¿Está la economía de RD sólida o amenazada por una posible recesión? Cuatro economistas responden

Analistas consultados por Diario Libre contestan esta inquietud y explican sus razones

Bandera de la República Dominicana sobre el fondo panorámico de Santo Domingo. (Shutterstock)

Se considera que se produce una recesión cuando se registra un decrecimiento de la actividad económica durante un periodo de tiempo. Por lo regular se entiende que ocurre cuando la tasa de variación del producto interno bruto (PIB) es negativa durante dos trimestres consecutivos. 

Cuando hay una recesión se genera pérdida de empleos y dificultades para conseguir ascensos laborales o mejoras salariales. 

El presidente de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos), Jerome Powell, dijo la semana pasada que el objetivo de la institución es subir las tasas de política monetaria sin provocar una recesión

Pero una encuesta realizada el mes pasado por el medio británico Financial Times, en asociación con la Iniciativa sobre Mercados Globales de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, arrojó que casi el 70 % de 49 principales economistas académicos cree que la economía estadounidense entrará en recesión el próximo año. En específico, casi el 40 % proyecta que se declarará en el primer o segundo trimestre y un tercio que se retrasará hasta la segunda mitad de 2023.

Las proyecciones son que la economía dominicana crecerá 5 % en este 2022. Pero, en los actuales tiempos de alzas en los precios de la canasta familiar, subidas de la política monetaria por el Banco Central, retrasos en la cadena de suministros..., ¿está el país en riesgo de una recesión? Diario Libre lo preguntó a cuatro economistas, quienes expusieron su parecer.

Guillermo Caram, exgobernador del Banco Central

No temo recesión. La economía dominicana tiene una enorme capacidad de respuesta, incluso por encima de las malas políticas económicas de  gobiernos. 

En los 56 años consecutivos de vida democrática -que precisamente se reinició en las elecciones del primero de junio de 1966 en la que resultó electo Joaquín Balaguer-, la economía dominicana ha crecido, salvo contados años por coyunturas específicas como la sequía en 1967 hasta la crisis hipotecaria financiera del 2008. Siete presidentes hemos tenido y la economía ha seguido creciendo.

Lo que debemos temer es a la falta de producción nacional que se traduce en demanda importada, por la baja prioridad otorgada a actividades económicas productoras de bienes primarios para satisfacer necesidades fundamentales como la agricultura. Y a la inflación importada que esto acarrearía (...)

Se necesita una cruzada nacional para aumentar la producción. No basta desarrollar los proyectos específicos focalizados que las autoridades han anunciado para implementar la declaración presidencial de sembrar hasta los callejones (...)

Se necesita modificar la política de subsidios para subsidiar a productores en lugar de consumidores, mediante, por ejemplo, que el Estado asuma el incremento de la tasa de interés que se está produciendo como consecuencia de políticas monetarias para contener la inflación.

Isidoro Santana, exministro de Economía

En principio, lo que se aprecia en todas partes es una reducción de las proyecciones de crecimiento, y todavía este año no se anticipa recesión, excepto en Rusia y Ucrania. Pero la crisis está dando duro, principalmente a los países de Europa, en particular Alemania, que es el más importante y, dependiendo de cómo siga el conflicto, es previsible que en el 2023 toda Europa entre en recesión

En los países de América, por lo pronto el mayor problema es el de la inflación, y como muchos son exportadores de combustibles y alimentos, los altos precios más que dañarlos les beneficia. Eso no aplica a la República Dominicana, que es un gran importador de combustibles y algunos cereales, los cuales son insumos primordiales para la producción de pollos, huevos, carne y leche, de modo que nada de esto nos beneficia.

Los incrementos en las tasas de interés van a comenzar a impactarnos, pero no mucho este año, debido a que ya el gobierno había colocado los bonos que necesitaba para financiar el presupuesto de este año. 

Y las mayores tasas de interés en el mercado interno van a aminorar el crecimiento, afectando mucho al sector construcción que es el más sensible, debido al componente tan alto de los intereses en la cuota mensual para las familias que tienen deudas hipotecarias o piensan comprar una casa. De todas formas, todavía las proyecciones oficiales no apuntan a recesión.

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Odalis Marte, subsecretario ejecutivo del Consejo Monetario Centroamericano

Según la información disponible, la economía mundial continúa creciendo, solo que a un ritmo desacelerado. En efecto, la economía mundial crecería en torno a 3.6 % en 2022, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. 

Para República Dominicana, ese organismo estima que nuestra economía crecerá en 5.5 %, lo que es consistente con los pronósticos oficiales de alrededor de 5 % para este año.

Aunque el entorno internacional relevante para la economía dominicana se ha tornado más complejo que en los años previos a 2019, el país cuenta con una serie de ventajas que hacen su economía más resiliente: estabilidad macroeconómica, credibilidad en la política económica, estabilidad política, un sector privado dinámico dispuesto a invertir en nuevos negocios, apertura a la inversión extranjera, entre otros.

En el contexto de la economía mundial, la situación actual mejoraría, ya sea porque la economía se adapte para producir con menor uso de combustibles fósiles y se encuentren alternativas de suministros más confiables de bienes de consumo final y de insumos industriales en las cadenas internacionales de suministros. Una resolución relativamente pacífica de la guerra de Rusia contra Ucrania contribuiría a estabilizar y mejorar la situación actual, pero eso es impredecible.

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Henri Hebrard, analista económico y consultor

Tradicionalmente, en los países desarrollados se habla de recesión cuando se ha producido una caída de la economía (medida a través del PIB) por dos trimestres consecutivos. Ahora bien, en el caso de la República Dominicana creo importante señalar que me parece más apropiado hablar de recesión si la economía no crece lo suficiente como para absorber los nuevos entrantes al mercado laboral; en otras palabras, se pudiera hasta hablar de “crecimiento recesivo”. 

En República Dominicana se observa que, en promedio, la cantidad de empleos crece a un ritmo más o menos equivalente a la mitad del crecimiento de la economía; en otras palabras, si la economía crece un 6 %, el empleo crece en un 3 %. De ahí que se deduce que se necesita un crecimiento no menor al 4 % del PIB para poder dar empleos al 2 % que crece anualmente la población buscando trabajos. Esto quiere decir que, en el caso dominicano, crecer por debajo del 4 %, al provocar un incremento del desempleo, equivale a tener un crecimiento recesivo. A corto plazo, esto queda descartado, salvo si continúa desacelerando rápidamente la economía estadounidense.

El mayor riesgo en el caso de Estados Unidos es la subida de las tasas de interés (que ya inició la Reserva Federal), y por estos incrementos de tasa acaba de revisar muy seriamente a la baja sus expectativas de crecimiento para Esados Unidos a tan solo +1.7 % del PIB en 2022. Se considera que por cada punto que se frena la economía estadounidense, el PIB dominicano se contrae en torno a 1.70 % del PIB.

Hasta el momento no hay proyecciones oficiales para una recesión, ni en los Estados Unidos y mucho menos para la República Dominicana. Estimamos que, con el incremento de la tasa de política monetaria de 6.50 % a 7.25 % (su mayor nivel desde enero 2009), el PIB de República Dominicana pudiera cerrar con un crecimiento en torno al 4.7 %, y eventualmente algo menor en 2023 (ligeramente arriba del 4.0 %).

Jefa de Redacción de Diario Libre. Anteriormente, editora de Economía desde 2021. Se ha especializado en periodismo de investigación, multimedia y de datos, y ha sido docente de periodismo. Ganadora de una Mención Honorífica en el Premio a la Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), entre otros reconocimientos.