Dominicanos se contagian de la anemia ofensiva en Grandes Ligas

La temporada es joven, apenas van tres de las 23 semanas y solo los Padres alcanzan la veintena de partidos.

Pero si el comportamiento ofensivo no da un cambio brusco Grandes Ligas se aboca a una campaña de una ofensiva anémica que requiere hurgar en los archivos para encontrar similares.

El promedio de bateo de .233 no tiene precedentes, el porcentaje de embasarse (.312) no era tan bajo desde 1972, la manufactura de carreras por choque (4.35) es la menor en seis años.

La escasez de turnos favorece los averages altos, pero solo 34 jugadores alcanzan los .300 y según FanGraphs solo 94 de 465 bateadores tienen un wRC+ (que mide las carreras creadas) positivo.

Hay 34 peloteros que batean .300 entre 200 que califican.

Los dominicanos, presentes en las buenas y en las malas por el enorme peso numérico que representan en la liga, no podían estar ajenos al fenómeno y el número de bateadores de la media isla que arrastra el bate es notorio.

En la línea de Mendoza

Hay 200 bateadores que han agotado la cantidad mínima necesaria para aparecer entre los líderes de bateo (3,1 por juego). Del grupo, Miguel Sanó tiene el promedio más bajo con .111 al batear por terreno de nadie en cinco veces de los 45 turnos agotados, un desempeño que incluye dos jonrones, cuatro empujadas y 20 ponches con los Mellizos.

Gregory Polanco, que se juega este año opciones por US$26 millones para 2022 y 2023, no ha arrancado en una forma como para que los Piratas se animen a activar la primera renovación. El Coffee va de 49-8 (.163) con dos vuelacercas, tres producidas y 18 ponches.

Gary Sánchez vuelve a tener problemas con su principal activo. El máscara de los Yanquis va de 45-9 (.200), jonroneó y produjo tres vueltas los dos primeros días de la temporada y desde entonces va de 38-6 (.158), con una remolcada, en 12 juegos, mientras los Mulos van con 3-9 en el trayecto.

Marcell Ozuna no termina de arrancar en unos Bravos donde el descomunal inicio de Ronald Acuña esconde serios problemas ofensivos. El de Boca Chica salva el arranque con 10 remolcadas, pero va de 68-14 (.206), su único extrabase es un jonrón y ya colecciona 23 ponches.

La lista de bateadores que no dan con la tecla también incluye a Víctor Robles (49-10, .204), Willy Adames (63-13, .2006), Ramón Laureano (63-13, .206) y Jorge Polanco (66-14, .212).

José Ramírez marcha lejos de los números que tiene acostumbrado (.217), pero cuatro de sus 13 imparables son batazos de cuatro bases y suma ocho remolcadas en una campaña donde los Indios deben activarle una opción de US$11 millones para 2022.

Maikel Franco y Carlos Santana compensan con estadística de poder sus acostumbrados promedios por debajo de la liga. Franco va de 68-16 (.235), pero lleva cinco dobletes, dos cuadrangulares y acumula 15 remolcadas. Santana (60-15, .250) ha volado la verja cuatro veces y ha producido 14 anotaciones para los Reales.

Para Amed Rosario las cosas no han comenzado como su situación requiere, en su primera aventura en la Liga Americana. En Cleveland el ahora utility solo batea .182 (44-8), con un doble y un jonrón jugando entre el jardín central y el campo corto.

Pitcheo dominante

La efectividad de la MLB topa los 3.93, primera por debajo de 4.00 desde 2015, no había un WHIP tan bajo como el 1.265 desde 1972 y la media de ponche alcanza la media récord de 9.13 por juego.

Aplica la vieja ecuación de que el pitcheo efectivo anula a los mejores bates.

Van 47 blanqueadas en los 528 partidos disputados hasta la jornada de miércoles cuando en 2020 hubo solo 12 en 1796 encuentros.

Hay 4 abridores criollos entre los 50 de mejor efectividad. Se trata de Michael Pineda (1.00), Johnny Cueto (1.80), Freddy Peralta (2.00) y Sandy Alcántara (3.28).