Cuando la maternidad vuela la etapa de la adolescencia

Cada niño que nace en un hogar pobre reduce la probabilidad de que su familia pueda salir de esa condición

República Dominicana es el quinto país con mayor tasa de nacimiento de la región. (Danelis Sena)

Al igual que Yuleysi, Marlyn y Emperia son madres adolescentes de 15 y 17 años de edad que recuerdan haber recibido una charla sobre educación sexual en sus respectivos centros de educación, pero no que tratasen los temas de prevención de embarazo, ni las consecuencias de tener relaciones sexuales sin protección.

Marlyn y Emperia conocen, sin embargo, sobre los métodos de planificación. La primera, actualmente está unida a un hombre en el que ve seguridad económica, a pesar de que vive alquilada en un anexo que divide una habitación en dos lugares. Su pareja tiene 39 años de edad y un colmado, quizás ahí está la explicación.

Hoy, Día Mundial de Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, como en años anteriores, diferentes autoridades volverán a debatir sobre el tema, para que la fecha no pase desapercibida, hablarán de la creación de planes para reducirlos, sin embargo, las estadísticas no muestran cambios. Por el contrario, en República Dominicana 22 de cada 100 mujeres embarazadas son adolescentes, equivalente a la cuarta parte de nacimientos al año.

Es una realidad que se da en toda clase social, pero es mayor en personas pobres, en entornos o ambientes machistas, y donde las niñas no encuentran otro plan de vida que no sea el unirse maritalmente a muy temprana edad, lo que es el matrimonio infantil y que es la causa de dos de cada tres embarazos en adolescentes, según estudios del Consejo Nacional para la Niñez y el Banco Mundial.

Lo peor es que muchos de esos embarazos no son deseados, repiten patrones de madre a hijas y aumentan la pobreza, la exclusión social, las desigualdades y la deserción escolar.

De acuerdo con los datos oficiales, la tasa de fecundidad de las adolescentes dominicanas es de 95 por cada mil mujeres con edades entre los 15 a 19 años y el 52% de las madres adolescentes se dedica a quehaceres domésticos o labores de cuidado.

En febrero de este año se presentó el Plan Nacional para la Reducción de Embarazos en Adolescentes en la República Dominicana 2019-2023 (PREA-RD) que incluye una propuesta de alto nivel de compromiso político para cambiar la realidad social y cultural de los embarazos en esa parte de la población dominicana.

Se trata de una iniciativa integrada por 57 entidades del Estado y Organizaciones no Gubernamentales que busca atacar de nuevo los factores socio-educativos señalados más arriba, que investigadores del tema coinciden en que son las causas de la gravidez en las menores de edad.

Lea la investigación realizada en el 2016 por el Ministerio de Salud Pública, la Oficina de Estadística Dominicana y el Fondo de Población de las Naciones.

Datos de niñas y adolescentes embarazadas atendidas en hospitales, República Dominicana.

Para Rosa Elcarte, representante del Unicef en el país, otro tema importante es la explotación sexual.

“Tenemos que hay un grupo de niñas que se embarazan porque están casadas, otras porque están explotadas sexualmente y otras porque no tenían acceso a métodos anticonceptivos”, comentó Elcarte hace un tiempo.

Asegura que en el país hay grandes esfuerzos y se sigue trabajando con el Gabinete Social en un plan de reducción del embarazo en adolescentes de manera integral.

Todos los estudios hechos sobre el tema coinciden en que las jóvenes de las zonas rurales tienden a quedar embarazadas con más frecuencia que las residentes en zonas urbanas. El municipio de Haina, perteneciente a la provincia de San Cristóbal, es uno de los lugares con mayor índice de madres adolescentes.

En el Túnel, del barrio San Martín, había cinco vecinas paridas con días y meses de diferencias. Sus edades oscilaban entre los 14 y 17 años. Además de la maternidad, era común en ellas: ser hijas de madres adolescentes, la pobreza y la deserción escolar.

Allí residen Marlyn y Yuleysi.

Ellas, tampoco sabían del riesgo al que se exponían al quedar embarazadas.

Minerva Pérez, directora de Orientación del Ministerio de Educación, y Bethania Leger, coordinadora del Programa de Prevención del Embarazo en Adolescentes, dijeron que la entidad rectora de la educación preuniversitaria desarrolla un programa de prevención en la comunidad de Haina con el que se busca disminuir los embarazos en menores de edad y la deserción escolar.

El Unicef colabora con el Ministerio de Educación en el programa de prevención de embarazos en adolescentes, a través de las orientadoras escolares e incluye los conceptos del matrimonio infantil, la explotación sexual y violencia escolar.

