El racismo, un cáncer que debemos erradicar del deporte
Lo ocurrido a Calixte recibió el rechazo de la Fenapepro, la Liga Dominicana, del Licey y buena parte de la afición
El deporte es una las herramientas más poderosas para promover valores como el respeto mutuo, la tolerancia o el compañerismo. Sin embargo, por desgracia en demasiadas ocasiones el deporte también se asocia con conductas racistas o machistas.
Lo que sucedió en el Estadio Quisqueya-Juan Marichal con el merengue “Palito de Coco” en el turno al bate de Orlando Calixte (Águilas) frente al Licey, no lo juzgamos si fue con buena o mala intención, pero recibió el rechazo de la Federación de Peloteros, de la Liga Dominicana, del Club Atlético Licey y un amplio segmento de la afición.
En esta época de las redes sociales, donde las noticias corren a la velocidad de la luz, es importante saber que el racismo es el aspecto más repugnante en la forma de actuar y pensar del ser humano, pues considera que la formación anatómica y fisiológica de los hombres permite que algunas personas sean más "humanas" que otras.
Desgraciadamente el deporte, fue uno de los segmentos precursores de la difusión de esta teoría absurda, como ocurrió en los Juegos Olímpicos de 1936, en que Hitler intentó demostrar la supremacía de la raza aria.
El hecho es que después de un período de aparente olvido en la segunda mitad del siglo XX, la xenofobia reaparece en alta escena en el siglo XXI con tanta fuerza como el KKK en su apogeo.
Por desgracia los casos de racismo en el deporte son numerosos en todo el mundo. Los medios de comunicación informan frecuentemente de incidentes protagonizados por espectadores y aficionados. Jugadores, árbitros o aficionados rivales suelen ser el blanco de insultos racistas e incluso de agresiones que en algunos casos extremos han terminado en tragedia. Por eso es necesario intensificar los sistemas de vigilancia para evitar incidentes racistas en todas las áreas que cubre el deporte.
Que no se repita en nuestros parques de pelotas ni una muestra de un CC de racismo.
En 1931, se pasaron en el cine las primeras imágenes sobre el béisbol profesional dominicano en la sala del Teatro Capitolio, de Santo Domingo, frente al parque Colón, que mostraba las mejores jugadas ofensivas y defensivas de la pelota romántica de esa época. Francisco Arturo Palau, un reconocido fotógrafo y camarógrafo, fue el productor de este film.
En 1970, Teófilo James, segunda base de las Águilas Cibaeñas, ejecuta contra los Tigres de Licey, el primer y hasta ahora único tripleplay efectuado sin asistencia por jugador alguno en la historia del béisbol profesional dominicano.
En 1978, Joaquín Andújar, Leones del Escogido, le dispara jonrón a John Urrea de los Tigres del Licey que ganaron el desafío 4-1. Andújar perdió el choque.
En 1984, Ramón de los Santos (Pintacora), Tigres del Licey, realiza frente a las Águilas Cibaeñas su aparición 300 de por vida.
En el 2002, Miguel Tejada, campocorto de los Atléticos de Oakland, recibe 356 puntos de los escritores de béisbol ( BBWAA), incluidos 21 votos de primer lugar de los 28 emitidos, y es seleccionado como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Tejada se une a sus compatriotas George Bell y Sammy Sosa como nativos de República Dominicana para ganar el premio, en 1987 y 1998 respectivamente.
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