Casos abiertos de desaparecidos alteran salud mental de las familias
Los familiares transitan varias rutas psicoemocionales que van desde el shock, la impotencia, sentimientos de culpa, estrés postraumático, la depresión y pocos logran llegar a la fase final: “la resignación”
“Desde que desapareció mi padre no duermo”, “siento que se me van a salir los ojos de tanto mirar en todos lados”, “la ansiedad va acabar conmigo”, siento mucha impotencia”, “lloro todos los días”, “necesito ver su cadáver para darle un cierre”, son algunas de las expresiones de familiares de dominicanos desaparecidos entrevistados por Diario Libre.
La Policía Nacional informó recientemente que, al término del año 2022, al menos 62 personas de más de 300 reportadas desaparecidas el año pasado continúan sin aparecer. Esta situación mantiene en un estado de incertidumbre y sufrimiento prolongado a igual cantidad de familias en adición a las que tienen parientes con dos, tres y hasta 30 años desaparecidos.
De acuerdo a psicólogos y psiquiatras consultados por Diario Libre, los familiares de los desaparecidos son quienes más sufren esta situación y los que menos apoyo estatal reciben para darle una resolución a este problema. En su mayoría terminan padeciendo afecciones mentales que deben tratarse con psicofármacos y psicoterapias, tales como el trastorno del ánimo, insomnio, depresión, etc.
El psiquiatra y expresidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, José Miguel Gómez, explicó que los parientes de personas desaparecidas, los más cercanos, atraviesan en el proceso varias rutas psicoemocionales que se dividen en tres fases:
Señaló como primera fase la impotencia que sienten por no saber dónde ni en qué condición está su familiar, seguido la angustia, luego de una semana comienza la segunda fase con los sentimientos de tristeza, nostalgia, desesperación y los sentimientos de culpabilidad (“comienzan a cuestionarse ¿por qué no lo cuidé?, ¿por qué no lo vi?), después de varios meses sin conocer el paradero, la familia entra en un estado de estrés postraumático y depresión.
Para salir de este estado depresivo que puede durar toda la vida, los familiares necesitan el acompañamiento de profesionales de la psicología y la psiquiatría, quienes le servirán de guía para que encuentren el camino a la resignación o aceptación del hecho, esto tras varios años sin conocer el paradero de su pariente, acotó Gómez.
Aceptar la probabilidad de que el desaparecido no sea hallado nunca, luego de agotar todos los recursos necesarios para buscarlo no debe verse como una traición, si no como una forma de encausar su vida tras la pérdida inusual, indicó la psicóloga Ivonne Guzmán, quien además advierte que superar la desaparición de un familiar es uno de los traumas más difíciles de tratar.
“Superar el trauma, no es sinónimo de traición, más bien es tomar una actitud para sanar el dolor y tomar actitudes resilientes, con los recursos del aquí y el ahora”, expresó.
Sin embargo, Annabel García advierte que el trabajo del especialista de la conducta es acompañar al paciente en ese problema y lograr que este disipe los sentimientos de culpa y acepte el hecho, puesto que el dolor por la desaparición y el no tener un cuerpo para darle un cierre definitivo a la existencia de esa persona se mantendrá.
“Es más doloroso que la muerte propia de la persona. Se trata de un ciclo que se mantiene abierto y los recuerdos y pensamientos de culpabilidad pueden volver constantemente. Con terapia el paciente adquiere herramientas para disipar esos pensamientos y lograr la resignación de su dolor”, apuntó.
“Muertos” desaparecidos
Las escasas respuestas por parte de las autoridades de la Policía Nacional y las fiscalías son de los principales escollos que denuncian los familiares, algunos citan la falta de diligencias necesarias para la búsqueda, aunque las autoridades aseguraron a Diario Libre en varios documentos de prensa que pese al escaso personal de la Unidad de Desaparecidos de la Policía Nacional las denuncias de desaparición son atendidas.
Sin embargo, hay un aspecto que las autoridades no se atreven a revelar a los familiares, ni siquiera tienen la preparación para ello: “advertir la posibilidad de la muerte y el no hallazgo del cadáver”. En su lugar, la respuesta que más reciben los parientes es: “estamos investigando, tenemos más casos”.
En un informe solicitado por Diario Libre a la Fiscalía del Distrito Nacional, la entidad reveló que se dan casos de desaparecidos que no se encuentran porque están muertos y sus cuerpos no pueden ser hallados.
