Festival de las aves endémicas del Caribe en tiempos de pandemia

Cigua palmera. (Fuente externa)

Como todos los años desde el 2002, se celebró este año el Festival de las Aves Endémicas del Caribe (CEBF) del 22 de abril (Día Mundial de la Tierra) al 22 de mayo (Día Mundial de la Biodiversidad) coordinado por BirdsCaribbean, la organización conservacionista más importante del Caribe insular. El objetivo del Festival es destacar la gran cantidad de aves exclusivas de la región Antillana (cerca de 176 especies) y la importancia de su conservación. Se escoge este período por ser la época de mayor actividad reproductiva entre las aves endémicas. Aprovecho los cursos primaverales de Conducta Animal en la UASD para incorporar a mis estudiantes en las actividades del Festival, pero creíamos que este año el Covid-19 lo había arruinado todo. Cuando comenzamos a decidir qué estrategia “on line” utilizaríamos para seguir con este curso, que supone mucho trabajo práctico al aire libre, se nos ocurrió implementar un taller que no excluye la observación directa y utiliza el comportamiento de las aves como una estrategia para identificarlas. Aunque habíamos hecho algo similar, nunca imaginamos que podría implementarse con igual o mayor eficacia en plena pandemia.

Se trata de un recurso sencillo: los estudiantes hacen fotos o videos de los animales que ven en su entorno (mayormente aves) y los envían al whatsapp del grupo. Yo entonces hago preguntas sobre lo que se observa en la foto o en el video. Procedo entonces a cuestionar las respuestas de los estudiantes aplicando una técnica pedagógica inventada hace más de dos mil años. Me resultó conmovedor que pudiéramos salvar las dificultades surgidas de la pandemia, mediante la combinación armoniosa de la más moderna tecnología digital y la milenaria estrategia educativa de Sócrates. Comparto varios ejemplos de lo que hicimos.

Ariela Lachapel me envía un video en el que se ve un ave alimentando a un polluelo que ella cree es una cigua palmera (Dulus dominicus), Nuestra Ave Nacional. Aclaro que es imposible que sea esa especie y les pregunto por qué suponen yo estoy tan seguro. Alguien opina que por el color de las plumas. Acepto que ese rasgo distintivo es válido, pero que hay diferencias conductuales más importantes. Finalmente, Carolina Méndez recuerda que el nido del ave del video está en el hueco de una pared y que la cigua palmera construye nidos comunales enormes casi siempre en el cogollo de una palma real. Les recuerdo que en el mundo sólo existen cuatro especies que construyen este tipo de nidos: el Perico Monje (Myopsitta monachus) de Sudamérica, el Tejedor Republicano (Philetairus socius) y el Bufalero Piquirojo (Bubalornis niger) de África y la Cigua Palmera. El ave de este video era un Gorrión Doméstico (Passer domesticus) ave introducida oriunda de Europa.

Geuri Tapia hizo un video de una pareja de tórtola Aliblanca (Zenaida asiatica) en el momento en que se producía el cambio de turno de incubación. Les pido que traten de explicar lo que están viendo. Alguien recuerda que en la familia de las palomas (Columbidae) macho y hembra se reparten las tareas reproductivas: construyen el nido entre los dos, incuban entre los dos y entre los dos alimentan los polluelos. Próxima pregunta: ¿Cuál es el macho y cuál es la hembra, el que entra a incubar o el que sale? La pregunta es difícil porque en esta especie no hay dimorfismo sexual. O sea, no hay forma de distinguir los sexos a simple vista. Pero combinando la conducta con la hora podemos deducir el sexo. Alguien recuerda que en las palomas los machos incuban durante el día y las hembras durante la noche. Como el video fue tomado en la tarde, es muy probable que el que abandona el nido sea el macho y la que lo reemplaza la hembra.

Otro ejemplo con esta familia: Revisamos una foto de una pareja de rolitas (Columbina passerina) y los desafío a que identifiquen una conducta que se observa que es exclusiva de la familia. Tardan muy poco en descubrirla, ya que el macho bebía con el pico metido en el agua y succionando, que es como beben los miembros de la familia Columbidae. A diferencia de las Gallinas, que beben sorbo a sorbo levantando la cabeza para que el agua baje por gravedad.

