La salud humana, animal y ambiental debe considerarse una sola para prevenir la próxima pandemia
Una nueva evaluación ofrece diez recomendaciones e identifica el enfoque de “Una sola salud” como la forma óptima de prevenir futuras pandemias y responder a éstas.
A medida que la pandemia de COVID-19 continúa cobrando vidas y golpeando economías en todo el mundo, un nuevo informe de las Naciones Unidas ofrece 10 recomendaciones para evitar nuevas pandemias y advierte que surgirán nuevos brotes de enfermedades zoonóticas a menos que los gobiernos tomen medidas decisivas para prevenirlos.
El informe Prevenir la próxima pandemia: Zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión es un esfuerzo conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI, por sus siglas en inglés).
El reporte identifica siete tendencias que impulsan la creciente aparición de las zoonosis, entre éstas, la mayor demanda de proteína animal, el aumento de la agricultura intensiva e insostenible, la explotación de la vida silvestre y la crisis climática. África, que ha experimentado y respondido a una serie de epidemias zoonóticas, incluidos los recientes brotes de Ébola, podría ser una fuente de soluciones importantes para detener futuros brotes, de acuerdo con el informe.
“La ciencia ha dejado claro que, si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, en los próximos años tendremos un flujo constante de enfermedades pasando de animales a humanos”, dijo la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.
“Las pandemias son devastadoras para nuestras vidas y nuestras economías, y como hemos visto en los últimos meses, quienes más sufren son los más pobres y vulnerables. Para evitar futuros brotes, debemos proteger el medio ambiente de forma más decidida”, añadió Andersen.
Una zoonosis es una enfermedad que ha pasado a la población humana desde una fuente animal. La COVID-19, que ya ha causado más de medio millón de muertes en todo el mundo, probablemente se originó en murciélagos. Pero ésta es sólo la más reciente entre un conjunto de enfermedades emergentes –como el Ébola, el MERS, y las fiebres del Nilo Occidental y del Valle del Rift– cuya propagación desde huéspedes animales hacia poblaciones humanas se ha intensificado a causa de presiones antropogénicas.
Cada año, alrededor de dos millones de personas mueren por enfermedades zoonóticas desatendidas, principalmente en países de bajos y medianos ingresos. Los mismos brotes pueden causar enfermedades graves, muertes y pérdidas de productividad entre las poblaciones de ganado en el mundo en desarrollo, un problema que mantiene a cientos de millones de pequeños agricultores en la pobreza extrema. Sólo en las últimas dos décadas, las enfermedades zoonóticas han generado pérdidas económicas de más de US$ 100 mil millones, sin incluir el costo de la pandemia de COVID-19, que se espera alcance los US$ 9 billones en los próximos años.
África tiene la oportunidad de liderar esfuerzos en prevención de pandemias
Las enfermedades zoonóticas están en aumento en todas partes del planeta y los países africanos, algunos de los cuales han manejado con éxito brotes zoonóticos mortales, tienen el potencial de aprovechar esta experiencia para abordar futuros brotes a través de enfoques que incorporen la salud humana, animal y ambiental.
El continente alberga una gran parte de los bosques tropicales y otros ecosistemas intactos que quedan en el mundo. También es el hogar de la población humana de más rápido crecimiento a nivel global, lo que llevará a un aumento de los encuentros entre ganado y vida silvestre y, a su vez, del riesgo de enfermedades zoonóticas.
“La situación actual en el continente está dada para que se intensifiquen las enfermedades zoonóticas existentes, y surjan y se propaguen otras nuevas”, dijo el director general del ILRI, Jimmy Smith.
“Pero con sus experiencias con el ébola y otras enfermedades emergentes, los países africanos están demostrando formas proactivas de controlar los brotes. Están aplicando, por ejemplo, enfoques novedosos de control de enfermedades basados en los riesgos en lugar de las normas, los cuales se adaptan mejor a entornos de escasos recursos, y están integrando la experiencia en humanos, animales y medio ambiente en iniciativas proactivas del enfoque ‘Una sola salud’”, explicó Smith.
Los autores del informe identifican este enfoque, que une la experiencia en salud pública, veterinaria y ambiental, como el método óptimo para prevenir y responder a brotes y pandemias de zoonosis.
Diez recomendaciones
El informe identifica diez pasos prácticos que los gobiernos pueden tomar para prevenir futuros brotes zoonóticos:
• Invertir en enfoques interdisciplinarios, incluido el enfoque “Una sola salud”.
• Ampliar la investigación científica sobre las zoonosis.
• Mejorar los análisis de costo-beneficio de las intervenciones para que consideren el recuento de costos totales del impacto social de las enfermedades.
• Concientizar sobre las enfermedades zoonóticas.
• Fortalecer las prácticas de monitoreo y regulación asociadas con las enfermedades zoonóticas, incluso dentro del sistema alimentario.
• Incentivar prácticas sostenibles de gestión de suelos y desarrollar alternativas para la seguridad alimentaria y los medios de vida que no dependan de la destrucción de hábitats y biodiversidad.
• Mejorar la bioseguridad al identificar los impulsores clave de las enfermedades emergentes en la cría de animales y fomentar medidas probadas de gestión y control de zoonosis.
• Apoyar la gestión sostenible de paisajes terrestres y marinos para mejorar la coexistencia sostenible de la agricultura y la vida silvestre.
• Fortalecer las capacidades de los actores de la salud vinculados a este tema en todos los países.
• Poner en práctica el enfoque “Una sola salud” en el uso del suelo y la planificación, implementación y monitoreo del desarrollo sostenible, entre otros campos.
El informe se lanza hoy, 6 de julio, Día Mundial de las Zoonosis, fecha en la que las instituciones de investigación y entidades no gubernamentales conmemoran el trabajo del biólogo francés Louis Pasteur. El 6 de julio de 1885, Pasteur administró con éxito la primera vacuna contra la rabia, una enfermedad zoonótica.
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