Las exportaciones de cacao merman 6.72 % en 2023
El fruto se enfrenta al cambio climático, una menor oferta y mayor regulación
El cacao dominicano, un rubro que durante años se ha mantenido entre los más demandados por los mercados internacionales, sufrió un descenso en sus exportaciones de 6.72 % en el 2023, al pasar de 226.14 millones de dólares en 2022 a 210.93 millones de dólares al cierre del año pasado.
Esto es una disminución de 15 millones de dólares respecto al 2022, un año en el que se había conseguido superar con un 15 % la merma que enfrentó el rubro durante el 2020 –año de la pandemia–, de 192.4 millones de dólares en ese entonces, de acuerdo a los datos que maneja la Dirección General de Aduanas.
El país envió al exterior 59,119 toneladas de cacao y sus derivados –59.1 millones de kilogramos–, 18,446 toneladas menos que las 77,566 exportadas en 2022, según las estadísticas del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM).
Esto supone una reducción del 23.8 %, el volumen más bajo desde el 2017, cuando se exportaran 58,657 toneladas.
Aunque la baja en las exportaciones de este 2023 podría resultar poco significativa a simple vista, lo cierto es que las ventas de este fruto han crecido con timidez en los últimos tres años, siendo golpeado por efectos climáticos adversos –prolongados períodos de lluvia sucedidos de ciclos de sequía–, una oferta inferior a la demanda y legislaciones más estrictas por parte de los principales mercados compradores del cacao dominicano.
Más demanda que oferta
Como materia prima, el precio del cacao en los mercados internacionales se ha disparado. En diciembre del 2019, una tonelada de este fruto –equivalente a 10 quintales– tenía un costo de 2,541 dólares.
Sin embargo, en diciembre del 2023 el precio se situó en 4,196 dólares, para una variación de 82.59 % durante ese período, de acuerdo a los datos que ofrece el portal financiero Investing.
“El mercado tiene el precio más alto de los últimos 46 años”, indicó el director de la Confederación Nacional de Cacaocultores Dominicanos (Conacado), Isidoro de la Rosa.
Y el precio sigue en ascenso: solo entre el primero de diciembre del 2023 y el primero de enero del 2024 el cacao registró un aumento de 11.75 %, ubicándose en 4,689 dólares, 493 dólares más elevado en solo 30 días. Al 26 de enero, ya la tonelada se encontraba en 4,672 dólares.
Estas fluctuaciones al alza indican que la demanda del cacao es mucho más alta que la oferta en el mercado, y así lo confirma el cacaocultor y exportador José Fernández Badía: “Lo están demandando mucho el cacao, pero no tenemos. No hay cacao para ofertar”, indicó a Diario Libre.
Lo que ha pasado en cinco años para acá es que el clima no nos ha ayudado y se ha ido a los extremos: o mucha lluvia, o mucha seca. No ha habido estabilidad”, agregó.
Precisó que este panorama está ocurriendo no solo en República Dominicana, sino a nivel mundial, debido a que el cacao es un fruto que, a menos que se produzca con tecnología, demanda el mismo tipo de clima sin importar dónde este.
En efecto, detrás de las subidas de esta materia prima en el mercado internacional hay un pésimo desempeño de las cosechas en Costa de Marfil y Ghana, dos de los principales productores, afectados por fuertes lluvias y plagas. La organización CropLife destaca que el 70 % de la producción mundial de cacao se encuentra en África.
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Efectos climáticos en la producción
Los embates del clima –cada vez más impredecibles– han impactado la producción del cacao en la República Dominicana, una actividad para la cual se dedican más de 2.7 millones de tareas de tierra, involucra a más de 42,000 familias rurales de manera directa y suma ingresos a la economía por alrededor de 28 millones de dólares cada año.
Si bien se estima que las copiosas lluvias que trajo a su paso el huracán Fiona en septiembre del 2022 afectaron alrededor de un 30 % de la producción total de cacao en ese momento, la cosecha de ese año pudo superar en un 6.9 % la del 2021, con 1,673,291 quintales de cacao.
Aún así, el sector no ha sido capaz de alcanzar los dos millones de quintales en los últimos cinco años.
El 2018 fue el período en el que más se acercó de hacerlo, con 1,895,765 quintales. Esto muestra la necesidad de mejorar la productividad, la cual está requiriendo de plantaciones más renovadas, de acuerdo a los expertos consultados por Diario Libre.
El Ministerio de Agricultura aún no ha hecho público los resultados de la producción para 2023, pero las altas temperaturas que siguieron a ese fenómeno atmosférico, sumado al shock que causó al sector agrícola el disturbio atmosférico del 18 de noviembre pasado, hacen a de la Rosa dudar sobre el desempeño de este año, calificando los últimos 24 meses como “dramáticos”.
