La FIFA sigue apostando a la República Dominicana
El fútbol femenino dominicano a la vanguardia, República Dominicana sede del Mundial Sub-17
La noticia fue recibida con mucha alegría: en dos mi veinticuatro, la República Dominicana será sede del la Copa del Mundial de Fútbol Femenino Sub-17. Es un espaldarazo de la FIFA; una muestra de agradecimiento por lo bien que ha quedado el país en estos últimos años siendo anfitrión de competencias regionales. Y la respuesta de nuestra parte no puede ser otra que estar a la altura del compromiso.
Contamos con el talento necesario para seguir trabajando. Entre nuestras jóvenes, el fútbol es un deporte que tiene preferencia y llegada. A nivel de selecciones, se han conseguido clasificaciones importantes que ha permitido enfrentarnos a los principales países de la zona. A partir de ahora, las cosas toman un matiz de mayor trascendencia, pues nos toca gestionar la preparación de un grupo mundialista en nuestra propia casa.
Con la sede en nuestras manos, el trabajo que se tiene por delante es enorme. Cumplir con los cronogramas que nos exigirá la FIFA como país organizador nos obligará a tener listos y a tiempo detalles tales como infraestructura deportiva, seguridad adecuada, así como todo lo concerniente a la logística, promoción y cobertura mediática del torneo.
Vivimos de recibir gente de todas partes. Las estadísticas indican que la mayoría de quienes nos visitan repiten. Hay una experiencia acumulada de parte de las máximas autoridades de nuestro fútbol que debe ser complementada por las autoridades del Estado, quienes deben asumir su cuota de responsabilidad, porque a fin de cuentas, cuando se hable del evento se hará referencia al mundial del país no de la federación.
Sin embargo, paradójicamente, también somos un país donde ser una niña o adolescente es estar expuesta todos los días a quedar embarazada, donde cada semana hay un titular dando cuenta de mujeres maltratadas o asesinadas a manos de sus respectivas parejas o exparejas, donde nuestras mujeres se enfrentan a un normalizado acoso callejero. Aprovechar la ocasión para que a través del fútbol nos sensibilicemos y si cree mayor conciencia sobre estos graves problemas, sería también una gran oportunidad para ir acortando la brecha que nos separa de sus soluciones.
El legado que nos tiene que quedar ha de ser duradero, poniendo siempre a nuestras jugadoras como prioridad para que más niñas se sumen a la práctica del fútbol en un país que apueste a un futuro más inclusivo y equitativo, tanto dentro como fuera del ámbito del deporte.
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