Finanzas pyme en tiempos de coronavirus (2 de 2)

No hay claridad entre los más sofisticados analistas sobre cuánto durará la crisis del coronavirus en su forma más destructiva en los mercados financieros y empresariales

Al igual que muchos que leerán esta columna, soy un pequeño empresario. En pocos días, he visto uno de mis proyectos, en momentos ordinarios de muy buena facturación y rentabilidad, debilitarse al punto de desfallecer en un abrir y cerrar de ojos.

Más que como Argentarium, hoy escribo como dominicano y como un aprendiz de empresario más. Ante la incertidumbre, desinformación y volatilidad, de magnitudes épicas e históricas, que hoy enfrentamos, deseo compartir con mis lectores la forma en que estamos trabajando nuestras finanzas en tiempos del Covid-19.

Escribo con mucha humildad, para no decir temor, del que quizás las recomendaciones que ahora pueda hacerles resulten ser o muy optimistas, o muy pesimistas, ante el cambiante contexto económico, tanto a nivel internacional como en el doméstico. Si de algo sirve, sepan que de esta forma es como estoy manejando mis “ventorillos”.

Parto de una idea: Esta crisis pasará. Quizás más tarde, quizás más temprano de lo anticipado, pero pasará. Estoy convencido de ello. La gran pregunta que nos tenemos que hacer es la siguiente: ¿Cómo puedes primero asegurar la supervivencia, y segundo posicionar tu negocio, desde ahora, para cuando llegue el momento de la recuperación?

No hay claridad entre los más sofisticados analistas sobre cuánto durará la crisis del coronavirus en su forma más destructiva en los mercados financieros y empresariales, ni hablar del daño a nuestros sistemas de salud pública.

Quiero pensar, y afirmo esto quizás con demasiado optimismo y fe, que transcurrido los próximos tres a seis meses, habremos pasado lo peor de la batalla y llegará el momento para recuperarnos y recomenzar. Volveremos a nuestro trajín del día a día que, hasta hace poco era, en términos relativos a lo actual, extraordinariamente ordinario y hasta aburrido.

Podría equivocarme, pero ese es mi horizonte actual. ¿Qué podemos hacer ahora?

Primera la gente

Desde hace más de una semana, mis colaboradores están trabajando por la vía remota. El último sacrificio que haré será el de recortar su seguro de salud o su compensación fija, aunque evidentemente que la variable se multiplicará por cero. Prioricemos todas las medidas de sanidad y bienestar de nuestra gente. Ellos no lo olvidarán.

¿Dónde estás parado?

Rápidamente haz un levantamiento de dónde está la empresa a nivel de liquidez, tipo y magnitud de inventario con el que cuentas, recursos que estén “en la calle” y los distintos compromisos con terceros a los que le deberás, en la medida de lo posible, hacer frente.

Proyecta tus 90 días

Como mínimo, trabaja una proyección realista de tus ingresos y el flujo de caja que generan, con base en lo ya facturado y lo que, de forma extraordinariamente conservadora (¡no te auto-engañes!), puedas proyectar que te entrará de aquí al 30 de junio.

Habla con tus socios

Sobre todo con los más importantes clientes, contáctales y reitera lo fundamentales que son para ti. Recuérdales el valor que les estás creando, la relación que han construido y diles que cuentas con ellos en momentos difíciles de la misma forma que ellos cuentan contigo.

Reingeniería de costos

Revisa todos y cada uno de tus costos. Al dedillo. De la A la Z. Aquellos que sean menos fundamentales para tu empresa, habla con tu proveedor para por lo menos entrar en un periodo de “gracia” por 90 días. Si no logras esa negociación, de ser necesario, recorta el gasto. Este es el momento en el que encontrarás la más mínima “grasa” en tus finanzas para extirparlas. Al salir de esto, saldrás empresarialmente mucho más ágil, fortalecido y enfocado.

