Cuba se prepara para una vida sin Castro

La transición surge en un momento delicado para la isla

La gente espera cambios en Cuba.

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Niuris Higueras parece estar desanimada conforme sube por la escalera de hierro forjado a Atelier, un restaurante de 50 asientos que cuenta con elegantes cuartos con paneles de madera y una amplia terraza con vistas panorámicas de la ciudad de La Habana. Parece que le va bien a su negocio.

Afuera, La Habana está bañada por la luz color mandarina del atardecer. En el interior, hay un zumbido feliz de turistas y el alegre tintineo de vasos. Sin embargo, la Sra. Higueras está preocupada. Al igual que la mayoría de los nuevos empresarios en el incipiente sector privado de Cuba —y de hecho la mayoría de los cubanos— ella está nerviosa. “Las cosas cambiarán para mejor, porque así tiene que ser”, dice con fatalismo la chef de 47 años de edad.

La Sra. Higueras tiene muchas razones para preocuparse. El 19 de abril, Raúl Castro, de 86 años de edad, renunciará como presidente y es probable que sea reemplazado por Miguel Díaz-Canel, el vicepresidente de Cuba de 57 años de edad. Es la primera vez en casi 60 años que un Castro no ocupará el cargo, y aunque la presidencia es un rol en gran medida simbólico, el cambio de poder llega en un momento delicado para la isla comunista.

La economía de estilo soviético de Cuba, azotada por los huracanes y afectada por la reducción de la ayuda proveniente de Venezuela, está en un estado deplorable. Aparentemente, el Estado ha tomado medidas enérgicas de nuevo en contra de las empresas privadas. Y la alguna vez incipiente relación positiva con su archienemigo EEUU, se deterioró después de que Donald Trump, el presidente estadounidense, revirtió parcialmente la distensión iniciada por su predecesor.

Alrededor de 1 millón de visitantes estadounidenses, más de la mitad de ellos cubanoamericanos, viajaron a la isla el año pasado, gastando aproximadamente US$650 millones, según el Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, una consultora. Pero las restricciones más estrictas para los viajes a Cuba desde EEUU han reducido drásticamente el número de visitantes. El total de visitas turísticas en 2017 fue de 4.7 millones.

“Ha sido brutal”, dice la Sra. Higueras. “Los estadounidenses solían visitar restaurantes privados, alquilar casas privadas, usar transporte privado. Pero ahora la cadena de suministro se ha roto. El impacto ha sido muy fuerte”.

Una misteriosa serie de ataques sónicos que afectaron al menos a 24 diplomáticos estadounidenses y sus familias en La Habana, ha socavado aún más el turismo. El aviso actual del Departamento de Estado recomienda que los visitantes “reconsideren viajar a Cuba debido a ataques de salud”. Los coches restaurados de la década de 1950 que solían llevar a los visitantes de EEUU de paseo ahora están inactivos. Los cubanos que alquilan sus casas a través de servicios como Airbnb han reportado que han declinado las reservaciones y los precios.

“Es lógico: si abres una página web, por ejemplo, de TripAdvisor en EEUU y buscas Cuba, obtienes un mensaje de advertencia. Obviamente, eso tiene un impacto negativo en los visitantes estadounidenses”, dice Leire Fernández, cofundadora de Clandestina, un negocio de gráficos y camisetas en La Habana. “Hemos experimentado una caída de 30 a 40 por ciento en las ventas. Ha sido lo mismo para todos”.

Pero el sector privado de Cuba, que casi se ha cuadruplicado y representa cerca de 600,000 empleos o una octava parte de la fuerza de trabajo desde que el Sr. Castro introdujo las reformas hace ocho años, no sólo ha sido dañado por las medidas de EEUU. El Estado cubano también parece estar tomando medidas drásticas.

Varias licencias comerciales han sido revocadas como parte de un proceso de “rectificación”, la más notable siendo la de Starbien, un restaurante propiedad del hijo de un ex ministro del Interior. Hay rumores de que el gobierno seguirá revocando aún más licencias.

Pero la mayor incógnita es qué va a suceder a partir del 19 de abril, cuando el Sr. Castro se retire de la presidencia. La mayoría de los cubanos simplemente se encogen de hombros cuando les preguntas sobre su significado, ya que es un asunto político fuera de su alcance. Están más preocupados por sobrevivir día a día.

Pero un vídeo filtrado mostrando al Sr. Díaz-Canel tomando una línea dura tradicional en una reunión privada de miembros del Partido Comunista ha alterado los nervios de muchos cubanos.

El Sr. Díaz-Canel es un funcionario del partido de las provincias y se sabe poco de lo que él cree, o incluso si finalmente será elegido como sucesor. Los cubanos ‘votarán’ por una lista ‘pre-ratificada’ de candidatos para la Asamblea Nacional el 11 de marzo, que luego ratificará formalmente al sucesor del Sr. Castro en abril. Se espera que el Sr. Castro permanezca como jefe del Partido Comunista y de las fuerzas armadas cuando deje el cargo.

“Espero que el nuevo presidente sea una persona joven, que comprenda los cambios sociales que están ocurriendo en el mundo”, dice Marta Deus, cofundadora de Deus Accountants, que brinda servicios de contabilidad a los trabajadores independientes.

De hecho, el acceso a Internet en Cuba continúa creciendo. Además, algunos codificadores privados incluso han sido contratados para diseñar sitios web en español por clientes en el extranjero a medida que se ha ampliado el ancho de banda. “Es un trabajo que hubiera sido técnicamente imposible hace dos años”, dice uno de los codificadores que pidió permanecer en el anonimato.

Pero esas oportunidades están fuera del alcance de la mayoría. Después de seis décadas de lucha, hay una sensación generalizada de resignación, mezclada con débiles esperanzas de cambio a medida que la llamada generación histórica de ancianos líderes cubanos se hace a un lado.

“Ser cubano es como ser Sísifo”, dice Esther Cardoso, una actriz importante, que alquila su casa para ganar lo suficiente para pagar sus cuentas. “Empujas una piedra enorme a la cima de la colina, y todas las noches vuelve a caer. Éste no es un momento para los sueños, sino un momento para ganar dinero y sobrevivir. En eso se ha convertido Cuba. Es triste”.