Moradores de Villas Agrícolas vivieron momentos de terror
Algunos se quejaron de la permanencia de fábricas en el sector
Los moradores de Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional, vivieron momentos de terror este viernes tras la explosión de una caldera de la fábrica de plásticos Polyplas, ubicada en la calle Aníbal de Espinosa. Hasta el momento, las autoridades han reportado tres personas muertas y varias heridas.
Juan Santana, residente en el sector, llamó la atención del Gobierno para que disponga el traslado de la referida empresa. “Yo pensé que el mundo se acababa, que era algo que había caído del cielo y que se trataba del fin del mundo”, agregó.
Varias casas resultaron averiadas por la explosión que estremeció todo el lugar y que incluso se escuchó con claridad en el Palacio Nacional en momentos que estaba reunido el Consejo Nacional de la Magistratura escuchando las ponencias de los aspirantes a jueces del Tribunal Constitucional.
La señora Marisol Lora, conmocionada y con un llanto ahogado, narró que una piedra la golpeó en la cabeza, pero que no prestó atención a ello y siguió rápidamente a buscar a su nieto que estaba en la escuela. Mostró las condiciones en que quedó su casa: prácticamente destruida, pues grandes pedazos de materiales de construcción la golpearon y atravesaron sus paredes.
Cristales y puertas resultaron rotos y los comercios, cercanos a la fábrica donde se produjo la explosión, cerraron sus puertas, por lo menos hasta que pasara el peligro.
“Siempre he sentido miedo, siempre he tenido el temor de que en este sector pase algo grande, porque estamos rodeados de fábricas sin control y varias envasadoras de gas, partiendo de que en este país nada se regula y todo se permite, pensamos que esas plantas de gas trabajan sin la debida regulación”, dijo Aura Crisóstomo.
Algunos moradores consultados dijeron que tras la explosión se produjo un leve pero sentido temblor de tierra y el estruendo de cientos de cristales de varios negocios de la zona que se quebraron.
"Yo pensé que se había caído un avión. Yo y mis trabajadores salimos corriendo y cuando miramos arriba lo primero que vimos fue que el cielo se había puesto negro", cuenta Eugenio Núñez, quien es propietario de un taller de reparaciones, ubicado en la calle Moca con 30 y colindante con el lugar del accidente.