Violadores en serie de RD: “Quítate la ropa perra y dame todo lo que tienes, si no te voy a matar”

Desde 2020 se han capturado 8 violadores en serie, de los cuales se cuentan decenas de víctimas

Violadores en serie de RD: desde 2020 se han capturado 8 violadores en serie, de los cuales se cuentan decenas de víctimas. (Archivo)

Desde el año 2020, las autoridades de República Dominicana han capturado al menos a ocho violadores en serie, de los que se conocen casi 40 víctimas de su barbarie. Tan sólo en 2024 se han judicializado a cuatro violadores en serie, con más de 30 víctimas implicadas, todas ellas mujeres. “Quítate la ropa perra y dame todo lo que tienes, sino te voy a matar”, relató una de ellas sobre el violento incidente. 

Estos casos no tienden a ser destacados por las autoridades y muchas veces las acciones de un violador en serie se conocen cuando el individuo es atrapado. Los testimonios de las víctimas, contenidos en los reportes de la justicia, son horrendos.

Los hechos

Un 1 de julio de 2021, María Altagracia se encontraba en la Avenida Hípica. En la parada esperaba a un vehículo, pero llegó un hombre montado en un motor. Con ropas parecidas a las de un guardia o policía, éste le dijo dijo que se subiera, pues le iba a dar una bola. 

Ya en el motor, comenzó a llover. Después de una breve parada, en el camino a la orilla del mar, él se paró a buscar unos pescados

De vuelta al motor, el conductor le dijo que era un atraco. “Me quitó el teléfono, me tiró al piso, yo estaba recién parida y le dije que tenga misericordia”, relató Altagracia, quien un mes antes de lo ocurrido había dado a luz. 

Ya en el suelo, el motorista le metió un palo en las partes a la víctima, mientras éste se agarraba el miembro. “Me quería levantar pero no me dejaba, me dijo cosas feas”, afirmó Altagracia, nombre ficticio para ocultar su identidad. 

Terminado ya, se llevó la cédula de identidad, el celular y 300 pesos en efectivo. Ese día la enterraron en vida. 

10:50 de la mañana del 7 de agosto de 2021. Mercedes Sánchez se encontraba en la avenida de Las Américas de camino a su trabajo como guardia de seguridad. Esperando al vehículo, que le llevaría hasta el Muelle de Caucedo, llegó también una persona en motocicleta. 

Éste comenzó a hablar con Sánchez, comentándole que él iba al Aeropuerto de Las Américas y que, si ella quería, le encaminaría. Como muestra de confianza, el hombre le mostró un carnet de militar, además, vestía un pantalón de guardia liso, azul oscuro y botas de militar. 

Ella, confiada por las apariencias, se montó. Durante el camino conversaban. Él le preguntaba si iba armada, si su esposo se ponía celoso. En un momento dado, él se paró con la excusa de que iba a recoger unos pescados para llevarle al coronel. 

Sánchez rechazó la oferta y respondió pidiéndole que le dejara ahí mismo, a lo que él hombre le dijo que la podían atracar. Se metió en unas matas y cuando volvió comenzó el terror. 

Agrediéndola verbalmente, le dijo que era un atraco: “quítate la ropa perra, dame lo que tienes, dame la tarjeta y dame la clave, si no te voy a matar”, le dijo el motorista. Con una mano le apuntaba, poniéndole un cuchillo en el cuello, y con la otra le bajó los pantalones a Mercedes.

“Me violó, se puso un preservativo, (...) cuando terminó me quise ir, me desmayé”, relató Sánchez. Con un golpe en la cabeza, ella quedó inconsciente y él abusó sexualmente, despertó desnuda en la playa. Ese día la enterraron en vida. 

El 18 de agosto de 2019, Rosario Peña de la Cruz, dominicana de 15 años, salía de un curso que hacía los domingos. Mientras esperaba al carro para ir a su casa, llegó un hombre a motor. Éste le comentó que si quería una bola, a lo que la menor aceptó. 

Durante el camino, el hombre se desvió en el parque Los Molinos, la metió en un monte en la orilla del mar y abusó de ella. Mientras le decía que si lo encontraba la mataría, se subió encima de la menor y aprovechó para penetrarla. 

Una vez terminados los hechos, el hombre la dejó tirada y se llevó sus pertenencias. Ese día la enterraron en vida. 

El 6 de febrero de 2021, Ángela Castillo Gómez salió de la escuela, después de tomar un carro se quedó en la calle. Mientras esperaba para ir a su casa, apareció un señor vestido de policía subido en un motor

Éste le preguntó que porqué estaba sola, a lo que Gómez respondió que esperaba a la guagua. Ante la respuesta, le dijo que se montara al motor, pues era policía. Ella le insistió que no lo haría, que esperaba a una persona. 

En ese momento, él le mostró una pistola, amenazándola, le obligó a subirse al motor. Después de muchas vueltas en Las Américas, se paró delante de Los Tres Ojos, en un monte debajo del puente.