Hay esfuerzos articulados por parte del Gabinete Social, y los ministerios de Salud y Educación, organismos nacionales y agencias internacionales que trabajan el tema, con la esperanza de que los resultados se verán al largo plazo.

En el barrio San Martín, Yuleysi Montero acababa de cumplir 14 años y tenía una bebé de cuatro meses de nacida.

Es la segunda de cuatro hermanos. Su madre es empleada doméstica en el Distrito Nacional y a ella le toca cuidar a sus hermanos menores de seis años y ahora de su hija. Es tímida. Agacha la mirada ante los desconocidos que están en su casa, un cuarto de menos de 20 metros cuadrados, divididos en un dormitorio, el cual comparte con su madre, una hermana de seis años y dos mellizos de cinco y la bebé, y una sala-cocina.

Su historia comenzó cuando pasó a cursar el antiguo octavo de Básica y conoció a su novio, otro adolescente de 19 años, que al poco tiempo de una relación la embarazó y luego terminó con ella y se “enamoró” de una de sus compañeras del curso.

Cuenta Yuleysi que no abandonó sus estudios, pero ahora asiste a la escuela los sábados, día en que su madre puede cuidar de la bebé y de los demás hijos. Asegura que muchas de sus amigas han tenido relaciones sexuales y dentro de su proceso de parto “la confortó” que había una niña de 10 años, residente en San Cristóbal, en el mismo proceso de desembarazo.

“Mi madre se enteró de mi embarazo cuando tenía seis meses y se enteró por una vecina que se lo dijo. Ella sale temprano y regresa tarde de la capital. Antes de irse dejaba la comida hecha y solo me encargaba de dársela a mi hermanita, porque a los mellizos le gusta quedarse con su abuela y casi no paran en la casa”, contó la madre adolescente.

Yuleysi se encarga también de enviar a su hermana de seis años a la escuela. Se arrepiente de haber quedado embarazada, pero no de haber parido a su hija. Extraña que antes salía a pasear y a bailar, pero ya no puede hacerlo, porque debe dedicar los días y las noches a cuidar su bebé.

Cuenta que al poco tiempo de quedar en cinta terminó con el novio, porque se hizo pareja de otra muchacha de la escuela donde estudiaba.

Ahora su madre también vela para que su nieta no le falte nada.

En el 2013, la meta era reducir la tasa de nacimientos de embarazos en adolescentes en un 18% .

El Plan Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes contempla una inversión de RD$64 millones anuales.

Ese plan, del 2011 al 2016, tenía un presupuesto estimado ascendente a RD$388,562,986. Sólo para la promoción de educación sexual en los centros educativos públicos y privados se presupuestaron RD$82,201,907, equivalentes al 21.2% del total.

Estos datos demuestran que la prevención es más costo-efectiva, además, que promueve la inclusión social y disminuye la mortalidad y morbilidad asociada a los embarazos en adolescentes.

De acuerdo con un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), el costo estimado en la atención del embarazo y la maternidad en adolescentes representa 33 veces la inversión estimada del Plan Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes, es decir, 2,103 millones de pesos anuales.

La vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño, escribió en una ocasión: “Cuando las sociedades ignoran la centralidad de la salud sexual y reproductiva se condena a las niñas a una sentencia de abandono de largo plazo. Lo dicen los especialistas: somos la región del mundo más peligrosa para las mujeres y, desafortunadamente, muchas de nuestras políticas educativas ignoran las necesidades de salud reproductiva y el impacto en el futuro de nuestra adolescencia”.
Y agregó: “Hemos sido cobardes en abordar este tema con determinación. En algún momento cuestioné frontalmente la situación de la educación sexual en las escuelas del país; en aquel entonces se alegó que la jerarquía de la iglesia católica estaba radicalmente en contra de cualquier enseñanza de educación sexual en los centros educativos. Nada menos cierto”.

Cedeño, primero desde su rol de primera dama, y después como Vicepresidenta de la República, ha estado envuelta en diferentes programas de prevención de embarazos en adolescentes.

El director del Programa Materno Infantil y Adolescente, del Ministerio de Salud Pública, Juan Carlos de Jesús, maneja el Programa Nacional Salud y Adolescentes (Pronaisa) y en el 2017, presentó los protocolos de atención al parto, post parto, puerperio y la anticoncepción en la adolescente, luego se exhibió el de la población por debajo de los 15 años, partiendo de que el abordaje es diferente en la población de 15 a 19 años.

