¿Turismo seco en la costa Este?
El agua se ha convertido en una gran preocupación planetaria. Algunos científicos vaticinan que las guerras del futuro se librarán por conflictos sobre la posesión y manejo de sus fuentes. En nuestro país, la situación no ha llegado todavía a ser grave, pero la intrusión salina sobre el acuífero de la Costa Este, producida por su progresivo agotamiento, amenaza nuestro futuro turístico. El problema refleja el alto consumo de agua del sector turístico y la necesidad urgente de que este sector busque fuentes alternativas.
A nivel mundial, estamos abocados a sufrir una "bancarrota de agua", debido a la creciente urbanización, la actividad económica en las cuencas fluviales y el calentamiento de los océanos. Un reciente informe del Instituto del Agua de la Universidad de las Naciones Unidas dice que "para 2050 se producirá una grave escasez de agua en siete de las 10 principales cuencas fluviales del mundo. Estas 10 cuencas son actualmente el hogar de una cuarta parte de la población mundial y generan el 10 % del PIB del planeta." Respecto al calentamiento, "el aumento de la temperatura de sólo 1 grado supone añadir una cantidad inmensa de energía al agua y eso supone el deshielo en los polos y un tremendo impacto en el clima y la producción de peces."
En nuestro país todavía estos fenómenos no constituyen serias amenazas. Según un informe del 2008 (https://www.scribd.com/doc/15438638/Climate-Change-Impacts-on-the-Hydrology-of-the-Dominican-Republic), el país disfruta de una disponibilidad satisfactoria de agua dulce para sostener adecuadamente su desarrollo económico.
Sin embargo, se predice que al final del presente siglo la disponibilidad de agua se reducirá en un alarmante 85%, debido principalmente al aumento poblacional y al cambio climático. De ahí que sea perentoria la necesidad de adoptar estrategias y políticas de conservación del recurso agua. Y por eso el anteproyecto de Ley de Aguas que cursa en el Congreso debe aprobarse lo antes posible.
De acuerdo con funcionarios del INDHRI, el riego consume un 80% del agua disponible, mientras el sector turístico consume sólo un 1%. Pero el consumo turístico preocupa porque es aproximadamente tres veces más alto que el de la población. El "Plan Hidrológico Nacional" que acaba de poner en circulación el INDHRI estima en 1,000 libros el consumo diario por habitación hotelera. Pero otros reportan que un turista consume entre 800 y 900 litros de agua al día en promedio, el habitante nacional consume un promedio de 200-300 en las zonas urbanas y unos 185 litros en el área rural.
En enero pasado, el entonces Director del INDHRI declaró que en los próximos 15 años el consumo de agua del sector turístico se incrementará nueve veces.
El citado Plan también da cuenta de que la mayoría de los complejos turísticos del país se abastecen de acuíferos y no de aguas superficiales. Los acuíferos representan "una alternativa viable para los desarrolladores turísticos, debido a ventajas en cuanto a la calidad del agua, pues el agua del subsuelo supone un filtrado inicial conveniente (tratamiento para potabilización simple y económico), cierta independencia de la fuente y de la operación de la captación, próxima al punto de consumo, y la disponibilidad de agua en muchas zonas, superando las opciones de agua en esas zonas."
Las 32,000 habitaciones hoteleras de Bávaro-Punta Cana dependen totalmente del acuífero. Puesto que la producción natural de agua no crece, sino que se disminuye con el cambio climático y el crecimiento de la población, el resultado es un agotamiento progresivo del acuífero y una intrusión del agua de mar en el subsuelo.
A finales del 2011, el Director del INDHRI se reunió con la cúpula de Asonahores para comunicarle la preocupación frente a los niveles de salinización que presentan los pozos de agua subterránea en la Costa Este (https://www.primicias.com.do/nacionales/31-nacionales/7609-indrhi-propone-a-asonahores-desalinizar-agua-de- mar-para-abastecer-hoteles-del-este). Propuso que el sistema de abastecimiento actual sea sustituido por plantas desalinizadoras del agua de mar para así quitarle presión al acuífero y garantizar la sostenibilidad de la industria.
Naturalmente, las aguas superficiales podrían ayudar. Una presa en el Río Sanate podría quitarle presión al acuífero de manera significativa. Pero en el caso de la Costa Este, la presa no parece una solución apropiada, en vista de que el esperado crecimiento de la demanda desbordaría la capacidad de la presa y no permitiría la recuperación del acuífero. Según algunos analistas, una presa en el Río Chavón podría ser una mejor solución para los hoteles de La Romana y Bayahíbe. Lo mismo podría decirse de una presa en el Río Yásica para suplir a Puerto Plata y Sosúa.
Los expertos deberán evaluar las diferentes alternativas e identificar la mejor. Pero ya existen tecnologías que permiten ratificar la propuesta del INDHRI en tanto la desalinización posiblemente sea la solución menos costosa. Las grandes plantas desalinizadoras del Medio Oriente, por ejemplo, usan una enorme cantidad de energía y eso las hace costosas. Pero las nuevas tecnologías de osmosis (https://www.youtube.com/watch?v=lTtVpPA3DrM) hacen posible producir con costos son dramáticamente mas bajos. También existen tecnologías que permiten potabilizar totalmente las aguas residuales (https://www.ted.com/talks/lang/spa/michael_pritchard_invents_a_water_filter.html).
¿Quien debe pagar los costos de las nuevas tecnologías o de las presas? Esa es una álgida cuestión que debe enfrentarse cuanto antes porque el problema del acuífero del Este no puede seguir esperando. Si bien los inversionistas turísticos han asumido los costos de establecer sus propios sistemas de pozos para extraer el agua del subsuelo, no es menos cierto que en otros países los servicios públicos suplen el agua requerida. En la Costa Este no existe un acueducto de INAPA ni presas del INDHRI para suplir agua porque los pozos lo han hecho innecesario.
El caso es como para plantearse el total rediseño del sistema de incentivos a la inversión turística. Deben existir incentivos fiscales consistentes en deducciones impositivas a cambio de la inversión en tecnologías innovadoras y este reto de la desalinización debe figurar entre los más prioritarios. El problema es hoy de la Costa Este, pero el crecimiento de la planta turística en otras zonas del país hará necesario adoptar las nuevas soluciones también en ellas. Después de todo, al paso que vamos en materia de incremento poblacional y cambio climático la desalinización será materia obligada en este y muchos otros países.