a subir de precio gracias a las ínfimas tasas de interés y al aumento en el dinero disponible en los mercados financieros, todavía la recuperación económica era dudosa, y había expectativas de recaídas o de nuevos problemas en otras economías.

Pero ya la relación inversa parece haberse reestablecido, dado que se han fortalecido los indicios de recuperación de varias de las mayores economías.

El precio del oro llegó ayer a su mínimo en 34 meses, acumulando una baja trimestral del 23%. Ha sido el mayor descenso porcentual que el oro ha sufrido en el mercado de Londres en casi 90 años. Y en lo que va de año el valor de los títulos transables basados en metales preciosos ha caído en unos US$60,000 millones. Desde su máximo de US$1,921 la onza en septiembre del 2011, el precio del oro bajó ayer al mediodía a US$1,233.

El final de los estímulos monetarios favorecerá el valor del dólar y perjudicará tanto al oro como a las acciones. Pero como ese final llegará porque la economía está creciendo, el daño al precio del oro será mayor.