La llegada de los haitianos a Santo Domingo
22 años de ocupación. La invasión de Haití puso fin a la llamada “Independencia Efímera”, que comenzó el 30 noviembre de 1821, cuando José Núñez de Cáceres declaró la separación de la entonces colonia de Santo Domingo de España .
La ocupación haitiana en Santo Domingo se produjo luego de una efímera independencia, inspirada en la ola de emancipación que se producía en todas las Américas frente a España.
Ante la debacle de esta aspiración libertaria, por falta de apoyo de la Gran Colombia liderada por Simón Bolívar al “Estado Independiente de Haití Español” y las amenazas del gobierno haitiano encabezado por Jean Pierre Boyer, el gobernador provisional de José Núñez de Cáceres no tuvo otra opción.
“… sólo me falta, como el último de mis deberes, rogar a Vuestra Excelencia, a pesar de que, por un rasgo heroico de su virtuosa modestia, ella rehúse someterse a la ceremonia establecida en semejantes circunstancias de la costumbre de entregar las llaves de la Ciudad en señal de posesión del territorio, porque Vuestra Excelencia no ha entrado en él como conquistador, sino más bien como un padre, hermano y amigo, que me sea al menos permitido simbolizar la adhesión de los nuevos súbditos de la República, dóciles por convicción, sometidos por deber y unidos por cordialidad”.
Fue parte del discurso pronunciado por José Núñez de Cáceres el 9 de febrero de 1822, cuando él y los miembros de la Sala Capitular de Santo Domingo, se reunieron en la puerta del Conde para recibir al presidente haitiano. Al entregarle el gobierno de la parte este de la isla a Boyer, Núñez de Cáceres le pidió que protegiera y defendiera al pueblo del antiguo Santo Domingo español.
En su obra “Vicisitudes de la Lengua Española en Santo Domingo”, el historiador Emilio Rodríguez Demorizi relata que Núñez de Cáceres también le advirtió al jefe de Estado haitiano que la diversidad de lenguaje entre los dos pueblos y las diferentes costumbres creaban “un muro de separación tan natural como insuperable”.
Posterior a este acto, en que se le entregó la llave de la ciudad a Boyer, se dirigieron a la Catedral de Santo Domingo, para escuchar la homilía que pronunció el Arzobispo Portes, quien invitó a aceptar el traspaso de mando como un hecho consumado.
De esta manera finalizó la llamada “Independencia Efímera”, que duró dos meses y ocho días, después de que el 30 noviembre de 1821 Núñez de Cáceres declarará la separación de España de la hasta ese momento colonia de Santo Domingo español, descuidada en su administración durante un periodo conocido como la “España Boba” (1809-1821).
Doce mil soldados
La entrada de Boyer a Santo Domingo estuvo antecedida de una declaración: de que el territorio de la isla era “uno e indivisible”, luego de que Núñez de Cáceres proclamara la independencia de la hasta entonces colonia española, el 30 de noviembre de 1821.
Para diciembre de ese año, los partidarios prohaitianos lograron que Santiago y Puerto Plata se pronunciaran a favor de la unificación con Haití y, en enero de 1822, también hicieron parecida petición residentes en los pueblos de Cotuí, La Vega, Azua, San Juan y Neiba.
“... Yo voy a hacer la visita de toda la parte este con fuerzas imponentes, no como conquistador (no quiera Dios que este título se me acerque jamás a mi pensamiento) sino como pacificador y conciliador de todos los intereses en armonía con las leyes del Estado”, le informó Boyer a Núñez de Cáceres en una carta.
El 19 de enero, Núñez de Cáceres – en ese momento gobernador provisional de Santo Domingo- le respondió a Boyer, indicando que había leído su mensaje a los jefes militares y a la municipalidad y que habían acordado de manera unánime colocarse bajo la protección de las leyes de la República de Haití.
Así, el 28 de enero de 1822 comenzó la marcha de Boyer desde Puerto Príncipe a Santo Domingo con un ejército de 12 mil hombres para tomar el control del territorio del Santo Domingo Español, hoy República Dominicana.
De acuerdo al historiador dominicano Frank Moya Pons, las pretensiones de Boyer de unir a Santo Domingo al Estado haitiano las había empezado a gestar desde finales de 1820, al entender que invadir la parte española le daba la oportunidad de repartir posiciones políticas, tierras e inmuebles y así apaciguar a quienes pretendían derrocarlo en Haití.
“Pocas semanas después, en febrero de 1822, los haitianos, constituidos en nación en 1804, con población muy numerosa, invadieron el país. Huyó todo el que pudo hacia tierras extrañas; se cerró definitivamente la universidad; población y conventos abandonados quedaron pronto en ruinas... todo hacía pensar que la civilización española había muerto en la isla predilecta del Descubridor”, escribió sobre este periodo Pedro Henríquez Ureña en “La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo”, publicado en Buenos Aires, Argentina, en 1936.
El rey de España Felipe III ordenó al gobernador de La Española (Antonio de Osorio) despoblar la parte occidental de la isla para trasladarla hacia la parte cercana a Santo Domingo entre 1605 y 1606, como forma de aniquilar el contrabando en la zona. Pero esto dejó la banda noroeste despoblada, espacio ocupado luego por bucaneros y filibusteros franceses, de donde partieron los orígenes de la colonia Saint Domingue (hoy Haití).
Firmado entre la República Francesa y la Monarquía de Carlos IV de España, el 22 de julio de 1795, puso fin a la Guerra de la Convención entre los dos países que se había iniciado en 1793. A través de este tratado, España cedió a Francia la colonia de Santo Domingo. Durante el transcurso de la revolución haitiana, el general François Dominique Toussaint-Louverture se amparó de esta situación para incursionar en la franja oriental de la isla en 1801.
Luego de la independencia de Haití, el general Jean-Jacques Dessalines invadió varias veces la parte oriental, con el propósito de expulsar a los franceses, quienes ocupaban la antigua colonia española, y unificar todo el territorio. El auto declarado “emperador de Haití” y su ejercito hizo cruentas incursiones, aplicando la política de tierra arrasada y arrasando poblaciones. Se retiró en las cercanías de Santo Domingo ante la llegada de más tropas francesas.
Los criollos residentes en la parte este de la isla vencieron a las tropas francesas y las expulsaron, conquistando nuevamente el territorio para España. Se destaca en esta lucha la Batalla de Palo Hincado, liderada por Juan Sánchez Ramírez.
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