Eficiencia y receptividad

El presidente Medina, a menos de una semana de su toma de posesión, ha enviado una señal clara de que intenta que su gestión administrativa sea caracterizada por la eficiencia y la receptividad.

La designación de once comisiones de trabajo para evaluar y hacer recomendaciones en un plazo limitado respecto de diversos asuntos, indica el propósito del presidente de iniciar de inmediato, con su participación activa, la introducción de cambios en el país.

Medina de seguro está consciente de que las comisiones gubernamentales no tienen en la República Dominicana un buen historial, pues muchas veces se han creado con el fin de posponer decisiones, desviar presiones y escapar de situaciones políticamente embarazosas, sin que produzcan soluciones concretas. En este caso pueden tener un final diferente, si el presidente les requiere resultados y se involucra en el seguimiento de sus conclusiones. La eficiencia de la nueva administración será puesta a prueba por esa vía.

El otro aspecto de las primeras medidas, referente a la austeridad y a la ética de los funcionarios, ha sido, como es lógico, el que más impacto ha tenido en la opinión pública. Y ése ha sido posiblemente su objetivo.

Al restringir gastos de diferentes tipos, desde fiestas y remodelaciones a regalos y vehículos, el presidente dio una muestra de receptividad, pues desde hace tiempo diversos sectores venían reclamando que se hiciera precisamente eso. Al acoger sus reclamos, el presidente se coloca del lado de esas mayorías, compartiendo la percepción general de que la situación de las finanzas públicas, y las necesidades insatisfechas de la población, no son compatibles con los niveles de algunos gastos en que el gobierno estaba incurriendo.

Evidentemente, esas medidas de austeridad no serán suficientes para cerrar el déficit fiscal. Cubrirán sólo una porción de la brecha. Pero fijan el rumbo para lo que vendrá después.