Estancias infantiles, lejos de su meta diez años después
La mayoría de las obras están detenidas por falta de pago o de terreno, mientras en el Inaipi la cantidad de niños que hacen cola para recibir el servicio se cuentan en miles
La lista de espera de 0 a 5 años que tiene la entidad es de 124,000 en la actualidad
El lente del reportero gráfico Aneudy Tavárez captó el momento en que varias familias haitianas comparten de manera amena en el interior de un albergue que usan como vivienda. Se trata del Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi), de la calle José Martí, en el sector El Hatico, en La Vega.
Con una construcción avanzada en más de un 90 por ciento, la obra está en aparente estado de abandono. La maleza cubre gran parte de la edificación que se encuentra a nivel de pintura de base desde hace ya varios años.
La situación de este centro no es particular, se extiende a cientos de ellos, aunque en niveles distintos de construcción.
Niños y niñas de 0 a 5 años reciben atención en los centros Caipi que opera el Inaipi. La meta inicial eran asistir a toda la población en esa edad y en condiciones vulnerables.
Ideados para proteger a los niños y niñas de 0 a 5 años de edad, los Caipi no logran avanzar en el propósito de dar cobertura a la mayoría de la población infantil dominicana. Detenidos en procesos burocráticos, falta de pagos a contratistas, dificultades en la propiedad de los terrenos donde serían levantados o constructores que, con presupuesto asignado, no honran sus compromisos, esos centros se han quedado en menos de un 30 % de la meta planteada hace ya casi diez años. Su demora obliga al Estado dominicano a una erogación de recursos adicionales que puede superar el 30 % del monto contratado originalmente, y deja sin atención a miles de niños que demandan sus servicios.
“En el presente año construiremos 100 nuevas estancias infantiles y habilitaremos 100 centros comunitarios y sus redes familiares. Y al concluir el actual periodo de gobierno, contaremos con 330 estancias infantiles y 1,100 centros comunitarios y sus redes familiares en que atenderán a 426,000 familias y 528,000 niños menores de 5 años”.
Centros Caipi están en operación en la actualidad en el país. La disponibilidad de centros, sin embargo, no resiste la demanda. Se necesitarían otros 332.
La cita corresponde al primer discurso de rendición de cuentas del expresidente Danilo Medina en febrero de 2013 (sí), cuando recién se estrenaba el presupuesto del 4 % del producto interno bruto (PIB) que se empezó a destinar ese año a la educación preuniversitaria dominicana y que supuso un incremento en el presupuesto del Ministerio de Educación.
Diez años y dos meses después, el número de estancias infantiles construidas no llega a 100, y la cantidad de niños y niñas que en ellas reciben sus servicios solo alcanzan los 38,656.
Pese a que muchas de esas obras se encuentran en niveles de avance que superan el 50 %, otras todavía están en la fase de planificación y en los lugares donde serían levantadas, la maleza, pensiones y hasta vertederos se han improvisado. A otras les falta, incluso, el solar en donde serían levantadas.
Esa situación se da pese a que Medina gobernó siete años y seis meses desde aquel discurso, y de que ya se suman dos años y ocho meses de la gestión del presidente Luis Abinader, en la que se cuentan solo once centros inaugurados, incluido uno entregado el pasado domingo.
Mientras los Caipi siguen detenidos, el Instituto Nacional de Atención a la Primera Infancia (Inaipi) debe dejar de atender a cientos de miles de niños y niñas a los que está llamado a asistir.
“Actualmente contamos con una lista de espera de aproximadamente 11,000, a través de solicitudes de servicios en línea y, en cada centro, tenemos entre 400 a 1,000 solicitudes en lista de espera para un total de, aproximadamente, 124,000 solicitudes en lista de espera”, informa la entidad a solicitud de este diario.
Agrega que, independiente a esas listas de espera existe una población identificada a través del Sistema Único de Beneficiarios (Siuben) a la cual están llamados a dar respuesta y que se calcula en base a las estadísticas de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). “Para el 2021 se identificaron 766,347 niños y niñas de 0 a 5 años que no recibían servicios”, dice.
El Inaipi está llamado a ofrecer atención y cuidado, incluyendo servicios de salud y nutrición, estimulación temprana y educación inicial, a niños y niñas en situaciones de vulnerabilidad extrema como abandono, negligencia en el cuidado, que estén a cargo de menores o adolescentes, de personas con enfermedad crónica o que sus padres, madres y tutores estén en situación de adicción.
