Votar por el Salón de la Fama es cada vez más enredado
Como muchos periodistas especializados en el béisbol, C. Trent Rosecrans se toma la votación del Salón de la Fama como un sacrificio noble. La papeleta llega en el correo en noviembre y se pasa parte de diciembre estudiando como llenarla. Coloca sus datos sobre los jugadores en una libreta y se emociona al depositar el sobre en un buzón.
Este año el proceso resultó bastante distinto.
“Dejé sin abrir la papeleta hasta después de Navidad, ya sabía lo que tenía”, dijo Rosecrans. “Y no fue algo que disfruté”.
Los resultados de la votación de 2021 serán anunciados el martes, y Rosecrans no es el único que ha tenido que luchar con su voto esta vez.
Con la candidatura de Curt Schilling en primer plano — y Barry Bonds y Roger Clemens aún en la papeleta — los votantes han tenido que escudriñar cuánto debe incidir la conducta del pelotero fuera del terreno en sus posibilidades de entrar al Salón de la Fama.
Durante muchos años, las sospechas de uso de estimulantes para mejorar el rendimiento han influido en la votación. Ahora, algunos periodistas se replantean otras particularidades sobre las grandes figuras del béisbol, desde los incendiarios mensajes de Schilling en las redes sociales hasta las acusaciones de violencia doméstica contra Bonds y otros.
Ken Rosenthal, colega de Rosecrans en The Athletic, abrió una columna reciente de esta manera: “Odio mi papeleta del Salón de la Fama. Espero que sea mi última”.
Schilling es el jugador que repite que más cerca estuvo de ser elegido por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA) el año pasado, cuando se quedó corto por 20 votos. Su apoyo parece haberse frenado ahora.
Al amanecer del lunes, Schilling tenía un 75.3% de respaldo en las papeletas contabilizadas por el rastreador de sufragios Ryan Thibodaux, pero esa tendencia tal vez no le alcance. Un jugador necesita del 75% para la exaltación y en el pasado Schilling perdió apoyo en el sufragio privado, las papeletas que no entran en el registro que lleva Thibodaux.
Schilling ha irritado a los votantes por su comportamiento tras retirarse.
ESPN le suspendió de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas hace unos años por un tuit en el comparó a los extremistas musulmanas con los Nazis alemanes. El canal lo despidió por unos comentarios en Facebook sobre personas transgénero.
El 6 de enero, el día del asalto al Capitolio federal, comentó lo siguiente en su cuenta de Twitter:
“Ustedes cobardes se quedaron sentados, sin hacer nada, mientras la basura liberal saqueaba, se amotinaba e incendiaba por (zapatillas) air Jordan’s y pantallas gigantes, sentados ... y vean a la gente iniciar una confrontación por lo que (palabra altisonante), por cosas que importan, como los derechos, la democracia y acabar con la corrupción del gobierno”.
Ese tuit fue difundido días después del plazo para enviar las papeletas, pero Rosecrans ya había decidido que no iba a respaldar a Schilling, pese a que previamente votó por él.
“Hubiera sido mucho más fácil para mí y marcarle, como cada ocasión que voté, pero no hubiera sido honesto conmigo mismo”, dijo Rosecrans, actual presidente de la BBWAA. “De hacerlo, quizás me hubiera sentido mejor ese día. No sé si me hubiera sentido mejor el 6 de enero”.
Bonds y Clemens aparecen justo detrás de Schilling en el rastreador de Thibodaux, pero sus candidaturas han sido cuestionadas más allá de la persistente sospecha de dopaje. Varios peloteros en la papeleta de este año han sido acusados de violencia doméstica, y Bonds es uno de ellos. En 1995, su exesposa testificó durante el proceso de divorcio que él le pegó y pateó. Bonds asegura que nunca abusó físicamente de ella, pero que en una ocasión le pateó tras haber sido pateado por ella.
