Las manos que producen el banano dominicano

Las plantas se importan desde Costa Rica y se conservan en laboratorios hasta que están aptas para ser sembradas en los campos de República Dominicana.

Un haitiano trabaja en la planta empacadora de banano en Mao. (Pedro Bazil/Diario Libre.)

MAO. Humberto Matías es un productor agrícola que hace unos años intentó desarrollar una plantación de banano, pero fracasó. Ahora regresa al negocio agrícola, considerado el número uno en la exportación mundial, con la esperanza de tener mejores resultados.

Tras nueve meses de su retorno ya habla sobre las dificultades que ha encontrado para producir banano orgánico. Alta inversión, compras de materiales agrícolas en moneda extranjera y dificultad para adquirir préstamos para la siembra, detalla el hombre sin titubear.

“El banano para exportación es de inversión rápida y esto consume mucho dinero, y todo en dólar, aquí no se compra nada en peso, todos los productos que compramos para la producción agrícola en el país es en dólar”, manifestó.

A las 9:00 de la mañana ya había supervisado el trabajo en la finca y mientras la muestra destaca que la principal dificultad que tiene no solo él, sino la gran mayoría de los 3,200 productores de banano que hay en el territorio nacional, es el financiamiento.

“La agricultura es muy riesgosa, los bancos privados no prestan para agricultura y el que más te presta es el banco del Estado, Banco Agrícola, pero nunca consigues todo el monto que necesitas. Entonces aquí se compra todo. Lo primero es que hay que pagar por tarea a dos tractores para que romper y anivelar la tierra. Se compra la matita que usted no la produce y también se la venden en dólar. Cuidar esa mata con abono y fumigaciones. Comprar las fundas, pagar el personal, comprar productos para proteger el cultivo de los insectos, todo eso hasta que usted lo lleva a la planta de empaque para exportación”, detalló.

Para sembrar el cultivo que tiene ahora, tomó prestado 1,700,000 al banco del Estado, pero debió buscar por otro lado el monto restante para completar los casi cuatro millones que se lleva poner a producir sus 100 tareas.

Según los datos del Banco Central, la cartera de crédito del Banco Agrícola ascendió a RD$19,479.2 millones, un monto que representa un 54.6% de los RD$35,696.1 millones que acumuló el sistema financiero el año pasado. Mientras que en 2012 representaba el 29% del total de la cartera agropecuaria.

El origen del banano dominicano

Las plantas que utilizan los productores de banano en República Dominicana las importan de Costa Rica. Cuando llegan al país son colocadas en un laboratorio hasta que están aptas para ser sembradas. De estas Humberto tiene sembrada 152 plantas por tarea, equivalentes a 152,200 matas.

Una planta de banano dura de seis a siete meses para comenzar a crecer. Durante ese tiempo los obreros deben echar abono orgánico y fumigar para evitar la generación de plagas.

“Antes el banano se sembraba de cepa, pero no es rentable. Se toma dos meses más para producir y no cuenta con las características que demandan el mercado: un grosor y largo de buen tamaño”, indicó Leandro Pérez, uno de los trabajadores que posee Humberto en su finca.

Cientos de haitianos trabajan en la producción

La siembra de cien tareas de banano puede hacerse con 25 haitianos que se distribuyen el trabajo de hacer los hoyos, regarlos, cargar la planta, sembrar la mata y recoger las fundas negras en las que llegan las matitas al campo.

Cada cierto tiempo determinan la humedad de la planta, de acuerdo a los resultados descubren si pueden regarla.

Las jornadas de trabajo durante la producción del banano oscilan entre 8 a once horas. Siembran hasta 5,085 matas en siete horas.

“Aunque mi función es regar las matas, en la finca yo hago de todo, por ejemplo, quito dedos de los lados a las manos de banano para que los demás adquieran grosor. Trabajo de lunes a sábado. Gano 1,800 pesos semanales”, dice Chínele, de origen haitiano, a este medio.

Desde la siembra, una planta de banano se toma nueve meses para cortar el racimo. Su tiempo de vida útil son ocho años. En las plantaciones es común ver los racimos cubiertos con una funda azul o color blanco. Los productores de Mao la usan para proteger la plantación de los insectos. Montecristi y Valverde, Mao, son las principales zonas donde se produce banano en el país, también las que más exportan.

Cuando cortan el banano, lo llevan a la “planta empacadora” para exportarlo. Allí un grupo de haitianos los corta, lava y selecciona para empacar. Los colocan en cajas de diferentes colores de acuerdo al comprador en el extranjero. En ese proceso de empaque trabajan 21 personas todos los martes de 7:00 a 5:00 de la tarde. Llegan en un camión de la empresa que los recoge en un punto común. Al final de la jornada deben caminar para regresar. Jansen Juarens, haitiano de 24 años, es el encargado del traslado.

Durante el proceso de limpieza los haitianos apartan los bananos que consideran de “rechazo”. Esta mercancía es vendida en el mercado local, no la usan para exportar.

“Cuando hay sobreproducción también lo vendemos en el país. A veces hay tanta sobreproducción que hay que dejarlo abandonado en el campo y se le echa a los animales. Ahí tienes otro de los problemas de dedicarse a este oficio, es una situación que hace que cualquier productor que ha hecho una inversión enfrente riesgos”, manifestó Humberto.

“Es decir, sino encuentras mercados puedes decir que tu producción se fue a pique”, agrega.

Los productores venden el banano orgánico a US$9 (RD$444 calculado a la tasa de 49.31) la caja de 43 libras. El retorno de la inversión que hacen la esperan de seis a ocho años.

En el empaque los trabajadores en especial los haitianos, reciben un pago de RD$500 cada uno más comida. Por día cortan hasta 1,000 racimos para empacar. Unos diez furgones semanales cargados de banano son llevados a los diferentes puertos del país desde donde parten a Europa principalmente Holanda, Francia e Inglaterra, y una minoría hacia Japón, las islas del Caribe y Estados Unidos. Los contenedores salen con 980 a 1,080 cajas.

“Yo había estado en la producción de banano pero económicamente fracasé. No hubo mercado y tuve que salir de ella y sembrar plátano para vender en el mercado local que tiene más salida que el banano, ahora espero tener mejor suerte”, subraya Humberto.

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