Ruinas del oasis
Es difícil creer que hace algunos años Haití era más valorado como destino turístico que la República Dominicana
Hoy en día es difícil creer que hace algunos años Haití era más valorado como destino turístico que la República Dominicana. Contribuían a esa preferencia su aura de misterio derivada del vudú y otras tradiciones, su historia de piratas e imperios, su influencia francesa, su topografía y sus ritmos musicales. No menos importantes eran sus lugares de esparcimiento y de contacto con la naturaleza.
No hay que decir que gran parte de ese atractivo se ha desvanecido debido al descuido, la desidia y la violencia.
Al respecto puede citarse la antigua propiedad boscosa perteneciente a Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón, y Charles Leclerc, enviados por el emperador para poner fin a la revuelta de los esclavos que condujo a la independencia del país en 1804. Situada en Puerto Príncipe, fue adquirida por la antropóloga estadounidense Katherine Dunham y utilizada durante años para ofrecer espectáculos de vudú a los turistas. En la década de 1970 ella la arrendó a un hotelero francés quien la convirtió en un lujoso complejo de 35 villas conocido como Habitación Leclerc. En 1985, en medio de la inestabilidad que siguió a la caída de Duvalier, el hotel cerró sus puertas y fue saqueado por una multitud de personas, incluyendo sus propios empleados.
Ante la devastación, Dunham decidió transformar el lugar en un jardín botánico que sirviera de testimonio de la otrora riqueza forestal del país, y de inspiración y apoyo para su eventual recuperación, obteniendo reconocimiento internacional. En 1996, una banda delictiva que se hacía llamar “Ejército Rojo” asaltó la propiedad. Las ruinas de las villas fueron ocupadas por personas sin hogar, y la banda empleó el jardín como escondite y centro de operaciones. La basura se acumuló, y las fuentes y canales de agua quedaron cubiertos de lama. Cerdos, perros, gallinas, ratas y otros animales deambulan por el sitio, la vegetación fue diezmada y los árboles convertidos en carbón. El oasis fue absorbido por la miseria que lo circundaba.
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