En 2008, el New York Daily News informó que Clemens mantuvo una relación de una década con la cantante country Mindy McCready que empezó cuando ella tenía 15 años y él brillaba con los Medias Rojas de Boston. Clemens se disculpó por errores que no detalló en su vida privada y negó haber tenido un amorío con una quinceañera. McCready contó después al programa de televisión “Inside Edition” que conoció a Clemens cuando tenía 16 años y que no tuvieron relaciones sexuales hasta varios años después.
Rosenthal sabe de las denuncias de violencia doméstica contra Bonds, Andruw Jones y Omar Vizquel, al igual que los cuestionamientos sobre Clemens y McCready. Votó por esos cuatro jugadores al igual que por Schilling, y su papeleta con 10 nombres también incluyó a Todd Helton, quien en años recientes se declaró culpable de conducir intoxicado y estuvo 48 horas en la cárcel.
Rosenthal lo describió como un voto “que me provocó náuseas”, y dijo que consideraría no votar en el futuro.
En enero pasado, Christina Kahrl dijo que analizó los cuestionamientos sobre Clemens y McCready. “Si eventualmente es elegido, lo será sin mi apoyo”, escribió.
Rosecrans admite que es lógico que le acusen de falta de consistencia por votar contra Schilling pero a favor de gente como Bonds y Jones. Su principal inquietud es la plataforma que el exaltado a Cooperstown recibe — la ceremonia y el discurso, por ejemplo.
“Ya hemos visto lo que Curt Schilling hace con una plataforma, y ha sido aterrador”, dijo Rosecrans.
En el contexto de las manifestaciones pro justicia social que han puesto sobre el tapete el abuso sexual y la desigualdad racial, la BBWAA aprobó abrumadoramente remover el nombre del excomisionado Kenesaw Mountain en las placas de los premios al Jugador Más Valioso. Landis asumió como comisionado en 1920, y no se permitió la presencia de jugadores de raza negra en las mayores durante sus más de dos décadas a cargo.
El Salón de la Fama, en tanto, ha procurado aclarar el contexto de su galería de placas y museo. Las placas reconocen los logros en el béisbol, mientras que el resto del museo deberá referirse a otros aspectos de sus carreras.
Por ejemplo, la placa de Cap Anson le describe como el bateador más notable y el pelotero-manager más grandioso del siglo XIX, pero se incluyó un texto sobre su papel en la segregación del béisbol en una exhibición sobre “Ideales e Injusticias”.
“Dada la importancia de los temas raciales en el verano de 2020, nuestra junta directiva tomó la decisión que necesitábamos contar una historia más a fondo y explorar la temática sobre racismo que involucra a varios de nuestros miembros”, dijo el portavoz de Cooperstown, Jon Shestakofsky.
Es así que le sigue correspondiendo a los votantes decidir cómo ponderar lo hecho fuera del terreno al evaluar a un candidato.
El Salón de la Fama instruye a los votantes que tomen en consideración “el récord del jugador (sus estadísticas), habilidades, integridad, espíritu deportivo, carácter y contribuciones al equipo (s) en el que militó”.
Desde luego que hay margen para considerar la conducta del pelotero fuera del terreno.
Pero la exaltación es ante todo un galardón como beisbolista. Ahora mismo, los líderes históricos de jonrones (Bonds) y hits (Pete Rose) no han sido exaltados. Tampoco están Clemens, con sus siete premios Cy Young o Schilling, con un deslumbrante historial en la postemporada.
¿Si muchos de los mejores peloteros queda marginados — particularmente por motivos no beisboleros — podría el Salón de la Fama perder su credibilidad como santuario del béisbol?
Lynn Henning, ex columnista del Detroit News, comprende que algunos de estos candidatos son desagradables, pero no cree que el voto al Salón de la Fama sea el sitio indicado para hacerles rendir cuentas por cosas ajenas al deporte.
“Creo que existe otra instancia en la que podemos y debemos debatir esos puntos, pero no creo que se le deba adjudicar a la papeleta del Salón de la Fama”, dijo Henning.
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