Club Chelsea pide conversaciones con gobierno británico tras sanciones a Abramóvich

El club dijo en un comunicado que cumpliría con sus próximos partidos

Al ruso Román Abramóvich, le fuera congelados sus activos en Lodres, como una medida del gobierno por la invasión de Rusia a Ucrania. (AP/Martin Meissner)

El club de fútbol Chelsea pidió el jueves entablar conversaciones con el gobierno del Reino Unido después de que los haberes en el país de su propietario, el multimillonario ruso Román Abramóvich, fuera congelados.

El club dijo en un comunicado que cumpliría con sus próximos partidos pero indicó que las restricciones impuestas a sus operaciones diarias eran demasiado duras.

Abramóvich fue incluido el jueves entre los multimillonarios rusos sancionados por el gobierno británico debido a la invasión de Ucrania, lo que impidirá la venta del club campeón de Europa que, sin embargo, podrá seguir jugando.

Posición de Inglaterra

"Los oligarcas y los cleptócratas no tienen cabida en nuestra economía ni en nuestra sociedad", afirmó la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss. 

"Con sus estrechos vínculos con Putin, son cómplices de su agresión", agregó, al anunciar una nueva lista de siete sancionados que además de Abramóvich incluye a su exsocio comercial Oleg Deripaska, al director general de Rosneft, Ígor Sechin, y al jefe de Gazprom, Alexéi Miller. 

Los oligarcas y los cleptócratas no tienen cabida en nuestra economía ni en nuestra sociedadLiz TrussRelaciones exteriores

De la oligarquía rusa

El oligarca, que la semana pasada anunció poner a la venta el club, actual campeón de Europa, ve ahora esta transacción suspendida por la congelación de sus bienes.

El multimillonario de corta barba blanca, mirada melancólica y reputación de tímido tampoco puede realizar negocios con particulares o empresas británicas ni viajar a este país.

Personaje inevitable de la jet-set global y propietario de una lujosa residencia de 15 habitaciones en el elegante barrio londinense de Kensington, Abramovich, de 55 años, es uno de esos hombres de negocios que se hicieron meteóricamente ricos en la década de 1990, tras la introducción de la economía de mercado en Rusia, adquiriendo una considerable influencia política.

Primer accionista de la siderúrgica Evraz, con una fortuna estimada por Forbes en más de 13.000 millones de dólares, sus actividades en el Reino Unido eran un problema para el gobierno de Boris Johnson, presionado para poner fin a los flujos de dinero ruso, en ocasiones de dudosa procedencia, en la City, el corazón financiero de Londres.

En los últimos años ha limitado sus apariciones en el Reino Unido, donde podía viajar sin visado gracias a su ciudadanía israelí. También recibió un pasaporte portugués, pero la justicia portuguesa ha abierto una investigación sobre las condiciones de su naturalización.

Huérfano

Nacido en Saratov, en el sur de Rusia, el 24 de octubre de 1966, quedó huérfano muy pronto y fue criado por su tío. El joven Roman creció en parte en el gran norte ruso y realizó estudios de Matemáticas en Moscú, antes de lanzarse al mundo de los negocios, fundando pequeñas empresas.

Destacó pronto como un empresario de gran olfato. En 1996, el gobierno cedió la mayoría de las acciones del gran grupo petrolero Sibneft por 100 millones de dólares, una fracción de su valor real. Las acciones terminaron en la cartera de Abramovich, que las vendió al gigante público Gazprom por una altísima cantidad.

Del petróleo al aluminio pasando por los automóviles, su fortuna creció con gran rapidez. Financió la campaña de Boris Yeltsin y su llegada al Kremlin, donde los oligarcas tejen estrechas relaciones con el entorno del presidente.

Cuando Vladimir Putin sucedio a Yeltsin en el año 2000, Abramovich optó por la prudencia y tomó distancias con la "familia" del exjefe de Estado.

Yate gigantesco

Escapó así al destino de Mijail Jodorkovski, opositor en el exilio tras estar años en prisión, o de su socio de negocios Boris Berezovski, feroz crítico del poder que fue encontrado muerto en su casa en 2013, en Inglaterra.

Su fidelidad fue recompensada con un puesto de gobernador en la región de Chukotka, en el extremo oriente ruso.

Durante un tiempo la primera fortuna de Rusia, acusado de actuar en ocasiones con sus operaciones financieras como "submarino" del Kremlin.

Gran aficionado al fútbol, compró en 2003 un club emblemático de Londres, el Chelsea, que desde su llegada experimentó una edad dorada con refuerzos de peso.

Campeonato

Lleva cinco ligas de Inglaterra y dos únicos títulos en la Liga de Campeones (2012 y 2021)

Su vida lujosa queda a menudo fuera del alcance de los medios, pese a tener un yate, el Eclipse, de 162 metros de longitud que ya no puede amarrar en el Reino Unido, como el resto de su media docena de barcos, porque las sanciones del jueves permitirían que fueran confiscados.

Tiene siete hijos y en 2017 se separó de Daria Jukova, fundadora de una galería de arte contemporáneo de Moscú.

Siempre preocupado por su reputación, consiguió a finales de 2021 las disculpas del editor de un libro sobre Putin escrito por la periodista británica Catherine Belton. En él se afirmaba que el presidente ruso supervisó una gran salida de dinero sucio para extender la influencia de su país en el extranjero.

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