“Lo penoso de eso es que la (última) cosecha de invierno nuestra fue ptrácticamente nula, y la de primavera está tratando de empezar”, señaló el director de Conacado.
Detalló que la cosecha de invierno representa un 30 % del total de la producción durante el año, pero entiende que esta “no pasó de un 10 %” en el 2023.
Regulaciones más estrictas
A todo esto, la Unión Europea –uno de los principales compradores del cacao dominicano– aumentó sus regulaciones en abril del año pasado con una ley aprobada por el Parlamento Europeo que prohíbe la importación de productos que provengan de tierras deforestadas.
De la Rosa establece que, en ese sentido, República Dominicana tiene la ventaja de que la Ley 64-00 de Medioambiente tiene mandatos muy específicos que sancionan la deforestación. Sin embargo, esta ley exige que las fincas desde donde se exporte el rubro estén georeferenciadas.
“Aquí la tierra no está georeferenciada; básicamente, la de los pequeños productores, que son el 84 % de los productores (de cacao) dominicanos. Eso lo hemos tenido que estar haciendo y costeando los operadores privados, porque el Gobierno no ha hecho caso a eso, o no ha puesto el empeño que puede ponerse en eso”, enfatizó.
Pero la preocupación de los europeos no está únicamente en prevenir lo que denominaron “una deforestación importada”, sino que reforzaron otros aspectos, como la prevención de productos con residuos de químicos y herbicidas como el glifosato, así como la exigencia de más certificaciones para la compra de cacao orgánico.
La UE prohíbe la importación de bienes procedentes de la deforestación
La empresa Fernández Badía Agro Cacao cuenta con una certificación para exportación, la cual le valida para comprar a productores más pequeños que no lo están.
Sin embargo, la Unión Europea contempla que un productor que sobrepase las 80 tareas de tierra debe certificarse por sí mismo, lo que le ha generado inconvenientes a su dueño para seguir comprando a cacaocultores que tengan esa cantidad de terreno.
“El Estado debería ayudar creando políticas en cuanto a la certificación (...) se puede crear una certificadora y homologarla con la de la Unión Europea, y el Estado puede asumir la certificación y ofrecer la asesoría. Eso mejoraría bastante”, observó el empresario.
El envío de muestras de los productos hacia un laboratorio europeo para acreditarlos libre de estos contaminantes, y la inspección por parte de muchos clientes generó retrasos en los pagos de exportadores de hasta 90 días –cuando la espera era antes de solo 15 días– y mantuvo en inventario a casi 22,000 toneladas de cacao al cierre del año pasado.
“O sea, casi un 30 % de la producción”, indicó de la Rosa, quien explicó que el país tiene costumbre de exportar, en promedio, unas 80,000 toneladas. No obstante, refiere que, hasta ahora, el cacao dominicano ha podido pasar los filtros europeos y que los productores “se han venido adaptando” a estas nuevas exigencias.
Hasta ahora, los datos del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASSF, por sus siglas en inglés) muestran que los países de este grupo económico han realizado 18 notificaciones de rechazo a alimentos importados desde República Dominicana, de los cuales solo uno contempla un derivado del cacao: la negativa a la compra de unas obleas de chocolate hecho por España, por la ausencia de un plan de monitoreo de residuos.
Poco avance en políticas de fomento
En octubre del 2021, el Gobierno informó que lanzaría el Plan de Acción Cacaotera 2021-2025, con el objetivo de aumentar en un 29 % la producción nacional del fruto y conseguir hasta un 35 % más de sus exportaciones durante ese intervalo.
Asimismo, el plan estipulaba la rehabilitación de 150,000 tareas de tierra para los próximos siete años, además de sumar 60,000 tareas adicionales en los siguientes 10 años. De estas, 40,000 serían impactadas con renovación de plántulas y nuevas tecnologías.
A tan solo un año de la fecha propuesta para su culminación, los productores han visto muy pocos avances, pese a que el Gobierno llegó a declararlo de alto interés nacional.
“Era con recursos privados, y los recursos privados tienen otro uso más rentable que invertir en cacao. Esa, en el fondo, es la razón”, explicó de la Rosa.
Paralelamente, el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) creó un Plan para la Renovación y Transformación de la Cacaocultura Dominicana, con el objetivo de invertir en plántulas, así como en invernaderos y capacitación, para lo cual han ejecutado un presupuesto de 56 millones de pesos.
“Nosotros hemos hecho un proyecto, y hemos ido ejecutando poco a poco las diferentes acciones que son importantes para eso, como la renovación de plántulas”, detalló Galván.
De acuerdo a la institución, al cierre del 2023 habían entregado 730,000 nuevas plántulas a 1,300 productores, el 58.4 % de las 1,250,000 que esperan entregar a un total de 2,500 beneficiarios.
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