Un oro valioso y olvidado del baloncesto dominicano
La selección masculina selló una gran historia para ganar en los Juegos de Maracaibo, en 1998
SANTO DOMINGO. Aún me parece ver el recorrido de la bola. Sucedió 20 años atrás, un 21 de agosto, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, de Maracaibo, 1998, cuando el país se llevó el oro del baloncesto masculino de esa cita centro-caribeña.
Ricardo Vásquez perforó el aro con un zarpazo de tres al sonido de la chicharra, mientras un panameño intentó sin éxito bloquearlo y al contrario le dio falta.
Fue una jugada de cuatro puntos, la cual convirtió Vásquez con un disparo libre y ahí le dio la victoria a República Dominicana que ganó oro invicto en ese torneo contra una Panamá dirigido por Mario Butler.
Vásquez recibió el balón por el lateral izquierdo, justo donde la curva de tres comienza a descender y convirtió el triple más una falta de Antonio García “y el resto es historia”, como señala Vázquez, quien ahora reside en Estados Unidos. Él tiene todo presente. Por ejemplo: -¿recuerdas quién te pasó el balón? y señala: -mi hermano Carlos Martínez.
Ese triunfo fue grandioso, pero antes de llegar ahí hubo que disponer de la super selección de Venezuela, en dos ocasiones, una en la preliminar y otra vez en una semifinal salvaje con un estadio repleto hasta en las escaleras. Ese equipo tenía a Edgar Lugo en su momento, Víctor Díaz, Armando Becker, Gabriel Estaba, Alexander Nechar, entre otros y la presencia en el juego de la semi de la exmissuniverso y candidata a gobernadora Irene Sáez y el exNBA, Carl Herrera.
El capitán de ese equipo fue Soterio Ramírez y junto a Jaime Peterson lideraron a ese equipo “cenicienta”, del que su propia Federación debiera sensibilizarse.
Se trata de un triunfo invicto. Estos son los 12: además de Ramírez, Martínez, Peterson y Martínez, también estaban Ricky Greer; Oskary Lenderborg, Ramón Feliciano, David Díaz, Moisés Michell, Carlos Paniagua, Henry Lalane, Roy de la Cruz, bajo la dirección de Miguel Cruceta y José -Boyón Domínguez. “Domínguez y yo no éramos entrenador-asistente. En mis equipos yo quitaba la palabra asistente”, dijo Cruceta. “Yo tenía la ofensiva y Domínguez la defensiva”, agregó.
No fue cualquier oro, ni cualquier invicto. Este es uno de los grupos más unidos que ha tenido el baloncesto dominicano y fue la primera vez, después de Faisal Abel y Hubmerto Rodríguez, que dos técnicos trabajan sin tanta diferencia en cancha.
“Le dije a Julio Subero”, entonces presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto, “que me dejara trabajar con los jóvenes de aquí. Hicimos un trabajo de contiunidad, concluyendo ahí con una medalla de oro”.
Cruceta enciende el fogón al señalar que en esa ocasión “en el estandarte del Comité Olímpico Dominicano, esa medalla era del voleibol, pero lamentablemente (en voleibol) perdimos del segundo equipo de Cuba”. Le agrega más combustible al indicar que con ese oro del voleibol se conseguiría la sede de los Juegos Panamericanos, que soñaba el COD, pero “se consiguió con el basketball y en ese momento el basketball no era de los privilegiados”.
Desafortunadamente ese grupo que se fue sin mucha bulla, llegó con menos y ese metal permanece sin resonar y sin recibir el valor que realmente alcanzaron aquellos nobles 12 jugadores y sus dos capataces.