Un hospital regional sin unidad de cuidados intensivos ni banco de sangre

El hospital público de Azua necesita remodelación, equipos médicos y especialistas para asistir con calidad a la alta población de pacientes

AZUA. Tener acceso a un estudio especializado, lograr una pinta de sangre, una atención en cuidados intensivos o un servicio en algunas áreas especializadas es una odisea para los pacientes que asisten al hospital Taiwán 19 de Marzo, de Azua, donde ellos o sus familiares deben ir de un lado para otro con una prescripción médica.

Era un miércoles en la mañana, el hospital estaba lleno de pacientes que iban a diferentes especialistas. Sorayda Reyes tiene 78 años de edad, y ese día visitó al neurólogo, porque sentía una molestia en la parte inferior del cuerpo, que le dificultaba caminar.

Vive en Quita Coraza, una comunidad rural cercana a esta ciudad, y le fue indicada una resonancia magnética que debe venir a hacérsela a la Capital.

A la pregunta de que si tenía dinero para costearla, respondió “me la cubre el Senasa (Seguro Nacional de Salud ), me dijo el doctor”.

Ella andaba con la indicación y en un diminuto y estrujado papel el nombre del lugar donde debía hacerse el estudio, pero no tenía ni la más remota idea de su ubicación, y a todo el que veía le preguntaba si sabía esa dirección en la Capital.

Otra mujer, con evidente desesperación, se quejó porque el día anterior llevó a su madre a emergencia aquejada por un dolor de cabeza y una parálisis facial. La mamá es hipertensa y diabética, y dijo que le suplicó a la doctora que cubría el horario de emergencia que le atendiera, porque, además, su progenitora estaba hablando raro, pero la especialista le respondió que hiciera su fila para que respetara el turno de los demás.

Explica que cuando lograron atenderla le inyectaron algo para bajarle la presión, y que la mandó a que la vieran por consulta, pero cuando va al área le comunican que debía buscar una cita para que la viera el neurólogo.

Al otro día volvió al hospital público con su madre ya con un lado inmovilizado.

“Eso hizo esa doctora de emergencia”, dijo la hija llena de impotencia frente al área de sonografía, mientras esperaba unos resultados.

Desde la entrada principal se alcanza a ver un local de dos niveles con un letrero que dice Banco de Sangre del Sur, lo que es falso, pues el hospital carece del importante insumo. Cuando un paciente lo requiere, debe trasladarse al Gran Santo Domingo o a la ciudad de Barahona para conseguirlo.

La doctora Doritza Rosó, directora general del hospital, dice que si tuviera la oportunidad de conversar con el Presidente de la República, y pedirle algo para el centro de salud, priorizaría más equipamiento, la apertura de la sala de cuidados intensivos y la del banco de sangre.

“Necesitamos equipos médicos más actualizados, entre ellos, los de rayos x, de laboratorio, tomografía para un revelado mejor, y más moderno, para beneficiar a los pacientes, y como el hospital es de tercer nivel, mientras mayor avance tengan, pueden brindar mejor servicio, rapidez y eficacia”, argumenta.

El promedio de consultas diarias es de 400 en diferentes especialidades y en dos turnos. El centro asistencial consta de cinco niveles, donde se distribuye las dos emergencias, salas de espera, habitaciones de internamientos, los consultorios, bloques quirúrgicos, laboratorios clínicos y centros de imágenes, entre otros departamentos, incluyendo administrativos.

Las instalaciones tienen un área de cuidados intensivos con capacidad para seis camas, pero nunca se ha equipado, a pesar de su apertura, hace 10 años, cuando el centro fue construido.

Carencias

¿Qué más les falta? A esta pregunta Rosó no titubeó y respondió: que nos aumenten la subvención y remocen la infraestructura.

Hacen falta, además, médicos otorrinos, intensivista, neurólogos, gineco-obstetra y pediatras, que son las especialidades de mayor demanda.

En pediatría se asiste un promedio diario de 100 pacientes. En emergencia el número se eleva hasta 140 diario. Tienen seis pediatras, para consultas y emergencias.

La mayoría de los especialistas viven en el Gran Santo Domingo, pero cumplen sus servicios de 24 horas y programan sus cirugías.

Tienen servicio de ortopedia, sólo que los casos complejos lo tienen que referir a Santo Domingo, como los heridos de cráneo-encefálico severo, por falta de equipos médicos y banco de sangre.

Recursos

María tenía en brazos a su nieta recién nacida. Viven también en Quita Coraza, y se siente complacida con las atenciones que recibe y, al igual que Soraya, es subsidiada del Senasa, lo que le garantiza los medicamentos gratis, y que el hospital los compre fuera cuando no dispone de los que requiere.

Esos pacientes tienen prioridad, porque son los de mayor facturación, dinero que emplean para pagar nóminas internas y hacer reparaciones menores.

Están facturando al Senasa subsidiado entre RD$ 2.8 millones y RD$ 3 millones al mes, lo que les permite aumentar la calidad de los servicios que brindan. El hospital, donado por el gobierno de Taiwán, recibe una subvención del Estado de RD$ 3.4 millones mensuales, pero ni sumándole lo que facturan les alcanza para ponerse al día con el pago los suplidores.