Citó como el común denominador de las desapariciones involuntarias y forzadas las enfermedades mentales, el narcotráfico y las citas ciegas, siendo el primer factor el que predomina en las desapariciones del Distrito Nacional.
Volviendo al punto anterior, no todos los cuerpos de las personas que se lanzan al mar con fines suicidas o de los que se ahogan accidentalmente son encontrados.
El comandante de la Unidad de Rescate del Distrito Nacional, Juan Tavárez, explicó que el Cuerpo de Bomberos destina como máximo tres días de operativo de búsqueda, si en ese tiempo no hay avistamiento, se levanta el operativo y se espera que el cuerpo flote y sea llevado a la costa por las corrientes. Si esto no pasa y hay evidencias de que la persona se lanzó, se intuye que su cuerpo quedó atrapado en una cueva en las profundidades del mar o que un animal marino lo devoró, bajo esta última circunstancia “el cadáver no se recupera”.
Está también el caso de las personas víctimas del narcotráfico, la Fiscalía del Distrito Nacional señala que sus victimarios “recurren a métodos horrendos para desaparecerlas como enterrar sus cuerpos, diluirlos con algunas sustancias corrosivas, lanzarlos al mar Caribe, quemarlos, entre otros mecanismos que les permitan evadir la justicia”.
Sobre las personas con enfermedades mentales degenerativas como el alzhéimer y la esquizofrenia, el psiquiatra José Miguel Gómez reveló que cuando estos enfermos desaparecen difícilmente encuentren el camino para regresar a sus casas por sí solos.
“De la única manera en que pueden regresar con sus familiares es si las autoridades lo encuentran o si sus familiares reciben información sobre su paradero, de ahí la importancia de extremar el cuidado de las personas con enfermedades mentales, principalmente las que sufren de alzhéimer”, apuntó Gómez.
Ante esta situación, la psiquiatra Xiomary Mercedes Febles es de la opinión de que los allegados a los desaparecidos merecen que las autoridades les hable con evidencias y con la verdad y no los mantenga en un letargo.
Sin embargo, esto no es una tarea fácil, primero: hay familiares que se mantienen en negación y no tener un cadáver aumentan sus esperanzas; segundo: las entidades como la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Policía Nacional y las fiscalías no cuentan con un personal de la conducta que pueda realizar el acompañamiento psicoemocional para prepararlos para la posibilidad de la muerte.
“Desde la fiscalía no está contemplada la atención psicológica, ni una preparación para una noticia de tal magnitud”, explicó la Fiscalía del Distrito Nacional. El fiscal de Barahona Wellington Matos dio una respuesta similar: “No se contempla esa ayuda, ese aspecto debe ser regulado y tomado en cuenta por el Estado”.
Mientras el tiempo pasa, los casos de desaparecidos se mantienen abiertos, aunque la búsqueda e indagatorias no lleven a nada.
En algunos casos las autoridades solo cuentan con un clip de video del ciudadano caminando por el Malecón de Santo Domingo. El comandante Tavares dijo que se podría inferir que estuvo allí para lanzarse al mar Caribe, pero si no hay pruebas, ni un cuerpo, ni un testigo, el caso se mantiene abierto hasta que la persona aparezca viva o muerta o la familia declare la ausencia de su pariente ante la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia, en virtud de lo establecido en el Código Civil Dominicano. Por lo explicado anteriormente, si un animal marino lo devoró ese cadáver no aparecerá jamás.
“No podemos decir que toda persona que se vea caminando por el Malecón y luego no aparezca se lanzó al mar, así como está esa posibilidad está también que se encuentre con vida en otro lugar”, explicó.
De esta situación radica la importancia de que se incremente la instalación de cámaras de vigilancia en calles, avenidas y puntos estratégicos, además de que se procure por su funcionamiento y data suficiente para el almacenamiento de los archivos.
Urge crear sistema de acompañamiento emocional
El expresidente de la Sociedad de Psiquiatría dijo que el Estado debe actuar ante los casos de desaparecidos creando un sistema que permita que en la Policía Nacional y las Fiscalías haya un personal de salud mental que pueda realizar inmediatamente el acompañamiento emocional a las familias cuando estas ponen denuncias por desaparición.