Ariela Lachapel nos obsequia otro video que muestra a una pareja de gorriones copulando. Les pido que busquen imágenes de aves domésticas copulando para que las comparen. Las diferencias son notables: mientras en las gallinas el macho se agarra con el pico de las plumas de la cabeza de la hembra, en los gorriones (y en todos los Passeriformes) el macho se ayuda de las alas para ejecutar la cópula en amoroso equilibrio, algo que es posible gracias a su ligereza y capacidad de vuelo.

Los dos últimos episodios proceden de estudiantes que tomaron el curso hace dos cuatrimestres, pero a quienes la conducta de los animales les sigue fascinando. Fryda Genao nos envía un video en el que se ve una pareja de la paloma común (Columba livia) en pleno ritual copulatorio. Observamos, algo común en las especies de esta familia, que la hembra actúa ante el macho como los polluelos cuando tienen hambre y luego introduce su pico en la boca de éste. Este comportamiento ha dado origen a la fábula antropomórfica de que se están “besando”, y a la expresión “estaban como dos tortolitos”, cuando ven a una pareja de Homo sapiens rituales precopulatorios. El antropomorfismo, que consiste en atribuirle características de la conducta humana a la conducta de los animales, es el error más grave que se comente cuando se estudia el comportamiento animal. Fryda tiene claro que lo que el macho hace es alimentar a la hembra antes de la cópula, ritual común en casi toda la familia, que algunos biólogos evolutivos ven como un típico caso de intercambio de sexo por comida, presente también en muchos primates. Los más osados dicen que esta conducta es el antecedente filogenético de la prostitución.

El ave de este último episodio es una especie invasora procedente de Haití, pero oriunda de África, que llegó a nuestra isla en los barcos franceses que traficaban con esclavos. Cigua Haitiana o Madame Sagá (Ploceus cucullatus) son dos de los nombres comunes. Constituye una plaga tremenda para los cultivos de arroz, pero su conducta reproductiva es muy interesante. Cuando hacemos prácticas con una colonia que estoy viendo en el Campus de la UASD desde hace más de 30 años, aplico un modelo constructivista radical. Llevo a los estudiantes al sitio sin explicarles nada (ni siquiera el nombre del ave) y les pido que me describan lo que ven. Me informan que algunas aves construyen nidos, otras transportan material, otras permanecen cerca de los nidos, algunas penetran en ellos, otras baten las alas mientras cuelgan de las patas en la entrada del nido y cantan ruidosamente. Son los machos los que construyen los nidos, unos globitos en forma de caracol con la entrada hacia abajo, y se cuelgan de la entrada del nido, cantando frenéticamente y batiendo las alas cuando ven una hembra para atraerla. La hembra inspecciona el nido y si lo aprueba (nadie conoce sus criterios de selección) acepta copular con el macho y se hace cargo, ella sola, del resto del proceso (postura, incubación, cría de los polluelos). En tanto el macho construye nuevos nidos para atraer a otras hembras. Si la hembra rechaza el nido, el macho debe construir otro. A veces los machos desatan el viejo y lo eliminan. He notado que este dato hace reír a las chicas, pero a los varones no les parece tan divertido. Hago una pregunta difícil a los estudiantes ¿Quiénes construyen los nidos, los machos o las hembras? La mayoría responde que las hembras, que son las que asocian con los nidos. Por eso me sorprendió tanto cuando Celeste Aquino respondió sin titubeos que era el macho el que construía los nidos. Cuando le pregunté por qué estaba tan segura me dio una respuesta tan original como desconcertante: “Usted nos dijo que durante el cortejo los machos pierden el sentido del ridículo. Y ese pájaro colgando de las patas, moviendo las alas y haciendo tanto ruido se ve bien cómico”. Nunca imaginé que la clave para responder a esta pregunta se ocultaba en uno de mis chistes antropomórficos. guerrero.simon@gmail.com