En junio, cada 72 horas hubo un feminicidio
El feminicida de Belkis de los Santos Merán se jactaba de que ninguna medida de alejamiento impediría que la matara. Tenía dos y sobrada razón para decirlo.
Entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, cada cuarenta y ocho horas una mujer dominicana fue víctima de feminicidio. Cuarenta y dos en el semestre. Veintritrés durante los últimos tres meses. Junio lidera las cifras escritas por la desatención estatal y el machismo social: once mujeres muertas, algunas sometidas a vejaciones y torturas por el feminicida. La más joven, Cesarina Encarnación, 14 años; la mayor, Ramona Ortiz, 63 años. Extremos de una estadística que desmiente la perversa opinión de que el “chapeo” de las víctimas explica el desenlace y justifica al feminicida.
Abril trajo un caso mediático, el de Chantal Jiménez Vargas, revictimizada en bucle en el vertedero de las redes. Días prolongados más allá del sepelio durante los cuales los feminicidas por procuración se solazaron en opinar sobre su vida con tal saña que parecían querer vengar con sus denuestos el suicidio del feminicida. Botón de muestra de una cultura patriarcal, marcadamente misógina, frente a la cual las autoridades, particularmente las educativas, prefieren hacerse los suecos.
Sobre las otras veintidós, silencio. Las hubo jóvenes y bellas según el canon, con el que cumplía Chantal Jiménez Vargas. Pero eran anónimas y sus muertes no daban pasto al morbo, ni siquiera en los casos en que el feminicida se empeñó en darles una muerte atroz.
Crisveniy Yaqué fue eviscerada. Warneris Pérez Ortiz debió antes soportar golpes y el corte de su larga cabellera. Belkis de los Santos Merán fue empapada con gasolina, incendiada y encerrada para que nadie pudiera auxiliarla. Verónica Fernández Suero estaba embarazada. Yoanny Altagracia Guzmán murió apaleada. Ramona Ortiz fue violada antes de que le dieran muerte.
Rara vez sucede, pero de once de las veintidos víctimas del trimestre, los medios consignaron la ocupación: emprendedora, empleada hospitalaria, prestamista, enfermera, dos estilistas, dos domésticas y dos empleadas públicas. ¿Chapeadoras?
Tampoco es frecuente que, abrumadoramente atenidos a la nota policial, los medios ofrezcan datos sobre el número de huérfanos y huérfanas que dejan los feminicidios. De las que sí se ofreció esta información suman entre ellas treinta y tres hijos que quedan en la orfandad, veintinueve menores de edad.
- Ellas se llamaban María Mordan García y María Juana Ortiz Portorreal
Tenían 52 y 41 años, respectivamente. La primera había procreado varios hijos con el feminicida, quien la mató de varios disparos en la casa donde trabajaba como doméstica, hirió a su empleador y mató al vigilante del residencial, e hirió a un hijo que intentó impedir el feminicidio. La segunda fue baleada en la casa donde residía. Tenía una relación sentimental con el doble feminicida. Apresado por la policía, el feminicida confesó su frustración por no haber podido matar a otra mujer que, al parecer, había enterado a su esposa de su relación extraconyugal. Él, dijo, se “sentía feliz con las dos”. El periodista Julio Martínez Pozo reveló que dos hermanos del feminicida también mataron a sus parejas, lo mismo que otros dos familiares cercanos. Ocurrió el 25 de abril en Bonao, provincia Monseñor Nouel.
- Ella se llamaba Crisveny Yaqué
Tenía 28 años. La apuñaló en el vientre su expareja hasta eviscerarla. El feminicida murió horas después en la celda donde estaba detenido. Vecinos de la víctima afirmaron que, no obstante llevar un tiempo separados, el feminicida la hostigaba constantemente en busca de una reconciliación a la que ella se negaba. Ocurrió el 29 de abril en el sector Las Malvinas, en Neiba.
- Ella se llamaba Lucero Mateo
Tenía 28 años. Era empleada de la Clínica Corominas Pepín. La mató de varios disparos su expareja, con quien procreó tres hijas durante los 13 años de convivencia. El feminicida habia intentado matarla en cuatro ocasiones anteriores. La víctima desoyó las súplicas de su hija mayor de no salir a encontrarse con su padre, quien, violando una orden de alejamiento, se acercó a la casa con el pretexto de entregarle el dinero de la manutención de las menores. Al ser apresado, el feminicida dijo haber cometido el hecho bajo los efectos del alcohol. Ocurrió el 10 de mayo en la comunidad Los Almácigos, Santiago.
