Crisis económica ralentiza despegue del sector inmobiliario en Puerto Rico
Más de 6.500 viviendas nuevas permanecían sin venderse en 2012
SAN JUAN. La crisis económica que sufre Puerto Rico desde hace cerca de ocho años está ralentizando el despegue del sector inmobiliario, según el vicepresidente del Comité de Bienes Raíces de la Cámara de Comercio de la isla caribeña, Carlos Xavier Vélez.
El directivo de la patronal puertorriqueña señaló hoy que para que el sector de la construcción crezca es necesario que aumenten las contrataciones y se consiga estabilidad económica, en un momento en el que el desempleo ronda el 14 %.
La crisis económica provocó una caída abrupta en la venta de viviendas nuevas, pasando de 13.419 ventas en 2006 a 3.500 en 2012, según los últimos datos disponibles publicados por la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico.
Más de 6.500 viviendas nuevas permanecían además sin venderse en 2012, de las que el 68 % se comercializaban a menos de 200.000 dólares.
"Los bienes raíces -inmuebles- reaccionan más tarde que la economía", asegura Vélez al explicar que para que se vean avances en el sector inmobiliario habrá que esperar a que la economía mejore durante un tiempo.
A finales de 2006 comenzaron a darse en Puerto Rico los primeros síntomas de recesión, aunque el sector inmobiliario no sufrió de forma directa la caída del mercado hasta un par de años después.
Un factor que está afectando al mercado inmobiliario de Puerto Rico es el progresivo envejecimiento de su población, lo que condiciona la venta de viviendas ya construidas que fueron concebidas para un público joven.
Durante los últimos años se han construido muchas viviendas de dos alturas que no son las más adecuadas para una población mayor.
Al mismo tiempo, hay una generación de nacidos entre 1982 y 1995, formada por cerca de 900.000 jóvenes, que tiene unas necesidades de vivienda diferentes a las de la anterior, ya que prefiere vivir en el centro de la ciudad para evitar los largos desplazamientos diarios y que además demanda un tamaño mucho más reducido que el de la típica familia con hijos de hace unos años.
Vélez sostiene que el Gobierno de Puerto Rico debería hacer un esfuerzo por atraer a la isla caribeña a algunos de los miembros de de esa generación de EE.UU., que según dijo suman cerca de 80 millones de personas.
En ese grupo es normal la movilidad geográfica y, en su opinión, si se consiguiera atraer aunque fuera un pequeño porcentaje con el reclamo del sol y playa se conseguiría dar un empujón a la economía local.
Por ello defiende que es necesario poner en el mercado "microviviendas" que se ajusten a las nuevas necesidades de la población.
Afirma también que no sólo hay que atraer residentes, sino también inversores de cualquier parte del mundo, tal y como ha logrado hacer Miami con los de Brasil.
Otro problema del sector inmobiliario de la isla es el de quienes no pueden pagar sus hipotecas por haber perdido sus empleos, lo que les obligará a vender y adquirir otras de tamaño más reducido o recurrir al alquiler.
La coyuntura actual dificulta que se cumpla con la necesidad colocar en el mercado 20.000 nuevas viviendas al año, según cálculos de la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico.
El directivo de la patronal puertorriqueña señaló hoy que para que el sector de la construcción crezca es necesario que aumenten las contrataciones y se consiga estabilidad económica, en un momento en el que el desempleo ronda el 14 %.
La crisis económica provocó una caída abrupta en la venta de viviendas nuevas, pasando de 13.419 ventas en 2006 a 3.500 en 2012, según los últimos datos disponibles publicados por la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico.
Más de 6.500 viviendas nuevas permanecían además sin venderse en 2012, de las que el 68 % se comercializaban a menos de 200.000 dólares.
"Los bienes raíces -inmuebles- reaccionan más tarde que la economía", asegura Vélez al explicar que para que se vean avances en el sector inmobiliario habrá que esperar a que la economía mejore durante un tiempo.
A finales de 2006 comenzaron a darse en Puerto Rico los primeros síntomas de recesión, aunque el sector inmobiliario no sufrió de forma directa la caída del mercado hasta un par de años después.
Un factor que está afectando al mercado inmobiliario de Puerto Rico es el progresivo envejecimiento de su población, lo que condiciona la venta de viviendas ya construidas que fueron concebidas para un público joven.
Durante los últimos años se han construido muchas viviendas de dos alturas que no son las más adecuadas para una población mayor.
Al mismo tiempo, hay una generación de nacidos entre 1982 y 1995, formada por cerca de 900.000 jóvenes, que tiene unas necesidades de vivienda diferentes a las de la anterior, ya que prefiere vivir en el centro de la ciudad para evitar los largos desplazamientos diarios y que además demanda un tamaño mucho más reducido que el de la típica familia con hijos de hace unos años.
Vélez sostiene que el Gobierno de Puerto Rico debería hacer un esfuerzo por atraer a la isla caribeña a algunos de los miembros de de esa generación de EE.UU., que según dijo suman cerca de 80 millones de personas.
En ese grupo es normal la movilidad geográfica y, en su opinión, si se consiguiera atraer aunque fuera un pequeño porcentaje con el reclamo del sol y playa se conseguiría dar un empujón a la economía local.
Por ello defiende que es necesario poner en el mercado "microviviendas" que se ajusten a las nuevas necesidades de la población.
Afirma también que no sólo hay que atraer residentes, sino también inversores de cualquier parte del mundo, tal y como ha logrado hacer Miami con los de Brasil.
Otro problema del sector inmobiliario de la isla es el de quienes no pueden pagar sus hipotecas por haber perdido sus empleos, lo que les obligará a vender y adquirir otras de tamaño más reducido o recurrir al alquiler.
La coyuntura actual dificulta que se cumpla con la necesidad colocar en el mercado 20.000 nuevas viviendas al año, según cálculos de la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico.
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