Superintendencia de Bancos aboga por más inclusión financiera de mayores de 65 años
Estudio recopila barreras; la entidad supervisora recomienda adaptar los productos y servicios
La Superintendencia de Bancos (SB) aboga por un mayor acceso al crédito para personas mayores de 65 años, quienes enfrentan desafíos en la banca formal por su edad, bajos ingresos económicos y la carencia de productos especializados.
En un informe sobre la inclusión financiera sostenible, el ente regulador informó que el 34 % de 191 adultos mayores encuestados indicó que su entidad financiera no tomó en cuenta su edad al momento de contratar un producto o servicio.
La autoridad financiera recomendó a los bancos, asociaciones y, entre otras, las corporaciones, adaptar sus servicios y productos en virtud de atender las necesidades únicas de los adultos mayores, con canales de servicios más amigables.
De hecho, el informe de la Superintendencia señala que es una responsabilidad del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape) diseñar las políticas nacionales a favor del adulto mayor.
El Conape se creó bajo la Ley 352-98 del 1998, con un reglamento que busca sentar las bases institucionales y establecer procedimientos de protección integral a los adultos mayores. “El Conape también tiene la responsabilidad de orientar a las entidades autorizadas a servir al adulto mayor en la aplicación de las políticas del sector”, observa la SB.
Las dificultades aumentan
Dentro de los factores de riesgos identificados, la SB detalla que mayores de 65 años dependen más de ingresos fijos como las pensiones, con una vida útil más corta.
Otro elemento que incide es si la persona no mantuvo un historial de crédito sólido a lo largo de su vida. También, señala que tienen menos activos que puedan utilizar como garantía para préstamos.
Aunque la Superintendencia reconoce como algo común que los envejecientes tengan más dificultades para acceder a créditos, reconoce que es un nicho de población esencial en la dinámica económica.
“A medida que la sociedad envejece, comprender y abordar las necesidades financieras de las personas mayores se convierte en una prioridad”, subraya el informe estadístico.
Indicadores de crédito
Al analizar la oferta y demanda, se evidenció que tanto la cantidad de deudores como la de créditos aprobados decrece a lo largo de los años para los más adultos.
Para el 2019, del total de los préstamos de consumo, el 10 % fue para dicha población vulnerable y fue disminuyendo hasta colocarse en 6.8 % al cierre del 2023. De lo adeudado el pasado año, apenas el 8 % se prestó a los más adultos.
De los créditos comerciales, los mayores tuvieron una participación porcentual de 13 % en 2019 y bajó hasta un 8 % en el pasado 2023.
Mientras que la data sobre tarjetas de crédito señala que en 2019 los mayores de 65 años representaron el 11 %, para luego bajar a un 8 % en el 2023
La única variable que registró mejoría fue la cartera hipotecaria, cuyo porcentaje en la cantidad de créditos con garantía pasó de 6.1 % en 2019 a 10 % en 2023.
Pero los valores otorgados disminuyeron de 10 % a 6 %, entre un año y otro.
No se adaptan a la digitalización
Además de la poca adopción que tienen las personas envejecientes de los canales digitales, se observa cómo aún quienes lo utilizan, consideran que su uso no es sencillo, y en un poco más de la mitad de los casos han necesitado ayuda al momento de utilizar los canales digitales para realizar transacciones bancarias.
- El 74 % de los adultos mayores considera que la página web es fácil de usar al momento de consultar información de la entidad.
- Los usuarios y usuarias envejecientes indicaron que en un 42 % se sentían seguros al utilizar los canales digitales como banca en línea y aplicación móvil.
- El 30 % indicó estar inseguro; de estos predominan las mujeres en un 34 % y un 26 % los hombres.
Parte de las conclusiones del ente regulador
Las personas envejecientes enfrentan desafíos significativos en el acceso a productos y servicios financieros debido a su edad.
Estas limitaciones, junto con primas más altas en seguros y requisitos más estrictos, contribuyen a la exclusión financiera de esta población. La brecha digital y el desconocimiento sobre los productos específicos para mayores de 65 años también presentan barreras significativas.
Sumado a lo anterior, las PE son una población que además tiene menor nivel educativo, lo que en muchas ocasiones les dificulta el acceso a los canales digitales, ya que la tecnología no les significa un manejo fácil.
Además, por su edad, en un alto porcentaje ya están pensionados y su único ingreso es el monto que reciben de manera mensual por concepto de pensión y en el caso de trabajar, según lo que ellos mismos declaran, sus ingresos no superan los 15,000 pesos.
Por lo anterior, la inclusión de este grupo etario de la sociedad se ha visto
cada vez más limitada, ya que se les ponen más obstáculos al momento de solicitar productos bancarios y ellos mismos son conscientes de que esto está relacionado con su edad.
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