También para aquellos infantes cuyos padres o tutores tengan trabajo a tiempo completo, y cuyo salario esté por debajo del mínimo.Para atenderlos a todos, el Inaipi cuenta con 205 Caipi, pero estima que necesitará más de 300 nuevos centros adicionales. “Para este año tenemos un plan de ampliación con unos 164 nuevos centros Caipi con los que pretendemos responder a gran parte de nuestra demanda. Para cubrir con la demanda detallada anteriormente se necesitan aproximadamente 332 centros adicionales a la proyección 2023”, dice el documento enviado a Diario Libre.
La mayoría sin construir
Informes oficiales muestran que la construcción de la mayoría de los 251 Caipi licitados mediante procesos de sorteos de obras que datan de entre 2012 y 2014 está detenida o no han iniciado siguiera los trabajos.
Un informe de seguimiento sobre el avance de la construcción de esos centros que hace la Dirección General de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia de la República (Propeep), actualizado al mes de marzo de este 2023, indica que, del total sorteado, 88 centros fueron inaugurados, de 120 inició la construcción y de 43 no inician los trabajos.
No obstante, de los 120 cuya construcción ya inició, hay 106 que tienen los trabajos paralizados por falta de pago de las cubicaciones, en muchos de los casos.
Actualizado el reporte con los datos que maneja la Dirección de Edificaciones Escolares del Ministerio de Educación (Minerd), entidad que tiene a su cargo la construcción de esos centros, el renglón de los Caipi terminados se suman otros 11 del gobierno actual, para un total de 99.
Dicho ministerio tiene activas, además, la construcción de otras 33 estancias para las que, como en las ya terminadas, tuvo que agotar un proceso de renegociación de los contratos originales para poder ajustar sus montos a los precios de mercado actuales de los materiales de construcción, según explicó a este medio el director de Edificaciones, Fernando Taveras.
Diez de las 11 obras inauguradas requirieron un monto de terminación de 99.7 millones de pesos, un 30.3 % adicional de a los 328.2 millones del presupuesto original de contratación, conforme datos que aporta el Minerd.
En el caso de las activas, la terminación de esos 33 centros demanda una partida de 194.6 millones, un 18 % más que los RD$ 1,083,256,167.41 que abarcaba el presupuesto original.
Según el balance que muestra el ministerio, hay detenidos otros 80 centros en distintos niveles de avance de los trabajos. Éstos tienen un presupuesto de contratación de 2,626 millones de pesos, de los que ya se hizo avance de inicial de RD$525.2 millones.
También hay otras 32 estancias en las que no han iniciado los trabajos debido a que no tienen siquiera el terreno asignado para la construcción, pese a que en algunas de ellas se ha evidenciado que los contratistas tienen ya un avance del presupuesto.
Al explicar las razones del poco avance en la ejecución de esas obras, Taveras hace referencia a los “nudos” que tuvieron que desatar para poder continuarlas. El primero que cita es el legal.
Taveras se refiere a la legislación que se aprobó en el Congreso Nacional en mayo de 2021 con el objetivo de “permitir y garantizar que las obras de construcción de escuelas, hospitales y obras viales que se encuentran suspendidas por falta de partidas presupuestarias que permitan la cubicación, con carácter transitorio, debido a que las mismas superan el veinticinco por ciento del monto inicial contratado o aquellas que no han iniciado, puedan ser concluidas por el ente contratante previo informe del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC)”.
La ley permite que esas entidades puedan modificar, sea para disminuir o aumentar, el contrato original de las obras cuando se presenten situaciones “que fueron imprevisibles en el momento de iniciarse el proceso de contratación”.
A la fecha, el Minerd ha completa la adecuación y reformulación de presupuesto de las más de 40 estancias en las que actualmente trabajan.
Pero fuera del tema legal, Taveras dice que, con las estancias, igual que ocurrió con muchos planteles escolares, han tenido que solucionar el aspecto de ubicación de los centros, pues muchos fueron licitados y pagado el avance inicial, sin tener siquiera el lugar identificado.
“Muchas de ellas carecen de solar, no tienen ubicación”, dice el funcionario, que asegura ha tenido que recurrir a mover de un lugar a otro, obras que fueron asignadas hace años, para poder aprovechar el dinero adelantado al contratista.
El director de Edificaciones Escolares también explica que algunos problemas de cubicación se generaban porque había terrenos que, adecuarlos era tan costoso como la obra misma y que muchos contratistas agotaban en eso el inicial y luego no tenían la ejecución necesaria para una nueva cubicación.
