FMI sí, déficit no

Los bancos centrales son enemigos naturales de los déficits fiscales, pues éstos auguran presiones inflacionarias, depreciación cambiaria e inestabilidad económica, dificultan el cumplimiento de las metas monetarias y obligan a esos bancos a tomar decisiones para compensar sus efectos.

Esto último ha sido evidente en la República Dominicana, donde el Banco Central ha tenido que subir y bajar las tasas de interés de referencia con un grado de variación mayor que el que probablemente hubiese deseado.

Como adversario natural de los déficits, nada le gustaría más al BC que el déficit actual desapareciera, pero sabe que no se va a cerrar de la noche a la mañana. A lo que aspira es a que se reduzca. De ahí su apoyo a la reforma tributaria y su interés de que se llegue a un acuerdo con el FMI.

Lo del FMI es importante para el BC. Ha sido su aliado tradicional para moderar las tendencias de gasto que los gobiernos suelen exhibir. Aún con su nueva actitud más inclinada a fomentar la expansión, el FMI distingue entre lo que recomienda a países desarrollados con monedas de uso internacional, y lo que receta a naciones como la nuestra, siendo en estos últimos casos mucho más proclive a medidas de austeridad.

El discurso del Gobernador en ocasión del 65avo cumpleaños del BC refleja sus objetivos. Aparte de revelar datos alentadores, anunció con satisfacción la llegada de una misión consultiva del FMI el próximo 5 de noviembre, la cual puede aprovecharse para dar inicio a la negociación de un nuevo Stand-by. Señaló que con la reforma tributaria, la cual calificó de integral, y otras medidas adecuadas, el déficit podría ser superado en dos o tres años. Y, más significativo todavía, dejó caer que favorece una "regla fiscal" que evite futuros "desvíos en la ejecución presupuestaria", lo que probablemente significa establecer límites legales que impidan que lo que sucedió este año vuelva a repetirse.