Padre de Alberqui lleva cuatro años llorando su desaparición
Cree trauma de perder a sus dos hermanos influyó en su desaparición
Luego de ver la serie “Desaparecidos en RD” de Diario Libre, Modesto Luciano, agrónomo de profesión, se trasladó de su residencia en Bohechío, provincia San Juan, hasta la oficina principal de este medio para ser entrevistado en relación al caso de su hijo, Modesto Alberqui Luciano Adames, quien lleva casi cuatro años desaparecido.
“Estoy muerto en vida”, fue lo primero que dijo, quebrado en llanto, el señor Modesto al preguntársele la razón de su visita a Diario Libre en el Distrito Nacional.
Su hijo Alberqui desapareció el 8 de enero de 2019 a la edad de 26 años y desde entonces no hay rastro de él. En la actualidad tendría 30 años.
“Me mantengo en pie por la esperanza de que se encuentre con vida y solo tengo de mi lado a los medios de comunicación para que me ayuden a encontrarlo”, relató el desolado padre, al tiempo de mostrar todas las cartas dirigidas al presidente de la República Luis Abinader y los titulares de la Policía Nacional, el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) y el Defensor del Pueblo, así como actas de denuncias, que se traducen en diligencias ineficaces, así como ha sido la búsqueda de su hijo que ha emprendido solo con sus otros hijos y sin conocimiento de investigación.
“Solo quiero que las autoridades me den una respuesta, pero soy un pobre campesino, deploró el señor que trabaja como supervisor del recinto UASD-San Juan. Por su preparación académica y educación no le es difícil conocer los procesos, las instituciones y codearse entre las autoridades, sin embargo, esto no le ha servido para encontrar a su hijo.
Alberqui nació en Bochechío en un parto de trillizos. A los cuatro meses de nacido uno de sus hermanos tuvo una muerte súbita y a la edad de 22 años perdió a su otro hermano Markel en un accidente de tránsito, siendo él, el único sobreviviente del último parto de su madre. Tiene otros siete hermanos de partos diferentes.
Como cualquier joven criado en un campo anhelaba mudarse a la capital para obtener mejores oportunidades de empleo y educación. Es de esta manera que se aparta del seno familiar, para vivir solo en el sector 30 de Mayo del Distrito Nacional, pero la fatídica muerte de su hermano Markel lo aisló aún más.
“Eran muy unidos, no podían estar separados por mucho tiempo, intuyo que mi hijo desapareció por el trauma de haber perdido a sus hermanos, pero sé que está vivo, mi corazón de padre me lo dice”.
Las cuentas de Alberqui en las redes Facebook e Instagram no muestran nuevas publicaciones desde 2018, en sus redes expresaba lo mal que se sentía sin su hermano, de hecho, su primer tatuaje fue el nombre de este. Markel murió el 21 de enero de 2014, Alberqui desapareció el ocho de enero de 2019.
Día de la desaparición
Alberqui tiene un hermano que reside a unas cuadras del apartaestudio donde vivía, ese 8 de enero lo visitó como solía hacerlo todos los días, compartió con su familia y luego se despidió.
Al tercer día de no reportarse, sus padres y hermanos comenzaron a buscarlo, tuvieron acceso a un video de una cámara de vigilancia donde se le observó con su novia en una mueblería el día 9 de enero. Es la última imagen que tienen de su hijo.
Uno de sus hermanos mayores, Nelson Veloz Luciano, dijo que la joven fue interrogada, pero explicó según las autoridades, que esta entrevista no arrojó una línea de investigación sobre la desaparición de Alberqui.
El patriarca de la familia Luciano no cree que la joven sepa el paradero de su hijo ni que haya pasado algo malo con él. Su corazón le dice que está vivo y aguarda la esperanza de que regrese.
“En estos cuatro años no se conoce que estuviera ligado a algo del bajo mundo, no estaba involucrado con drogas ni grupo de ninguna especie, en nada peligroso, era un joven como cualquiera que estaba trabajando, los reportes que tengo del lugar donde vivió es que era un joven con buen comportamiento”, dijo el padre.
El señor Luciano manifestó que como padre ha hecho todo para dar con su hijo, como peinar varias provincias y demarcaciones del país, ha ido a diversos medios de comunicación, se ha trasladado a Santo Domingo decenas de veces en busca de una interacción sobre su caso con las autoridades, visitó consulados para verificar que este no haya abandonado el país, ha ido a morgues, entre otros.
Confesó que desde que Alberqui se mudó a Santo Domingo, no tuvo conocimiento de cómo y con quiénes se relacionaba, y esto ha sido una limitante para encontrar pistas.
“No sé dónde buscarlo, ni a quién a llamar, no tengo quién me diga nada sobre él”.
En su último careo con las autoridades y parientes de desaparecidos, don Luciano recibió una información que aviva su esperanza de encontrar a Alberqui: le dijeron que casos como los de su hijo donde no hay indicio de un hecho violento en torno a su desaparición corresponden a personas que no saben cómo regresar o sienten vergüenza de hacerlo.
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