HBO retrata al Tiger Woods detrás de la figura pública
Para ser un hombre que apareció en televisión por primera vez a los 2 años, para mostrarle a Bob Hope cómo le pegaba a la pelota de golf, el público en realidad sabe muy poco de Tiger Woods.
Ir más allá de las barreras cuidadosamente construidas era el reto que enfrentaban los cineastas Matthew Hamachek y Matthew Heineman, cuyo documental de dos partes “Tiger” se estrena en HBO el domingo a las 9 p.m. de Nueva York (0200 GMT). Incluso sin la cooperación de su protagonista, los documentalistas lograron un retrato fascinante de un campeón impulsado incansablemente al éxito.
Ninguno de los dos es un gran admirador del golf. Hamachek dijo que su interés por Woods surgió tras la desastrosa noche del Día de Acción de Gracias de 2009, cuando un accidente de auto llevó al fin del matrimonio del golfista y reveló su vida secreta con otras mujeres.
Recordó haber pensado que no sabía nada sobre aquel hombre tan reconocido.
Es difícil no sobrecogerse al ver un video en el documental en el que Woods, como un niño pequeño en un estudio de televisión, dice cuando le ponen un micrófono “quiero hacer popó”.
Fue llevado ahí por su difunto papá, Earl, presentado en la película como el mismo tipo de padre implacable que dañó a músicos como Michael Jackson y que tuvo Brian Wilson. La maestra de jardín de infantes de Woods cuenta cómo fue despreciada por Earl cuando sugirió que le diera a Tiger tiempo para practicar otros deportes fuera del golf.
Earl habla en una entrevista de 1996 sobre los grandes logros que alcanzará su hijo como golfista y humanitario, y Tiger, quien para entonces era un adolescente, dice que podría ser el “Michael Jordan del golf”.
Es notable cómo, por un tiempo, tuvo éxito. Pero imaginen la presión.
La novia de secundaria de Woods, Dina Parr, muestra un conmovedor video de un desenfadado Woods bailando en una fiesta con rostro de felicidad. “Yo quería proteger esa dulzura en él”, dijo, “porque podía ver que él no sabía lo que estaba por venir”.
Tampoco ella sabía. Los padres de Woods lo obligaron a dejarla por considerarla una distracción, y él terminó su relación de tres años con una carta. Ella nunca volvió a hablarle.
La película se apoya bastante en entrevistas con Parr; el primer caddy profesional de Woods, Steve Williams, y otra amiga, Amber Lauria. Todos fueron cercanos a Woods alguna vez y vieron sus relaciones terminar abruptamente, pero ninguno parece tener intereses personales para participar.
“Una de las sorpresas al hacer esto fue lo mucho que todos, desde las personas en su vida de hoy hasta la gente que fue apartada de su vida, siguen protegiendo a Tiger, muchas veces de manera dura”, dijo Hamachek. “Creo que ellos atestiguaron la presión, las expectativas y esas identidades que le impusieron a temprana edad, y creo que él les habló de eso”.
Un exgolfista profesional con el que trabajó Woods, Joe Grohman, reveló cómo él y Earl Woods expusieron a este prodigio a una vida disoluta. Ambos eran hombres mayores que engañaban repetidamente a sus esposas con mujeres en el club de golf. Earl Woods tenía una casa rodante que usaba para sus encuentros amorosos.
Grohman ahora lamenta el ejemplo que le dieron.
“Lo siento campeón”, dice entre lágrimas. “Lo siento”.
Parr dijo que ver ese comportamiento hizo que Woods se enfureciera con su padre, “pero nunca pudo expresarlo”.
“Obviamente, de muchas maneras, Tiger repitió los pecados de su padre”, dijo Heineman. “No para justificarlo o sugerir que no tenía injerencia en su propia vida, pero fue interesante y trágico ver cómo eso ocurrió”.
Cuando Woods alcanzó la fama, su habilidad en el golf se amplificó con patrocinios de marcas como Nike y otras y buscó hobbies que podrían verse como un escape, como buceo y entrenamientos con SEALS de la Armada.
“Era un niño que nunca creció”, dijo Heineman. “Es un niño que no tuvo una vida, no cometió los errores por los que pasa la gente normal. También es la persona más famosa en el planeta que odiaba estar bajo los reflectores. Odiaba vivir esa vida. Hizo todo lo que pudo para evitar estar en esa posición”.
La primera parte del documental termina con un tono azaroso. La famosa exnovia Rachel Uchitel se sienta frente a la cámara y le pregunta al entrevistador: “¿De qué quieren que hable?”
De mucho.
En el fondo suena la canción “Evidently Chickentown” de John Cooper Clarke, usada por cineastas por su sonido macabro, como alguna vez se usó en un episodio de “The Sopranos” (“Los Soprano”).
Pero no crean que este es un documental hecho para los tabloides. También se ven los tiros enormes, los famosos putts, los primeros golpes. Uno aprende qué convirtió a Woods en un gran golfista, y qué lesiones lo afectaron. El golfista Nick Faldo es un entrevistado clave.
“Esperamos que el documental atraiga no sólo a los fans viejos y devotos de Tiger Woods, sino también a personas que no saben nada de golf y a las que no podría importarles menos el golf”, dijo Heineman. “Esa era nuestra meta”.
Los directores consultaron dos veces si Woods quería ser entrevistado, pero fueron rechazados. Un representante de Woods tampoco respondió a mensajes de The Associated Press.
Los directores acababan de firmar contrato para hacer esta película, una adaptación del libro de 2018 “Tiger Woods” de Jeff Benedict y Armen Keteyian, cuando Woods ganó el Masters de 2019 de manera emocionante. “Matt y yo nos escribimos mensajes de texto, (diciendo) ‘creo que nuestra historia se puso más interesante hoy’”, dijo Heineman.
Aunque les proporcionó un punto destacado para la película, se resistieron al cliché de presentarlo como un momento de redención.
“No sé por qué Tiger se tiene que redimir ante la opinión pública y no sé qué tiene que ver ganar un torneo de golf con redimirse”, dijo Hamachek.
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