La vez que se imprimieron billetes dominicanos que valían solo centavos
Tras el ajusticiamiento de Trujillo corrió el rumor de que su familia se llevó del país metales preciosos y la gente acaparó las monedas
La inestabilidad política que generó el ajusticiamiento del dictador Rafael Trujillo el 30 de mayo de 1961, repercutió en la economía dominicana al grado que la población comenzó a acaparar las monedas de plata de la época, lo que provocó una escasez de circulante. En consecuencia, las autoridades adoptaron una medida de emergencia: imprimir por primera vez billetes que valieran centavos.
Tras la muerte de Trujillo circuló el rumor de que la familia del dictador y sus allegados se llevaron del país los metales preciosos, particularmente el oro que servía de respaldo monetario, con lo cual los billetes de banco quedaban desprotegidos; a diferencia de las monedas metálicas que tenían su valor intrínseco, especialmente las de 10, 25 y 50 centavos. Esto provocó que la gente acaparara las monedas, narra Sinthia Machado, subdirectora del Museo Numismático y Filatélico del Banco Central, en un libro sobre coleccionismo y billetes dominicanos.
Para subsanar el panorama económico, en el último tramo de 1961, el Poder Ejecutivo, encabezado por el presidente Joaquín Balaguer, aprobó una única resolución de la Junta Monetaria y ordenó mediante decreto la fabricación de billetes fraccionarios o monedas de papel, de las denominaciones de 10, 25 y 50 centavos. Se hicieron dos emisiones que sumaron 9.4 millones de billetes valorados en su conjunto en 2.5 millones de pesos.
La primera emisión de esos billetes de moneda se fabricó en el mismo Banco Central de la República Dominicana, en 1961, y se autorizó mediante el decreto 7238 del 3 de noviembre de ese año.
Para esa primera vez se emitieron 2.2 millones de billetes por un monto global de 500,000 pesos. Se distribuyeron en 400,000 billetes de 50 centavos, 800,000 de 25 centavos y 1 millón de 10 centavos.
La segunda vez que se emitieron estos billetes fraccionados, la impresión estuvo a cargo de la casa American Bank Note Company, de Estados Unidos, y se autorizó mediante el decreto 7378 del 7 de diciembre de 1961. Fueron mucho más: 7.2 millones de billetes, por un valor global de 2 millones de pesos.
Para los de esta serie se varió el color de la impresión y la calidad del papel, y desaparecieron símbolos del régimen trujillista. Se distribuyeron en 2 millones de 50 centavos, 3.2 millones de 25 centavos y 2 millones de 10 centavos. Se pusieron a circular en enero de 1962.
Los billetes de 10 centavos tenían impresa la fachada de Banco de Reservas, los de 25 centavos la del Banco Central y los de 50 centavos la del Palacio Nacional.
A continuación podrá ver imágenes de muestra de dichos billetes:
Ya "no son centavos" entre los coleccionistas
Los precios varían de acuerdo a las condiciones de las piezas.
Los emitidos por American Bank Note Company
En uno de los Considerando del decreto 7238, la administración de Balaguer consideró que las medidas tomadas por el Gobierno para promover un aumento de divisas, “unidas a su solvencia moral y material”, demostraban que no había motivo de índole financiero o económico que justificara el acaparamiento de las monedas metálicas fraccionarias entre la población. Atribuyó a que se hacía solo con fines especulativos o como “maniobra puramente política”.
“Procede poner fin a esa situación mediante la emisión con carácter provisional de billetes de banco fraccionarios, que no aumentará la emisión monetaria, toda vez que los mismos serán canjeados por billetes ya emitidos, y que serán retirados, además, tan pronto como hayan cesado esas maniobras ilícitas”, dijo el Poder Ejecutivo en el decreto.
La primera emisión de esos billetes fraccionarios tenía la firma de Manuel V. Ramos y José Manuel Machado, como gobernador del Banco Central y secretario de Estado de Finanzas (hoy el cargo es ministro de Hacienda), respectivamente.
Los de la segunda emisión fueron firmados por Silvestre Alba de Moya y Machado, como gobernador del Banco Central y secretario de Estado de Finanzas, respectivamente.
La escritora Machado indica en su libro que los billetes fraccionarios impresos por el Banco Central fueron retirados de circulación legal mediante un decreto del 18 de febrero de 1996, en el que se concedía 90 días a partir de esa fecha para que los interesados pudieran canjearlos por billetes de circulación legal, directamente en el Banco Central o a través de bancos comerciales en el país.
Transcurrido ese plazo, no podrían ser canjeados por billetes de circulación legal ni por monedas metálicas, y dejaron de tener fuerza liberatoria.
La Decimoquinta Resolución de la Junta Monetaria del 20 de octubre de 1995 autorizó la inhabilitación total de las hojas de billetes sin terminar, sobrantes de la emisión de monedas fraccionarias de papel, fabricadas por el Banco Central de la República Dominicana, mediante la impresión en ambos lados de cada uno de los billetes, de la leyenda "Muestra sin valor", como una condición para poder ser comercializados en el mercado numismático. Las muestras se agotaron y ya no están disponibles para el público en el Banco Central.
Desde la institución se informó que, en el ámbito del coleccionismo, los precios de las piezas varían de acuerdo a sus condiciones, pero, en sentido general, los emitidos por el Banco Central, si están en buen estado, pueden valer entre 250 y 300 dólares, y entre 100 y 150 dólares los emitidos por American Bank Note Company.
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