Cash is King

El efectivo es rey. En tus proyecciones, enfócate más que en el devengo, en tu caja. En tu flujo de efectivo. Todo aquello que razonablemente puedas convertir en efectivo, ¡Hazlo efectivo! Más te convendría descontarle un 10% a tus cuentas por cobrar para recuperar esa liquidez ahora, en vez de tener que recurrir al prestamista al 240% después.

Duras decisiones

Recuerda algo: Nadie está obligado a lo imposible. Lo más probable es que entre tu liquidez actual y la proyectada, te quedarás corto para hacerle frente a todos tus compromisos. Tendrás que priorizar. Da la cara. Conversa. Negocia. Muestra buena fe. Cómo te manejes en esta crisis dirá mucho de cómo te irá después, por la reputación que construirás ahora.

Sobre tus empleados

Ojalá que como intentamos nosotros, tengas como objetivo mantener tu plantilla de empleados contigo. Si todos cancelamos personal, todos nos quedaremos sin clientes. Existen alternativas, entre ellas la suspensión temporal. Explóralas con un abogado laboralista, si entiendes que si no sacrificas a algunos, tendrás que sacrificarlo todo.

Sobre tus préstamos

Mantente al día con tus compromisos financieros. Si evitas la mora ahora, te será más fácil lograr una negociación más efectiva y consensuada con tu banco. Con las facilidades anunciadas por las autoridades, la banca cuenta con mayor flexibilidad para reestructurar tus préstamos, si así fuera necesario, en cuanto a algún período de gracia de capital, extensiones de plazos, mejoras en tasas de interés y otras.

Dale la cara a tu banco y explícale que tienes toda la voluntad de pagar, como lo has demostrado en el pasado, aunque tu capacidad ahora está limitada por el coronavirus. Comparte con tu banquero algunas de las decisiones y sacrificios que has tomado por tu parte y que deberían quedar reflejadas en tus proyecciones financieras.

Tu banco, si es un banco bueno e inteligente, debe apoyarte, pero procura que los nuevos términos que pactes ahora sean razonables y realistas. Y asegúrate de cumplirlos, ¡de la misma forma que la banca tiene que mantenerse honrando a depositantes y ahorristas como tú!

La almohada

No, estos no son momentos para tomar grandes decisiones, sobre todo en cuanto a nuevos financiamientos o la ejecución de algún plan de inversión o adquisición importante. Posterga esto para más adelante, que bien podría ser en pocos meses. La prudencia obliga. Muchas veces, no hay mejor consejera que tu almohada. Consúltala con frecuencia.

Reflexión final

Conversando con la madre de mis hijos, que al igual que este escribidor es también pequeña empresaria, y escuchando mi consejo de que trabajara de forma remota, se despedía por teléfono diciéndome: “Está bien, voy a cerrar la oficina.”

“Cerrar”. Ojalá evitemos utilizar esa palabra. Mejor pensemos en cómo nos vamos a reinventar. En cómo vamos a innovar, utilizando nuevos medios digitales que siempre hemos querido explorar y que ahora, por aquello de que la necesidad es la madre de toda invención, tendremos la oportunidad y la obligación de hacerlo.

El valor que creamos va más allá de un simple espacio físico. El valor está en nosotros, en nuestra creatividad, nuestras relaciones y, sobre todas las cosas, en nuestra gente. Desde donde sea que nos encontremos, no perdamos la esperanza y sepamos, como demasiadas veces he tenido que recordar esta semana, que por calles más oscuras nos hemos perdido en la noche... Y hemos sobrevivido.

¡Ánimo, dominicanos! Dios nos guarde a todos.

“El objetivo principal al manejar retos dinámicos e impredecibles es la resiliencia, o la habilidad de sobrevivir, y hasta de crecer, a pesar de eventos cambiantes y potencialmente adversos.” Martin Reeves et al.“Lead Your Business Through the Coranavirus Crisis” (Febrero, 2019)