Problemas entre socios. “CAIPI detenido desde el 25/08/2019. Se encuentra a nivel de primera mano de pintura final. La sociedad entre el contratista y el ingeniero fue disuelta. La misma se había llevado a cabo para solucionar el problema de liquidez de la obra.”, dice el documento del Propeep respecto a un centro que levantan en el Ensanche La Fe, Monte Rico, Santiago. Consultado el contratista, asegura que el tema ya se resolvió, que pudo llegar a un nuevo acuerdo con el Minerd y que en la actualidad siguen los trabajos, en fase de terminación de detalles y con planes de entregar en un mes la obra que le fue asignada en 2015. Sin embargo, los moradores de la zona se quejan de lo lento que van los trabajos. El futuro albergue está a pocos metros del Parque Industrial Víctor Espaillat Mera, que opera la Corporación Zona Franca Santiago (CZFS), la principal fuente de empleos de los lugareños. “La mayoría de gente de ese sector trabaja en la zona franca, lo que le daría un gran alivio a los bolsillos de todas esas madres que deben dejar a sus hijos para ir a trabajar”, declaró el pastor evangélico Pablo Ureña.
Arropado por la maleza. Abandonado y arropado por la maleza también se encuentra un Caipi en Verón Punta Cana, provincia La Altagracia. La estructura tiene toda la obra gris concluida y se le instaló parte de la electricidad y de la plomería.Pero lleva más de seis años paralizada, según los residentes del lugar. “La última vez el ingeniero paralizó la obra, tengo entendido, fue por falta de pago de cubicación, es decir, de recursos”, comenta el dirigente comunitario Jesús López, para quien la estancia infantil es una necesidad para la zona turística de Verón Punta Cana, pues, en esa localidad hay “cientos de niños que sus padres no tienen quien se los cuide para irse a trabajar”.La edificación es habitada por nacionales haitianos, quienes afirmaron a Diario Libre llevar más de cuatro años viviendo en el lugar y que el ingeniero a cargo de la obra no les ha pagado hace varios años.
Un nido de delincuentes. También abandonada y a punto de terminar se encuentra una estancia en Quisqueya, La Romana. Según narra la presidenta de la Asociación de Juntas de Vecinos del municipio María Peña, la comunidad se ha sentido impotente porque han solicitado la terminación y no logran respuestas, excepto la queja del arquitecto a cargo que les alega no recibir los fondos para continuar. “Al dejar esto paralizado, esto se ha convertido en un nido de delincuentes, pues, allí se hacía de todo lo indebido, tuvimos que intervenir con la Policía para que sacaran a personas que ya hasta dormían en ese lugar”, dice Peña.Al contactar al encargado de la obra, arquitecto César Hunt, informó que justo la semana pasada firmó la adenda de su contrato con el Ministerio de Educación que le asegura el presupuesto de terminación, que es de unos 24 millones de pesos.
“CAIPI detenido por cubicación. Antes de detenerse el contratista se encontraba realizando movimiento de tierra (relleno y compactación), espera pago de cubicación”, indica el informe del Propeep respecto a otro centro ubicado en el Sector Palma Real, en Los Girasoles, Distrito Nacional. La obra aún sigue en fase de relleno del solar y, aunque personas cercanas al lugar dicen que hace unos dos meses que reiniciaron los trabajos, también señalan que hace casi un mes que se volvieron a paralizar.
Con el agua hasta el techo
En la avenida República de Colombia, en el Distrito Nacional, también se inició otro Caipi, que se evidencia con más de un 80 % en el levantamiento de obra gris. La maleza y las aguas que ha dejado la lluvia sobre el techo de una de las edificaciones sustituyen a los obreros en la construcción. Personas que pernoctan en la zona desde hace años, aseguran que la construcción lleva mucho parada y que, hace más de un mes que ingenieros fueron al lugar a inspeccionar y no volvieron.Ni con protestas pueden
En demanda de la terminación de un Caipi y una escuela paralizados, en el sector Villa Verde, al norte de Santiago, han suspendido docencia y realizado vigilias en la parte frontal de la obra.La construcción está avanzada en más de un 80 por ciento, pero le falta la instalación del piso, puertas y ventanas, de acuerdo a lo informado a Diario Libre por una persona ligada a la empresa contratista.Residentes del lugar, como Yenny Domínguez, lamentan la situación y externan la necesidad que tienen de que pongan en funcionamiento el espacio. La señora se queja de que adolecen de un lugar donde puedan dejar a sus hijos y nietos cuando van a sus trabajos.Un campo de juego
En Villa Hermosa, en La Romana, el solar que una vez se ideó para una estancia infantil es usado como cancha de juego. Cuando arrancó la obra, hace unos seis años, solo se llegó a levantar la verja perimetral.Sandy Mercedes, presidenta de la junta de vecinos Zona de Dios, recuerda lo contenta que estaba la comunidad cuando se anunció la construcción. “Pero pararon el proyecto porque, al parecer, hubo un desacuerdo con los dueños del terreno y el presupuesto de la obra, lo que hizo, aparentemente, que la detuvieran”, comenta. Mercedes cuenta que, tras esta situación, detuvieron todos los trabajos y se llevaron las maquinarias y los materiales.
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