Además, consideró que desde el Ministerio de Salud Pública se debe implementar terapias grupales para que las familias de personas desaparecidas tengan un espacio para evacuar sus penas con personas que estén padeciendo el mismo sufrimiento.
“Esas vivencias en terapias de grupo es lo que permite que esas personas no se queden con una huella somática, con un duelo no resuelto, con una pena muda o que de por vida se quede limitado emocionalmente porque no ha superado la pérdida de su ser querido que no regresó”, acotó.
Por otro lado, indicó que los agentes de la Policía adscritos a la Unidad de Desaparecidos y los fiscales deben recibir un entrenamiento para poder tratar con empatía a las familias que atraviesan estos problemas.
“Tienen que entrenar a los policías que dan la asistencia para que sepan hacer acompañamiento emocional y movilizar más recursos porque en República Dominicana han aumentado los desparecidos y esa unidad de debe ser más funcional”, enfatizó.
Además, señaló que la cantidad de personal que trabaja en la búsqueda e investigación de esos casos debe incrementarse, así como los recursos, ya que con la celeridad de las autoridades se pueden salvar vidas o en su defecto encontrar el cadáver que necesitan las familias para dar un cierre definitivo y normal a la existencia de sus parientes.
Esto se lograría aumentando las cámaras de vigilancia y que se le dé el mantenimiento debido. Muchos casos de desaparecidos han quedado en una especie de limbo por no obtener los datos que proporcionaría un video, uno de los elementos más importantes que ayudaría a entender qué pasó o dónde estuvo por última vez el ciudadano ausente.
Funeral sin cadáver y posesión de bienes del desaparecido
Realizar un funeral simbólico es un evento inusual que algunas familias pueden realizar para darle cierre a un caso de desaparición del que no se haya encontrado un cadáver ni se tenga la seguridad de que vive después de un largo tiempo.
De acuerdo a los especialistas, realizar un funeral y/o entierro sin cuerpo es una decisión muy personal que debe venir del afectado que tras llevar debidamente un tratamiento psicoterapéutico llega a la conclusión de que realizar una actividad como esa le ayudará a encontrar la resignación ante su pérdida por la desaparición de su familiar.
“Si él -familiar- quiere cerrarlo haciendo una misa, un entierro simbólico, haciendo un acompañamiento a la virgen de la Altagracia, Higüey, haciendo cualquier acto que le ayude al proceso es válido y es bueno y uno lo respeta y lo motiva”, expresó Gómez.
El psiquiatra indicó que esta herramienta solo debe ser utilizado pasado varios años de la desaparición.
Asimismo, en el Código Civil de la República Dominicana se contempla la Declaración de ausencia, un recurso al que pueden recurrir los familiares para disponer de los bienes de un pariente que lleva mucho tiempo desaparecido.
El artículo 115 del Código Civil establece que, si una persona lleva más de cuatro años desaparecida y no posee apoderado en forma, como un cónyuge casado en comunidad de bienes o un administrador, su familia podrá pedirle al tribunal de primera instancia de la Cámara Civil y Comercial que declare su ausencia.
Con la declaración de ausencia las partes interesadas podrán disponer de manera provisional de los bienes y podrán solicitar la lectura de un testamento, en caso de que existiese. En caso de que el desaparecido aparezca deberán rendirle cuentas y bajo ningún concepto podrán enajenar ni hipotecar los bienes del ausente.
“No deberán entregarle más que la quinta parte de sus rentas si regresare antes de los quince años cumplidos de la desaparición; y la décima, si su regreso se realizase después de los quince años cumplidos. Pasados treinta años de ausencia, les pertenecerá a los poseedores la totalidad de la renta”, asienta el artículo 127.
Lograr ese fallo implica un largo procedimiento, por lo que este recurso ha estado en desuso por desconocimiento. Además, refiere el abogado y exjuez Juan Castillo Pantaleón, que el perfil de la mayoría de las personas desaparecidas (ancianos con alzhéimer, pacientes con esquizofrenia y bipolaridad, etc) no es de un alto nivel económico.
“Lo común es que la familia se queda esperando la aparición o se resignan a esta penosa realidad”.
Indicó que en el caso de las personas que mueren ahogadas o en un accidente del que no se rescata su cadáver, las familias pueden obtener su acta de defunción sí hay testigos y documentos que avalen que estuvo en el lugar del siniestro.
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