Marisol Pie, la madre de Luisito, fue incapaz de ver la pelea; “la entiendo”, opina su hijo

BAYAGUANA, MONTE PLATA. Caminaba de aquí para allá, de forma que de todos los integrantes de la familia, Marisol Pie, nunca se sentó en la pequeña antesala de la casa para ver pelear a su hijo. “No podía. Me la pasé dando vuelta y vuelta porque no lo puedo ver. Estaba nerviosa”, dijo la progenitora del medallista olímpico de bronce, Luisito Pie, que el miércoles en la noche se colgó la presea de bronce. Como premio, dice la madre, le espera “un sancocho de res” y al día siguiente, “habichuela con dulces”. Los nervios no eran para menos. Todos en la casa, incluidos su padrastro, Euclides Reyes y los cuatro hermanos, Bernardo (21 años); Cristofer (16), Jaime (14) y Moisés (8), además de algunos amigos, se apretujaron en la antesala de la humilde casa.

La tensión creció cuando Luisito, después de tener la pelea de la semifinal casi dominada ante Hanprab Tawin (Tailandia), la perdió 11-7 y fue de morderse las uñas, cuando fue a disputar el bronce ante el español Jesús Tortosa y vieron cómo de 5-0 se puso 5-1 y en los últimos dos segundos, se empató 5-5.

La paz llegó justo cuando en el punto dorado, marcó para darle a América el único metal en taekwondo. “Fue difícil”, manifestó Bernardo. “Se nos cayeron los ánimos”, dijo Euclides, “pero no la fe”.

Así Luisito no sólo da el primer metal a Dominicana, sino también para América en taekwondo y mantiene a su país en el podio por cuartos juegos consecutivos. “Es una proeza de primer orden en un país pequeño como el nuestro, que con el más bajo presupuesto de la región tenga cuatro olimpíadas consecutivas subiendo al podio”, dijo desde Río, el presidente del Comité Olímpico Dominicano, Luisín Mejía.

Bernardo, quien es también miembro de la selección nacional de taekwondo, peleó de niño contra su hermano y contra otros que cruzaban por la calle Flor Mimosa, del barrio Las Flores, acumulan 70 medallas, de las que 21 internacionales, incluida la de Río, 2016, pertenecen a Luisito, de 22 años.

La casa de los Pie es una pequeña vivienda humilde, subida en blocks, pero techo de zinc y un patio. La calle Flor Miosa es un trecho fangoso donde el asfalto todavía es un misterio por descubrir.

Esos comentarios

Es mucho lo que ha escuchado la familia Pie, sobre de que son de Haití. Su madre nació aquí, el padre por igual; aunque ambos hijos de haitianos. El padrastro es de San José de los Llanos. “Uno no se va a poner a perder el tiempo con personas ignorantes”, dijo Bernardo. “Si él se hubiera detenido a pensar lo que dice la gente, no estuviera ahí en el lugar donde está”, agregó Euclides, padre de los últimos tres de los hermanos. “Tratamos de no escuchar las malas opiniones, porque nosotros tenemos claro que Dios está con nosotros, y si es así, quién contra nosotros”, agregó.

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