Christopher Morel aprieta por los escasos pelos la oportunidad con los Cubs
Debutó con jonrón y se ha embasado en los primeros 21 partidos en las Grandes Ligas
Los Cachorros no subían al equipo grande a un jugador de posición dominicano firmado y desarrollado por el club desde Arismendy Alcántara en 2014, una lista corta donde para encontrar a los otros hay que irse a 2013 con Junior Lake y 2010 con Welington Castillo y Starlin Castro.
Pero el pasado 17 de mayo llamaron Christopher Morel y el desempeño del santiaguero es como para que no lo devuelvan a AA, donde jugaba hasta entonces. Morel debutó con cuadrangular en su primer turno y, ya sea por imparable o boleto, ha encontrado la forma de embasarse en sus primeros 21 partidos en las Grandes Ligas.
El utility (puede jugar desde el jardín central hasta el campo corto) va de 84-25 (.298), con seis dobles, dos triples, tres jonrones, ha remolcado 10 carreras, tomado 11 boletos y lleva seis bases robadas. Baseball-Reference le otorga 0.8 victorias sobre jugador reemplazo (bWAR).
El bajo rendimiento del venezolano Ildemaro Vargas fue la brecha que le abrió la puerta a ese paraíso amurallado.
Firmado por un bono de US$800,000 como parte de esa rica clase en talento de 2015, no fue sino hasta 2017 que pudo debutar como profesional.
Meses después de firmar, mientras se dirigía desde Santo Domingo a Santiago se detuvo en un negocio de comida. Todavía dentro, Morel vio que el autobús se preparaba para partir sin él. El chico de 16 años salió corriendo, pero la puerta de vidrio del edificio estaba atascada. En un instante, la puerta cedió y se hizo añicos, causando daños en el brazo izquierdo, la muñeca y el ojo izquierdo de Morel. Su rostro se llenó de sangre, igual su brazo izquierdo.
"En ese momento, me sentí pesado. Mi cara, pesada. Mis brazos, pesados", dijo Morel a Jordan Bastian de MLB.com. "Vi sangre por todas partes".
Morel fue llevado a un hospital local, donde sus padres pudieron reunirse con él después de un par de horas. Los pensamientos sobre el béisbol tendrían que esperar.
Había dudas de que Morel, un chico atlético, fuerte y enjuto con un montón de potencial, sería lo mismo en un diamante. Le tomó tiempo recuperar toda la fuerza en su mano izquierda. Cuando el tiempo en su rehabilitación finalmente lo llevó de regreso a un campo, tratar de lanzar roletazos de revés emitió recordatorios físicos de la herida en su brazo izquierdo.
"No sentí ningún miedo cuando regresé", dijo Morel. "Pero no mentiré, sentí ciertas cosas que no podía hacer tan bien como antes y en las que tenía que trabajar".
Morel perdió toda la temporada 2016 en su proceso de rehabilitación, pero hubo un beneficio tras bambalinas. Fue enviado al complejo de los Cachorros en Arizona, donde solía ver a Willson Contreras temprano en la mañana.
Contreras se enteró de la lesión de Morel y se aseguró de controlar al joven prospecto cuando se cruzaran en el complejo. Originario de Venezuela, Contreras conocía los obstáculos que enfrentaba Morel como novato en los Estados Unidos. Y entendió que el camino a seguir de Morel no sería fácil.
"Él me chocaría los cinco", dijo Morel. "Me preguntaba cómo estaba, qué estaba pasando, dónde estaba en el proceso. Ahí es donde comenzó, cómo se formó ese vínculo".
Desde que llegó a las grandes ligas, Morel ha sido visto estrechando la mano de los árbitros y los receptores rivales.
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