Dijo que se hizo un trabajo de socialización de esos protocolos, que están en la plataforma del Ministerio. Este año empezaron un monitoreo de cómo se están aplicando, para tomar decisiones en términos de la prestación de servicios.

Una de las cosas que están reforzando son las Unidades de Atención Integral del Adolescente. A la fecha existen 109 unidades en diferentes partes del país y son espacios entre primero y segundo nivel de atención, donde el adolescente tiene una atención diferencial. Eso no solo implica el embarazo, sino el enfoque de salud, que además de la productiva, está la mental y salud básica.

Otra cosa que implementamos fue la Guía de Atención Integral al Adolescente que permitirá al sistema el manejo que debe tener las niñas desde los 10 años hasta que son adolescentes de 19 en su salud general. Esa guía fueron presentadas a principio de año con la finalidad de socialización para que se apliquen en las 109 unidades.

“Pero sabemos que como en el país cualquiera se salta a cualquier nivel de atención no se puede hacer la capacitación solo a esa área (limitarse)”, comentó.

Contrataron una consultoría que trabaja todo lo que es una evaluación de los servicios que se otorgan a las adolescentes, a la entrega de atención que existe en la actualidad.

“Eso permitirá tener una información más certera, cuantitativa y cualitativa de lo que está pasando en el sistema de salud por completo. Fuimos los rectores, como Ministerio de Salud Pública, de evaluaciones al plan anterior, al PERA, que terminó en el 2016 y las respuestas fueron entregadas al equipo de consultor que está por el Gabinete de Políticas Sociales y fuimos parte de toda la mesa de trabajo”, agregó de Jesús.

Se trata del Plan Nacional para la Reducción de Embarazos en Adolescentes en la República Dominicana 2019-2023 (PREA-RD), presentado el 28 de febrero de este año. Incluye una propuesta de alto nivel de compromiso político de cambiar la realidad social y cultural de los embarazos en esa parte de la población dominicana, del Gobierno. Fue un trabajo arduo en mesas de discusiones, por primera vez participaron todos los sectores durante todo el proceso, incluyendo los ministerios de Cultura, Deporte, Trabajo y más, para estudiar todas las aristas de determinantes sociales. Se evaluó todo lo que falló del Plan de prevención de Embarazo en Adolescentes (PREA) 2016 y tomaron las buenas prácticas, para colocarlas en el nuevo programa.

Se trata de una iniciativa integral, compuesta por 57 entidades del Estado y Organizaciones no Gubernamentales que busca atacar de nuevo la pobreza, la exclusión social, desigualdades y falta de educación, que investigadores del tema coinciden en que son las causas de la gravidez en las menores de edad.

Ese día era lluvioso. Marlyn estaba recién parida, su niño presentaba leves problemas respiratorios y ella tenía que cocinar y hacer las labores hogareñas, por lo que decidió llevar el niño a su madre, una abuela que lucía feliz y dispuesta a atender al nieto.

La joven madre recuerda que su primera reacción ante la noticia del embarazo fue llorar, porque aunque lo sospechaba, emocionalmente no estaba lista para ser madre.

Dice que le interesa terminar sus estudios, los que interrumpió el pasado año a consecuencia de su estado, pues quiere convertirse en una importante abogada penalista.

El padre Luis Rosario defiende la posición de la iglesia Católica en cuanto a la educación sexual que tanto demandan las autoridades y las Organizaciones no Gubernamentales.

Asegura que en la iglesia se habla del amor, de la importancia del matrimonio y la fidelidad.

Emperia temía que su pareja no se responsabilizara y la dejara sola con el bebé que esperaba, por eso, cuando confirmó que estaba embarazada se llenó de pánico. Apenas tenía 15 años y su pareja de 18 años.

Al momento de la entrevista, Emperia lucía frágil, dijo que había rebajado de peso por la lactancia. Ya había cumplido 16 años y su niño ocho meses. Vive en el sector de Villa Faro y ese día estaba en la unidad de planificación para adolescentes, de la Maternidad San Lorenzo, de Los Mina. Ella también interrumpió sus estudios. En ese entonces, cursaba el segundo de bachillerato (cuarto en el modelo actual).

La doctora Bruna Caro, responsable del programa de adolescente de esa maternidad, dijo que a las jóvenes se les orienta para que vivan su proceso de forma positiva.

Dice que muchas se embarazan y no ven su estado de preñez como una tragedia, sino que lo hacen a propósito, como una salida, para abandonar sus hogares, donde muchas son maltratadas.

A Emperia le obligaban a atender los hijos pequeños de sus hermanas.