Beneficios económicos de vivir de forma amigable con el medioambiente

Muchos ignoran la importancia de implementar un estilo de vida amigable con el medioambiente, ya sea porque carecen de conciencia ambiental o se acercan al tema con pesimismo. Y es que las acciones individuales sin políticas públicas que las respalden tienen poco impacto en el corto plazo.

Sin embargo, repensar nuestros hábitos con este enfoque nos sensibiliza sobre un tema de importancia ciudadana e impacta positivamente en nuestra salud financiera.

Estos son los principales beneficios

Ahorro a largo plazo: La adopción de prácticas sostenibles nos llevará, de manera progresiva, a reducir nuestro consumo, por lo que necesitaremos menos dinero para satisfacer nuestras necesidades esenciales a largo plazo. Esto requiere una administración inteligente de nuestros recursos a mano, lo que evitará que despilfarremos recursos en bienes perecederos o de mala calidad.

• Con el agua, puedes racionalizar la cantidad que utilizas diariamente para lavar o fregar los platos. Existen algunas estrategias para reutilizar el agua. Un ejemplo de esto puede ser utilizar el agua de lavar para limpiar, o reciclar el agua que ya lleva mucho tiempo almacenada para regar las plantas.

• Para la electricidad, desconecta los aparatos cuando termines de usarlos, como un ventilador, el televisor o el cargador del celular. Esta medida ayuda a preservar la vida útil de la batería de los equipos. Antes de comprar un dispositivo, asegúrate que sea de bajo consumo. Tu factura de fin de mes te lo agradecerá.

• ¿Sabías que cada clic en internet deja su huella de carbono? Según Greenpeace, cada búsqueda en línea que realizas en internet libera al ambiente 0.2 gramos de dióxido de carbono, y Cumulus Media estima que se generan 3.7 millones de búsquedas en Google por minuto. Activar el modo de ahorro de datos y establecer un límite diario o semanal, descargar contenidos para evitar usar datos o borrar las aplicaciones que no uses no sólo contribuyen a reducir este impacto, sino que también mejoran tu tarifa pospago.

Menor dependencia de recursos no renovables: Asumir una vida sostenible requiere el compromiso de disminuir los residuos sólidos que producimos, lo que requerirá la implementación de las ya conocidas tres R: Reutilizar, Reducir y Reciclar. Hacerlo es una manera de administrar nuestros recursos, lo que también se traduce en menos dinero.

• El hábito más común de reutilizar estos materiales en casa es guardar los contenedores de plástico o de cristal para almacenar comida en la despensa, o guardar fundas de plástico o bolsas de cartón en buen estado para sacar la basura o realizar una entrega.

• Reduce las fundas de plástico del supermercado con un bolso para colocar los alimentos en su lugar, que se vende en estas tiendas y son de materiales reciclados, lo que tiene un doble impacto. Las compras a granel también ayudan a llevar menos plástico a casa y son más asequibles que las compras individuales.

• El reciclaje implica la transformación de un producto en otro para darle una nueva vida. Puedes usar objetos de papel o cartón para hacer manualidades con los niños o cortar latas de metal o botellas de plástico para fabricar macetas creativas para el balcón o el patio.

La reducción es una decisión consciente que puedes incorporar poco a poco en tus rutinas, no obstante así con la reutilización de artículos, pues puede que no tengas la necesidad, o el reciclaje, que suele llevar tiempo. En ese caso, investiga un centro de acopio al que puedas donar estos materiales en buen estado.

Aprovechamiento de lo que tenemos a mano: Una vida sostenible requiere aprovechar al máximo los recursos que ya tenemos antes de adquirir otros que generan un impacto en el medioambiente, lo que repercute significativamente en nuestros bolsillos.

• Aunque no lo parezca a simple vista, la organización de los principales espacios en el hogar, como el armario, la despensa o el área de lavado, es una de las principales prácticas de un estilo de vida minimalista. Eliminar el desorden y los objetos que no utilizamos nos permite conocer qué tenemos, evitando adquisiciones materiales innecesarias.

• La anticipación de los desplazamientos nos permite utilizar más el transporte público, cuyo uso es más barato que un taxi y genera menos emisiones que las producidas por cada pasajero en un vehículo privado. Caminar o usar la bicicleta, además de ser gratuitos, nos sirven como ejercicio.

• ¿Has encontrado ropa de marca en tiendas de segunda mano? Esto es más común de lo que crees. Comprar en estos establecimientos genera varios impactos positivos: tu dinero se queda en tu sector o en tu comunidad, puedes conseguir artículos de calidad a un menor precio y reutilizas una prenda que, de lo contrario, iría a la basura.