Luis Severino, màs flojo que un diente de leche

Después de pasar esta semana en lo personal por un proceso de “alineamiento y balanceo” por la cantidad de millas recorridas, nos pusimos cómodos el viernes para presenciar el primer juego de la serie entre los Yankees de New York vs los Dodgers de Los Angeles, donde los protagonistas monticulares fueron Luis Severino (NY) y Clayton Kershaw (LA).

Severino, nativo de Sabana de la Mar, haría su tercera apertura de la temporada en esta ocasión en el Dodger Stadium, donde el lanzador de 29 años subió a la colina de los sustos con un descanso extendido de cinco días debido al día libre del equipo el jueves. La segunda apertura de la temporada fue el sábado contra San Diego y no registró una decisión a pesar de permitir solo 2 carreras, 1 limpia, en 6.2 innings, 3 BB, 5K y permitió un jonrón solitario de Fernando Tatis III en la cuarta entrada. Luis se perdió los primeros 48 juegos de la temporada con una distensión en el lateral del hombro derecho.

Pues bien, los Dodgers (35-23) emboscaron a Severino en una noche en que la velocidad promedio de su recta había bajado 2.3 mph, desde las 97.3 mph que había promediado en sus dos primeras aperturas, pero ni él ni Boone parecían demasiado preocupados por la caída. No se veìa dominio de su repertorio, estaba más flojo que un diente de leche y eso se comprueba por la contundencia que le conectaron la blanca de costuras rojas.

Una reseña del The New York Post da cuenta del balance siguiente: “Solo en la primera entrada, los batazos registraron velocidades de salida de 110.1 mph, 105.4 mph, 94 mph, 101.7 mph, 40.2 mph (un sencillo dentro del cuadro de JD Martinez), 101.1 mph, 99.2 mph, 89.7 mph, 99.3 mph y 98.6 mph. En general, 14 de los 19 pitcheos que los Dodgers pusieron en juego contra Severino salieron del bate a 94 mph o más”.

Una salida muy pobre que Severino confesó después del juego que esa mediocre apertura no le preocupaba, si esa es su forma de ver las cosas, nosotros tampoco nos vamos a intranquilizar.