Por qué Abigail Mejía en el Panteón Nacional

Se opuso a la intervención norteamericana y fundó lo que se considera el primer partido de mujeres del país

Fue una de las mujeres intelectuales más polifacéticas de su tiempo

Abigail Mejía participa en el voto de ensayo de las mujeres que se realizó en el 1934. (Foto: Fuente externa. Coloreada por Julio Pérez)

La dominicana que probablemente mejor conoce la obra abundante de Abigail Mejía es Ylonka Nacidit-Perdomo. Ella está segura de que Abigaíl fue más que voto femenino, aunque por su contribución a esta lucha ha merecido que sus restos fueran llevados ayer al Panteón Nacional.

El único hijo de Abigail, en su lecho de muerte, delegó en Nacidit-Perdomo la responsabilidad de ocuparse de mantener vigente el legado de su madre. En su investigación, ha descubierto todas las disciplinas en las que se ocupó una de las mujeres más polifacéticas de la historia dominicana. 

Abigail escribió la primera historia de la literatura dominicana, fue filóloga, maestra, investigadora lingüística, la primera biógrafa del país, humanista, políglota, museógrafa, periodista internacional, fotógrafa, escritora de poesía, novela, teatro y ensayo.

En una entrevista con Diario Libre, Nacidit-Perdomo detalla punto por punto las contribuciones que hizo la intelectual en su corta vida de 45 años. 

Su más reconocido aporte se enmarcó en el Movimiento Sufragista, que eventualmente logró que las mujeres tuvieran cédula de identidad y votaran. Sobre este particular, la investigadora quiere dejar claro que el dictador Rafael Leónidas Trujillo no regaló el voto a las mujeres, como muchos creen. A continuación sus respuestas.

El voto de la mujer

Se ha manejado el absurdo, la metáfora desleal, de que Trujillo regaló el voto a la mujer, y a eso se suman historiadores conservadores ortodoxos, y se suman algunas voces de mujeres que, al no tener una conciencia de qué es la identidad femenina, se asumen como patriarcales. Pero la Acción Feminista Dominicana, liderada por Abigail Mejía, fue realmente un partido político. La acción feminista fue el primer partido político de mujeres de la República Dominicana, con la misma estructura del partido nacionalista de Américo Lugo. 

Al momento de lograrse, Trujillo inicia su primer gobierno de 1930 a 1934 y la Acción Feminista surge en 1931. Había elementos que influían directamente en que aquí tenía que producirse una transformación. Habíamos salido de una Primera Guerra Mundial, se había iniciado la depresión económica y, además, había un temor al Neofascismo, a la expansión del fascismo. 

Pero sucede que en teoría política hay algo que se llama “las rendijas del tiempo” o las grietas del tiempo… Pues, desde mi punto de vista, las feministas, las sufragistas, esas grietas que estaban en el corazón del mundo y, en especial, en el continente se filtraron por esa grieta, se entraron en medio de esa grieta, que es la grieta de lo que se llama el criterio de oportunidad y el criterio de ocasión. 

A partir de esos dos criterios ellas lograron negociar, porque se negocia de igual a igual, se negocia entre fuerzas políticas, económicas, sociales e intelectuales. Y ellas negociaron de igual a igual, porque eran mujeres con formación. Y al negociar con los iguales, que eran los hombres, legisladores, jueces de altas cortes, sus padres, sus hermanos, sus maridos, que eran los que tenían las posiciones políticas, familiares, que eran parte del Ejército, que era que se oponía a que las mujeres tuvieran el derecho al sufragio. 

¿Por qué se oponían?

Porque ellos decían que no querían a un hombre en su casa y, si tú le otorgabas derecho a las mujeres, ellas podían hacer lo mismo que hacía un hombre público: salir a la calle, hacer asociación. En ese tiempo, como no había padrón electoral y no había un registro confiable electoral, votaban los militares

Recuérdate que Trujillo era militar, Horacio Vásquez era militar, Mon Cáceres era militar, Ulises Hereaux fue militar, Gregorio Luperón fue militar. Eso es lo que se llama el régimen estamental. En la República Dominicana hasta 1978 existió el régimen estamental. Eran gobiernos dirigidos por la guardia. 

Si las sufragistas no hubieran logrado en ese ínterin el voto el ejercicio de la ciudadanía, nosotros hubiéramos llegado a 1978, las mujeres sin derecho al voto. Porque era el militarismo y se negocia ahí, como te repito, de igual a igual. 

Eran abogadas, había tres abogadas constitucionalistas, eran doctoras, eran científicas, eran artistas. Celeste Woss y Gil era hija del expresidente Alejandro Woss y Gil, Abigail Mejía era hija del expresidente de la Suprema Corte de Justicia y exministro de Instrucción, Delia Weber estaba casada con Máximo Coiscou, uno de los historiadores más importantes del país. Ercilia Pepín era la maestra apóstol del país, y estaba dentro del Sufragismo. Y te puedo seguir dando ejemplos.

Entonces, esas mujeres primero negociaron con sus iguales, sus hermanos, sus padres, sus maridos, para crear la avanzada, porque nada surge de la nada y la avanzada fue el Club Nosotras que se formó en 1927. Pero en todo ese movimiento de las Sufragistas la única que hacía tribuna, que hablaba públicamente, que dictaba conferencias, que fue la primera mujer que actuó en un mitin público, que habló entre hombres, porque las mujeres no podían ir a una plaza “aquí estoy yo” a participar en un mitin, dar un discurso, la que era polemista discursiva, oratoria, era Abigail Mejía. 

