Después de la gracia, ¿qué? (1 de 2)

(Ilustración: Luiggy Morales)

Sobrevivimos. Hace exactamente tres meses, pasadas las elecciones municipales que finalmente logramos celebrar, el país, todo el país, entró en estado de emergencia. Toque de queda. Cuarentena. Distanciamiento social.

Casi de la noche a la mañana, nos acuartelamos en nuestros hogares y nos preparamos para el choque de un inesperado huracán llamado COVID-19. Su impacto sobre la economía, la macro y la de nuestros hogares, y en nuestra salud, era impredecible.

Tres meses después, podemos afirmar que sobrevivimos, así trágicamente hayamos perdido, al momento de escribir estas líneas, la vida de más de 633 dominicanos que no podremos reemplazar.

La economía dominicana enfrentó una de las contracciones económicas más fuertes de su historia, solamente comparable con lo vivido durante la gran recesión de la economía de guerra de 1965. El turismo se esfumó. Las remesas dejaron de llegar. Fundamentalmente por estas dos razones, el peso dominicano experimentó su mayor devaluación interanual desde la crisis bancaria del periodo 2003-2004.

La actividad económica colapsó y cientos de miles de dominicanos vieron sus contratos laborales puestos en suspenso o simplemente rescindidos. Muchos analistas nos preguntamos, aunque quizás no públicamente, que si nos encaminábamos a repetir la Gran Depresión de 1929.

A pesar del escenario descrito anteriormente, sobrevivimos. A tres meses de la detección del virus, no hemos llegado al 100% de la capacidad sanitaria instalada en el país para atender casos extremos; la devaluación, dentro de tanta incertidumbre, fue relativamente controlada y los sistemas de pagos y bancario fluyeron con extraordinaria resiliencia, a tal punto que el crédito aumentó casi RD$60 mil millones en los últimos tres meses.

Una de las medidas de alivio más importantes fue el periodo de “gracia” o de diferimiento o posposición de pago de las cuotas de préstamos que la gran mayoría de las entidades bancarias ofrecieron a sus clientes para que, por lo menos durante estos primeros 90 días de la pandemia, pudiesen manejarse con mayor liquidez y algo de holgura, así sea temporal, para priorizar los pagos y compromisos fijos del hogar.

A partir del próximo mes de julio, esa “gracia” habrá terminado. Como ha venido haciendo toda la economía en los últimos días, toca despertarnos. Salir de nuestras casas cual oso de su hibernación, y reintegrarnos a nuestras faenas para enfrentar una nueva realidad, caracterizada por la continuidad del coronavirus entre nosotros.

La permanencia del COVID-19 implica, también, la continuidad de la incertidumbre que nos ha arropado, cual espada de Damocles, en torno a la pregunta de hasta dónde llegará esto, ausente todavía un tratamiento efectivo o una vacuna, que son, en definitiva, los únicos elementos que nos permitirán superar la pandemia.

Nos proponemos presentar una guía, en dos partes, de las finanzas personales para los hogares dominicanos, muchos de los cuales tendrán que reasumir, posiblemente en menos de un mes, el pago de sus compromisos bancarios.

Mis expectativas

Antes de presentar nuestro plan de acción, quisiera resumir algunas de las expectativas sobre lo que pudimos haber aprendido y/o hecho durante el último trimestre. Sobre la base de estas ideas es que estaremos construyendo nuestro plan pos-estado de emergencia, que estimo estará implementando en el transcurso de este mes.

Espero, en primer lugar, que te hayas acogido a la “gracia” que ofrecieron los bancos. Que lo hayas hecho con inteligencia y prudencia, básicamente para fortalecer tus finanzas y tus niveles de liquidez durante la etapa inicial del Covid.

Ojalá que hayas utilizado la liquidez que te permitió la facilidad para establecer o fortalecer tu fondo de emergencia; o que solo hayas utilizado esos recursos para el pago de necesidades esenciales, fundamentales, en caso de que tu ingreso se haya visto reducido.

Soy más ambicioso: ¡Ojalá que no hayas hecho uso de ese ahorro financiero y que todavía dispongas de él de forma íntegra! De ser así, en la próxima entrega te plantearé cuál pienso que es el uso ideal de esos recursos.

Ahora bien, si tuviste que utilizarlo, tranquilo. Para eso está el ahorro, ese o el que tenías acumulado anteriormente en tu “clavito” o fondo de emergencia. No dejes que el hacer uso de esos recursos te genere ansiedad o preocupación. Si los usaste de forma responsable, en gastos necesarios, agradece haber contado ellos. Luego veremos cómo reconstruir ese ahorro.

Deseo también que hayas aprovechado estos tiempos para planificarte mejor. Para construir quizás tu primer presupuesto de gastos y evaluar qué tan bien manejas tus recursos y de qué forma podrías mejorar. Ese instrumento, que espero construiste para los primeros 90 días, lo estarás actualizando y necesitando aún más en el futuro.

Hablamos antes de la necesidad de implementar una “dieta” económica. Un plan de austeridad para tiempos de pandemia. ¿Lo lograste? Espero que sí y que con ese logro también hayas podido valorar las cosas que son verdaderamente importantes en tu vida y por tanto identificar todos aquellos gastos superfluos e innecesarios que, en definitiva, realmente no aportaban tanto a tu bienestar personal y el de tu hogar.

Parte de la “dieta” incluía una simplificación de tu estructura de costos. La cancelación de compromisos fijos que antes solventabas y quizás ya no son necesarios. En mi caso, a nivel profesional, cancelé dos contratos de alquiler de espacios y oficinas como parte de la forzada reinvención de mis proyectos empresariales que, mal que bien, han logrado sobrevivir y subsistir en su esencia, incluyendo el empleo de cada uno de los integrantes del equipo Argentarium.

Reinvención. Reingeniería. “Resetear”. Reconstruir. De eso se trata, a sabiendas de que, por lo menos hasta finales de año, y quién sabe si hasta mediados del 2021, seguiremos conviviendo con la incertidumbre y las limitaciones impuestas por la pandemia.

En otro frente, existe una alta probabilidad de que, tarde o temprano, nos infectemos del coronavirus. Ojalá que no, pero es una posibilidad. Dado eso, ¿qué estás haciendo para blindarte lo más posible y poder enfrentar el virus con mayor fortaleza?

Ojalá que, además de cumplir con las recomendaciones de prevención, también hayas logrado robustecer tu salud, la física y la emocional. Ojalá que hayas aprovechado para salir de esta experiencia fortalecido, con una mejor alimentación, algo de ejercicio diario, mucha hidratación y un reposo nocturno estable y de calidad. Si no lo has hecho, es un buen momento para dejar de postergarlo. Después de todo, el COVID-19 es un enemigo con diversos tipos de ofensiva y nuestra defensa debe ser integral, inteligente y completa, si queremos darle una buena batalla.

“Uno de los aspectos más importantes de la crisis que hemos tratado de comunicar es que... tenemos que dejar atrás el viejo recetario, las reglas de antes. Nunca hemos enfrentado una crisis de esta naturaleza en nuestras vidas” Ana BotínPresidente del Banco Santander (2020)