Presa de la minera Barrick conllevaría reubicar munícipes
La propuesta de la empresa multinacional impactaría a seis comunidades de Cotuí
Expectativa de creación de empleos es el mayor reto que enfrenta esa compañía
La eventual presa de colas que la empresa Barrick Pueblo Viejo busca construir en Cotuí conllevaría la reubicación de familias de El Hijo, Arroyo Vuelta, El Rayo, Las Tres Bocas, El Naranjo y Jagua Mocha, las seis comunidades que serían impactadas por el proyecto, un tema que abarcó muchas de las interrogantes de los comunitarios.
La revelación fue hecha durante una vista pública en la localidad de Arroyo Vuelta, en la que la minera presentó un resumen con resultados del estudio de impacto ambiental de la presa, requisito necesario para pedir al Ministerio de Medio Ambiente la licencia para poner en marcha la obra, que contaría con una longitud de cuatro kilómetros y una altura de 157 metros. En la actividad se hizo referencia a la adquisición de tierras como la “principal actividad de este nuevo cambio que podría traer cambios a las familias de las comunidades”.
La adquisición de tierras conllevaría el desplazamiento físico o económico de infraestructuras residenciales y no residenciales (como colegios o establecimientos), cultivos, terrenos y medios de vida, este último hace referencia a las actividades que realizan los comunitarios dentro de los terrenos y que constituyen su sustento.
Como parte de sus medidas de control y mitigación del proyecto, la multinacional con sede en Canadá desarrolló un programa de reasentamiento que abarca, entre otras posibilidades, el reemplazo o pago a valor de reposición, reemplazo en lugar de destino y un programa de restablecimiento de medios de vida y plan de desarrollo comunitario.
Inquietudes ante “desalojos”
Concluida la presentación, se desarrolló un espacio para preguntas de los presentes, momento empleado por los comunitarios para, en reiterados turnos, cuestionar el lugar hacia donde serían trasladados luego de que, a su juicio, se realicen los “desalojos”. “Háblennos con palabras, dígannos dónde va la presa y cuáles son las comunidades que van a sacar de aquí”, sostuvo uno de los residentes.
Ante lo expresado por los comunitarios, Wellington Otáñez, del Departamento de Relacionamiento y Desarrollo Comunitario de Barrick, calificó como “normal” que los lugareños “malentiendan porque en República Dominicana, lo que se ha conocido históricamente son procesos de desalojo”.
Explicó a Diario Libre que el proceso de reasentamiento está basado en estándares internacionales. “Nosotros nos guiamos de la Corporación Financiera Internacional (IFC) que tiene todo un protocolo para realizar un proceso de reasentamiento que implica, no solamente compensación, sino desplazamiento físico y económico”.
Agregó que el desplazamiento físico significa la movilización de las personas de un lugar a otro, mientras que el económico conlleva desplazar a las comunidades “para que en el lugar en el que están tengan todas las posibilidades de seguir prosperando económicamente y a través de un proyecto que se llama restablecimiento de medios de vida”.
La empresa realiza un seguimiento de cinco años, a fin de garantizar que las comunidades que requieran ser movidas puedan desarrollarse y continuar prosperando, informó el ejecutivo de Barrick.
Al ser preguntado sobre si la empresa ha iniciado el proceso de reubicación de las comunidades que serían impactadas por la presa, sostuvo que ha habido conversaciones con los comunitarios sobre el tema, sin embargo “hasta que no tengamos el visto bueno, no podemos desarrollar un proceso”.
Impactos al medio ambiente
Los resultados del estudio mostraron que la reducción en la cobertura vegetal, flora protegida y endémica, erosión de suelos y cambio de hábitats son algunos de los impactos potenciales del proyecto en términos ambientales, lo que generó reacciones entre los residentes, quienes pidieron mayor atención por parte de las autoridades. La empresa presentó, además, un plan de manejo de biodiversidad, control de erosión y rescate de especies como parte de su estrategia para mitigar estos posibles impactos.
Yelisa Cuevas, superintendente del Departamento de Medio Ambiente de Barrick, sostuvo: “Las preocupaciones que llegan de las comunidades son normales, nosotros seguimos manteniendo los controles ambientales”.
Otro de los temas más tocados por los comunitarios es el empleo. En la vista pública pidieron a la minera mayores oportunidades de trabajo, sobre todo a los jóvenes. El pedimento de los munícipes surgió dos semanas después de la feria de empleos de la multinacional, en donde se escenificaron varios disturbios ante la gran cantidad de personas que acudieron en busca de una plaza. La expectativa sobre los empleos resulta el mayor reto que enfrenta actualmente la empresa, de acuerdo con lo expresado por Otáñez. “Las personas demandan empleos, el 98% de nuestra mano de obra es nacional y tenemos en este momento el 32% y 36% de la mano de obra”.
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