Se opuso a la intervención norteamericana

Abigail fue la primera dominicana que protestó contra la invasión de Estados Unidos a la República Dominicana en 1916. Fue la primera mujer dominicana que hizo la denuncia de la intervención norteamericana a través de la prensa internacional escribiendo en España, también en Barcelona, en La Vanguardia, sobre esa intervención. Y fue la que hizo posible que las cortes españolas se pronunciaran en contra de la intervención. 

Tanto es así que a través de las cortes españolas, por sus relaciones que tenía en ese momento, logró que el poeta (Francisco) VillaEspesa viniera a Santo Domingo, con el aval de las cortes. Y que VillaEspesa, que era un poeta de gran notoriedad, tanto ya en Latinoamérica como en España, clamara porque concluyera la intervención militar. En esa época, de 1916 al 1924, se constituía para el gobierno interventor de Estados Unidos un delito de prensa que cualquier persona, sea en hoja suelta, libelo, prensa escrita o libros, se pronunciara en contra de la invasión. 

Hay casos muy notorios de dominicanos que eran directores de medios o intelectuales que fueron llevados a la cárcel por escribir contra la intervención norteamericana. Abigail estuvo al punto de ser llevada al calabozo por escribir en contra de la intervención norteamericana. Ese es el registro más importante, porque cuando surge lo que se llama la Junta Patriótica de Damas en 1920 ya Abigail Mejía, desde 1916, había denunciado en la prensa internacional de Puerto Rico, de República Dominicana y de España la intervención norteamericana. Tanto es así que ofreció discurso y llevó a cabo esa campaña internacional. 

(…) Ese partido político que se llamó AFD (Acción Feminista Dominicana) era una liga de mujeres votantes que se inició con el Club Nosotras, donde estaban aquellas mujeres que habían podido tener una educación formal. Y la acción real era lograr que la mujer se emancipara… 

La AFP se comportó como partido porque conformaban comisiones, educaban y militaban en todo el país, educando a mujeres obreras analfabetas, al igual que levantaron hospitales, como una manera de mostrar que las mujeres podían manejarse a la par con los hombres.

Y por el hecho de tú estar al frente de esa revolución tú mereces estar en el Panteón, y mucho más porque fue de Abigail la idea de crear el primer movimiento de alfabetización a nivel nacional para mujeres adultas, obreras, amas de casa, mujeres del campo. Y ha sido el único país que, a escala mundial, hizo un movimiento de alfabetización liderado por mujeres y para mujeres. No existe ningún otro antecedente en la historia de un movimiento de mujeres para alfabetizar mujeres con un propósito político. 

Periodista transnacional

En el siglo XX Abigail tiene el honor de ser la primera mujer que es corresponsal internacional de prensa. Ella fue corresponsal del medio La Información, de Santiago, y la Vanguardia, de Barcelona, uno de los periódicos más importantes de la región de Cataluña, en España. No existe otra dominicana que haya tenido ese aval de escribir como corresponsal desde Barcelona para un diario Internacional. Y eso solamente lo hacían a fines del siglo XIX, principios del siglo XX, las llamadas mujeres letradas.

Su obra

Abigail Mejía reúne muchos méritos como una dominicana que entregó su vida, primero al conocimiento, a construir un pensamiento propio. Y las grandes naciones, los grandes pueblos, se engrandecen, logran trascendencia, cuando sus individuos, hombres y mujeres, pueden establecer un sistema de pensamiento, de ideología, que permita hacer grandes transformaciones. Esas grandes transformaciones se hacen a través de la revolución, de vanguardias de la educación o de la política. En el caso de Abigail, ella lo hizo desde la educación o instrucción, como maestra y desde la política, que fue el Sufragismo. 

Además, Abigail es la autora de la primera historia de la literatura dominicana, publicada en 1937. Anteriormente, ningún autor, ninguna autora, había logrado establecer lo que se llama el canon literario, el canon de la historia, el canon de la memoria o el canon de lo que es la identidad nacional. Porque lo que da identidad nacional es la lengua y la memoria. 

En ese sentido, Abigail actuó en ambos ámbitos. La lengua, porque era filóloga, maestra normal, también hacía investigaciones lingüísticas… También se dedicó a las investigaciones históricas, escribió dos importantes biografías: la biografía de monseñor (Fernando Arturo) Meriño y la biografía de Máximo Gómez. Se puede decir que la primera mujer dominicana que incursiona en el género de la biografía, un género al cual las mujeres llegaron tarde en el siglo XIX, pero ella también es pionera. 

Y si tú haces que exista en tu comunidad, en tu conglomerado, en tu país una comprensión de cuál es tu origen, no solamente de raza o de etnia, sino cómo se construyó el orden simbólico, cómo se actúa en colectividad para hacer una agenda o proyecto de nación conjunta. Si tú logras eso y colocas lo que se llama la piedra angular, que es la que sostiene toda edificación que se haga, sea edificación física o edificación espiritual, tú tienes los méritos suficientes para que tu nación reconozca que en tu vida tú te proyectaste hacia el futuro, hacia el provenir, para dejar un legado.

Desde mi punto de vista, Abigail Mejía hace muchos años, hace más de cinco décadas que debió tener ese espacio de honor en el Panteón de la Patria. 

Periodista y escritor. Egresado de la UASD, con una trayectoria en prensa televisiva y varios medios impresos.