- Ella se llamaba Mathilde Jean Baptiste
Tenía 38 años. La mató a machetazos su expareja, con quien se negaba a reconciliarse, según testimonio de personas cercanas a la víctima. Ocurrió el 17 de mayo en el batey Margarita, municipio Consuelo, San Pedro De Macorís.
- Ella se llamaba Verónica Fernández Suero
No se publicó su edad. Horas antes de su muerte se había graduado de Estilista en belleza. Madre de tres niños, estaba embarazada. La mató a cuchilladas su pareja, quien la llevó ya muerta al hospital local. Según informes periodísticos, el feminicida informó personalmente a la familia de su víctima del crimen cometido. Ocurrió el 29 de mayo en Fantino, Sánchez Ramírez.
- Ella se llamaba Dolariza Florián Pozo
Tenía 35 años. Trabajaba como enfermera en una clínica de la región este. Tras propinarle varias cuchilladas, su pareja la dejó por muerta en la casa que compartían. Trasladada al hospital por personas que la encontraron agonizante, murió mientras era operada. Ocurrió el 31 de mayo en el sector Placer Bonito, San Pedro de Macorís.
- Ella se llamaba Carolina Green Alvarado
Tenía 40 años. La mató de cuatro disparos su expareja y padre de sus dos hijas y un hijo. Según versiones de personas cercanas a la víctima, ella puso fin a la relación tras descubrir que el feminicida mantenía relaciones con otra mujer. El feminicida se apersonó a la casa de una tía de su víctima, donde esta se encontraba y, sin mediar palabras, le disparó frente a una de las hijas de ambos, a quien también intentó asesinar. Al entregarse a la policía, el feminicida dijo haber cometido crimen porque su víctima se negaba a la reconciliación. Ocurrió el 3 de junio en el muncipio El Factor, Nagua, María Trinidad Sánchez.
- Ella se llamaba Yoanny Altagracia Guzmán
Tenía 42 años. La mató a palos su pareja, quien al momento de ser detenido alegó defensa propia. El feminicida acusó a su víctima de estar borracha al momento de su muerte, lo que desmintieron los exámenes toxicológicos. Ocurrió el 5 de junio en Los Prados, Santiago.
- Ella se llamaba Marileisy Difo
Tenía 20 años. La mató su pareja de un balazo en la cabeza. Al ver que no salía de su habitación, un hermano de la víctima, residente en la misma casa, ingresó al dormitorio y encontró al feminicida con el arma en la mano. Cuando quiso detenerlo, el feminicida lo amenazó con dispararle y logró huir. Ocurrió el 17 de junio en Las Terrenas, Samaná.
- Ella se llamaba Jenny Carolina Álvarez
Tenía 33 años. Estaba al frente de un pequeño salón de belleza que había logrado levantar con su esfuerzo. La mató a puñaladas su expareja y padre de sus dos hijos, de quien llevaba cuatro años separada. El feminicida aprovechó un momento de poca afluencia al negocio de su víctima para matarla delante de uno de los hijos y de una empleada, a quien intentó agredir. Ocurrió el 22 de junio en el sector Claret, Los Jardines, Distrito Nacional.
- Ella se llamaba Yulimel Gil Acevedo
Tenía 21 años. La mató de 15 puñaladas su pareja y padre de sus tres hijos. Tras herirla gravemente, el feminicida la dejó abandonada. Varias personas escucharon sus quejidos y la condujeron al hospital. Falleció 24 horas después. El feminicida se suicidó. Ocurrió el 27 de junio en la comunidad Los Cacaos, Duarte.
- Ella se llamaba Yafreisy Yomaira Jiménez Ramírez
Tenía 35 años. Dejó una niña de once años. La estranguló su pareja, con quien se había reconciliado recientemente. El feminicida lanzó el cuerpo de su víctima desde el cuarto piso del hotel turístico en que se hospedaban en un intento de encubrir el feminicidio. La autopsia reveló que había sido estrangulada antes de que su cuerpo cayera al pavimento hotelero. El feminicida tenía laceraciones en en los brazos y la habitación, signos de forcejeo, lo que indica a las autoridades que la víctima luchó por su vida. Ocurrió el 30 de junio en Bávaro, La Altagracia.
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