Las víctimas estadounidenses de las tarifas de Trump
ARKADELPHIA. Una empresa china anunció hace dos años que invertiría mil millones de dólares y contrataría a cientos de empleados en una papelera a construirse en las afueras de esta localidad rural, una iniciativa muy bienvenida, que impulsaría la economía regional.
El optimismo en torno al proyecto conocido como Sun Paper, no obstante, ha dado paso a inquietud desde que el gobierno de Donald Trump comenzó a imponer tarifas a las importaciones de China, generando una disputa comercial que sigue vigente.
La perspectiva de una posible guerra comercial ha demorado el proyecto e impulsado al gobernador del estado a enviar a su principal colaborador en materia comercial a China para que asegure a los chinos que todo está en orden. También hizo que otras firmas chinas que consideraban invertir en Arkansas se replanteen sus objetivos.
“Es como una nube negra que se cierne sobre el futuro del proyecto”, declaró Stephen Bell, presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio del Área de Arkadelphia. “En estos momentos, las nubes están en el horizonte. Pero nadie sabe hacia dónde vamos con el comercio”.
La incertidumbre en Arkansas, donde la población apoyó abrumadoramente a Trump en las elecciones presidenciales del 2016, refleja la aprensión que reina en los estados en torno a una posible guerra comercial y sus esfuerzos por comunicarse directamente con las firmas chinas.
Esas empresas invirtieron 29,000 millones de dólares en Estados Unidos el año pasado, casi todos en fusiones y adquisiciones, según la firma investigadora Rhodium Group. Si bien las inversiones bajaron respecto a los 46,000 millones de dólares del 2016, cifra récord, siguen siendo vitales para las economías locales.
La disputa comercial de Trump afecta a estados y comunidades de dos formas: Reduce las inversiones directas y las tarifas de represalia impuestas por otros países hacen que resulte más difícil para los agricultores y fabricantes locales vender en el exterior.
Líderes políticos de ambos partidos se oponen a las tarifas. Los gobernadores de Nevada, Colorado, Massachusetts y Carolina del Norte, por ejemplo, criticaron las tarifas a componentes a ser usados en la energía solar, diciendo que les van a costar decenas de miles de empleos. Trump de todos modos impuso esas tarifas.
Se calcula que las tarifas impuestas a China agregarán otros 150 millones de dólares a los 1,800 millones pautados para la papelera Sun Paper, lo que hizo que los chinos dejasen en suspenso sus planes.
Las autoridades estatales y municipales han estado tratando de dar garantías a Sun Paper. El gobernador Asa Hutchinson, quien es republicano, dice que el gobierno de Trump le aseguró que van a darle una exención a los chinos en este proyecto.
El gobernador afirma que, incluso si el proyecto se concreta, “es obvio que con toda esta incertidumbre, las empresas dudan en invertir en proyectos nuevos. Tanto los empresarios estadounidenses como los inversionistas chinos”.
La papelera produciría la capa de papel que va adentro de las cajas de cartón.
Una universidad estatal y un colegio bautista son el principal motor económico de esta comunidad de 11,000 residentes que todavía se recupera de un devastador tornado que destruyó buena parte del centro hace 20 años.
El desempleo, no obstante, está por encima del promedio del estado y mucha gente se ha ido de la ciudad. Los residentes aprobaron un aumento de 50 centavos en los impuestos a las ventas para reunir dinero para atraer inversiones, y la medida pareció rendir dividendos cuando se anunció la instalación de Sun Paper.
Las autoridades esperan que la empresa contrate 2,000 personas en la fase de construcción y otras 1,000 cuando la fábrica empiece a operar.
Quienes apoyan la papelera dicen que es el tipo de iniciativa que Trump debería promover, en la que una empresa extranjera invierte en Estados Unidos y crea cientos de empleos para estadounidenses.
La papelera es uno de varios acuerdos firmados por Arkansas para sacar adelante proyectos financiados por los chinos. Pero esas iniciativas están ahora en el aire.
“Quienes pensaban invertir en Estados Unidos dicen ahora ‘bueno, estamos interesados, pero tenemos que esperar a ver qué pasa con todo esto antes de seguir adelante’”, manifestó Mike Preston, director de la comisión de desarrollo económico del estado.