En el momento le dijo que era un atraco. El motorista le pidió el celular y que se sentara en el piso, que se masturbase y que se quitara la ropa para penetrarla a la fuerza.

“Me dijo que me quite la ropa, me empezó a violentar, me dijo que no grite, me dio un golpe en la cabeza (...) Me dijo que porqué yo gritaba tanto, si él tenía una niña de nueve años y a ella no le dolía”, declaró Castillo Gómez. 

Cuando los hechos terminaron, él huyó con lo robado y la ropa interior de la víctima, al grito de “tengo VIH”. Ese día la enterraron en vida. 

  • Todos estos testimonios están basados en hechos reales, donde los nombres se han modificado para la protección de las víctimas. El autor e imputado, Marino Ruiz, conocido como Marinito, fue acusado de más de  20 violaciones y abusos sexuales, todos ellos con robo.

El hombre, de 35 años y nacionalidad dominicana, se hacía pasar por policía, militar o guardia de seguridad para ganarse la “confianza” de sus víctimas y subirlas a su motor, para más tarde asaltarlas. 

En el caso, finalmente se le declaró culpable de:

  • Crimen de violación sexual y robo agravio

  • Crimen de agresión sexual y robo

  • Crimen de robo

En consecuencia, se le condenó a cumplir una pena de tan solo 20 años de reclusión mayor en la cárcel de La Victoria. 

Desgraciadamente, hay un gran número de casos de violadores en serie en el país.  

Uno de ellos se dio a conocer como el caso de Juan Carlos Peña Nin, vinculado a una serie de violaciones sexuales contra al menos 6 mujeres y al que le fue impuesta la medida de coerción consistente en prisión preventiva por un total de 18 meses. 

Peña Nin se dedicaba a captar jóvenes en condiciones vulnerables y de escasos recursos en distintos lugares del país, a través de WhatsApp, haciéndose pasar por supuestas amigas cercanas de estas. 

Más tarde les ofrecía dinero para que fueran a diferentes lugares; las llevaba a casas, donde las encerraba, les roba sus equipos móviles, dinero y prendas de vestir, y las obligaba a sostener relaciones sexuales en contra de la voluntad de las jóvenes. 

En el proceso, les amenazaba con armas de fuego, las torturaba pasando cigarrillos cerca de sus partes íntimas, cuchillos por sus caras y demás partes del cuerpo. El calvario sucedió por varios días, hasta que estas lograban escapar. 

La investigación esclareció que éste mismo modus operandi lo utilizó con todas las víctimas. 

Manual preventivo: ¿qué hay que tener en cuenta?

Como es de suponer, hay casos de rehabilitación que pueden salir bien, donde el condenado llega a restaurarse. Pero, los hay que no, los que terminan su condena carcelaria, salen peor de como entraron, ¿por qué? ¿Cómo es la mente de un violador en serie?

Según fuentes consultadas por Diario Libre, para entender un violador en serie, hay que ser consciente de su perfil psicológico.

Mayormente presentan rasgos psicópatas, son personas de carácter antisocial, con poco remordimiento por sus actos, sin empatía con las víctimas. Las eligen minuciosamente, las estudian y, de cierta forma, obtienen un grado de confianza con ellas. 

Muchas veces entienden que la víctima lo provocó, como si fuera ella la responsable: por eso no cambia o no mejora. No se puede decir que el violador es un enfermo, pues se le quita responsabilidad. Es una persona que tiene que asumirlas. 

La razón de sus actos puede ser diversa: en primer lugar, en el caso de alguien antisocial, mayormente son personas que vienen de traumas infantiles, violentados en su niñez o con carencias psicoafectivas, se sienten inferiores. Además, cuando es un hombre quien comete estos actos, suele ser porque tienen una pobre imagen de sí mismos y de su sexualidad, queriendo obtener el placer a través del dolor y el miedo de otros. 

Es complejo identificar a los violadores en serie, porque cada caso cambia. Pero donde sí hay posibilidad es en identificar cómo esas personas se acercan a los demás, cuál es el sistema de relacionamiento con otros y qué grado de autopercepción de ser víctima también tienen. 

Pero, ¿por qué siguen violando? La razón, y volvemos a lo de antes, es el placer que les genera. La experiencia gratificante que obtuvo tiende a llevarle a repetir el proceso. 

Aunque cada caso es distinto, la mayoría muestra cierto modo de operar con rango de edad preferencial. Estudian a sus víctimas y pocos son ocasionales, no es algo esporádico, sino premeditado. 

Cuidan sus pasos, evitan ser descubiertos, no dejan evidencias. Es difícil encontrar algo que los delate. 

Tal y como afirma una de las fuentes a Diario Libre, para evitar estas situaciones de reincidencia, se podría incorporar la cadena perpetua a violadores en serie, además de mejorar el plan de rehabilitación en las cárceles.

Periodista español y redactor en Diario Libre. Graduado en Periodismo por la Universidad de Navarra, España.