Últimos billetes en juego para octavos del Mundial
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Las selecciones de Argentina y Australia se enfrentan a segunda hora
"Tres torneos seguidos (entre Mundiales y Eurocopas) en los que no se ha hecho nada. El mundo del fútbol temblaba delante de nosotros (...) Ahora Alemania es un cualquiera del fútbol", estimó el periódico Bild, que se pregunta también sobre la validez del segundo gol de Japón ante España, lo que precipitó la eliminación alemana.
Bélgica, por su parte, se va también del Mundial con la cabeza agachada después de su empate a cero con Croacia, un triste epílogo para una generación que fue tercera en el Mundial-2018 y cuyo seleccionador, Roberto Martínez, dimitió de su puesto.
En los grupos G y H, que emitirán su veredicto final el viernes, los escenarios son casi idénticos.
Los dos favoritos, Portugal y Brasil (aún privada de Neymar pero con el veterano Dani Alves), ya están clasificados. Ambas escuadras realizarán rotaciones y se emplearán en asegurar el primer puesto del grupo, ante equipos que no están eliminados matemáticamente pero en situación delicada, Corea del Sur (1 punto) y Camerún (1 punto).
Para hacerse con los dos boletos clasificatorios aún en juego, los ganadores del Serbia-Suiza y del Ghana-Uruguay contarán con muchas opciones.
Uruguay deberá mejorar sus guarismos ofensivos, toda vez aún no ha marcado en Catar, con una derrota contra Portugal (2-0), y un empate concedido contra los coreanos (0-0).
Para seguir su camino, la Celeste y su dupla estelar de delanteros, Edinson Cavani y Luis Suárez, deberán al fin ver puerta: cualquier resultado que no sea una victoria les deja fuera.
El trauma de 2010
Tendrán delante a unos ghaneses no solo motivados por la perspectiva de verse de nuevo, doce años después, en octavos de un Mundial, sino también con ánimos de revancha.
En el país africano aún no se ha digerido la mano sobre la línea de gol de Suárez que privó a las Black Stars de las semifinales en 2010. Nunca un equipo africano había estado más cerca de meterse en los puestos de honor de un Mundial.
"No miro atrás, no quiero centrarme en el pasado", asegura André Ayew, el único en haber estado en aquel partido de cruel desenlace para su equipo. Los ghaneses dependen de sí mismos con 3 puntos, dos más que sus rivales.
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Otro partido decisivo, y potencialmente polémico, es el que enfrenta a Serbia y Suiza.
En el Mundial de 2018, los jugadores suizos Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri provocaron un inmenso enfado en Serbia cuando imitaron con sus manos el águila bicéfala albanesa, un gesto simbólico que solo podía despertar pasiones nacionalistas en los Balcanes occidentales.
Ambos jugadores son originarios de Kosovo, lugar que sus familias abandonaron en la década de 1990, cuando era una provincia de Serbia, predominantemente poblada por albaneses.
En 2008, diez años después de la guerra entre las fuerzas de Belgrado y los independentistas albano-kosovares, Kosovo declaró su independencia, nunca reconocida por los serbios.
Las relaciones entre ambos países siguen siendo muy malas. En su vestuario, durante el partido contra Brasil, los jugadores serbios mostraron una bandera serbia que incluía a Kosovo, lo que a su vez provocó la ira del pequeño país balcánico.
Pero Shaqiri y Xhaka, que fueron sancionados por la FIFA en 2018 por sus polémicas celebraciones, anunciaron que no reincidirían.
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