El humo olvidado de Duquesa
Quedan seis semanas para que el Senado apruebe la Ley de Residuos Sólidos
Aparentemente nuestra basura tiene poderes especiales. La producimos y mágicamente desaparece de nuestros hogares y nuestras vidas sin esfuerzo alguno. Dejamos de verla, olerla y percibirla casi al instante de haberla generado. La basura no nos molesta porque no tenemos que convivir con ella.
Esa condición tiene un nombre en ingles: NIMBY. NIMBY es la abreviación de “Not In My Backyard”. Su traducción al español es SPAN: “Si, Pero Aquí No.” En otras palabras, aceptamos la basura y todas sus consecuencias, siempre y cuando no este cerca de nosotros. El concepto de basura es tolerable siempre y cuando no nos afecte directamente.
SPAN es el estándar para manejar la basura en gran parte del mundo, incluyendo la República Dominicana. Por eso existen 360 vertederos de cielo abierto, la mayoría en condiciones deplorables, estratégicamente ubicados en las afueras de los pueblos y ciudades del país. Si no vemos u olemos nuestra basura, dejamos de preocuparnos por ella.
El incendio de Duquesa cambió esta fórmula. El humo tóxico que producía el vertedero más grande del país invadía los hogares de la capital, haciendo imposible tomar una postura SPAN ante la situación. No era posible ignorar el humo que cubría la ciudad, el olor a basura quemada o la irritación que este producía a nuestros ojos y gargantas. El incendio de Duquesa trasladó la basura que producimos a nuestros hogares.
Durante aproximadamente dos semanas, los periódicos, programas de televisión, radio y redes sociales del país estuvieron colmados de indignación, transmitiendo la rabia popular provocadas por la situación. El pueblo exigía respuestas. ¿Quien era el culpable y cuándo se iba a solucionar? El público demandaba la aprobación de La Ley de Residuos Sólidos, una odisea que lleva casi una década en desarrollo, revisión... y postergación.
Pero el furor fue breve. Las autoridades reaccionaron ante la crisis extinguiendo el fuego de Duquesa apoyándose en una costosa armada de equipos pesados y obreros. Enterraron nuestra basura, el humo cesó y volvimos a nuestra muy cómoda mentalidad SPAN. La basura desapareció nuevamente.
Sin embargo, aunque nos olvidamos ya del humo tóxico, no podemos ignorar que la raíz del problema sigue vigente. La basura solo esta esperando otro momento oportuno para recordarnos de su presencia, como lo hizo hace dos años con el derrame de basura en la Playa de Montesinos, y como hace periódicamente con incendios en los diferentes vertederos del país.
Depositar nuestra basura en vertederos alejados no es una solución real. La solución es minimizar la basura que producimos y transformar nuestra basura en negocios sostenibles que beneficien al país en vez de perjudicarlo. Que produzca valor en vez de contaminación.
La República Dominicana se encuentra en una posición favorable y única que le permitiría lograr una solución definitiva al problema. Cuenta con un empresariado comprometido con una larga trayectoria de innovación, de búsqueda de soluciones a problemas difíciles. El país avanza haciendo inversiones en negocios sostenibles como la energía renovable y el turismo sostenible. Cuenta con ciudadanos cada día más preocupados por las consecuencias de no enfrentar los retos ambientales.
Pero no tenemos una ley de basura, y si no actuamos ahora, por el futuro cercano, no tendremos una ley de basura. El Proyecto de Ley General de Residuos fue aprobado por la Cámara de Diputados y está a la espera de su revisión y aprobación por la Cámara del Senado. El proyecto cuenta en un 90% con el consenso del sector público y privado.
Actualmente, el proyecto no está en la agenda del Senado. De no aprobarse en las próximas semanas, se reiniciará todo el proceso. Se iniciaría desde cero, en ese momento con nuevos actores políticos y nuevas realidades políticas. Se perderá por lo menos un año, en el cual estaríamos sin el amparo de una ley que regule la basura.
Ecored ha trabajado de la mano del Estado y de diferentes instituciones del sector público y privado en la redacción de un proyecto de Ley General de Residuos. La ley no es perfecta ni satisfará a todos. Pero brindará a los dominicanos una estructura que además de enfrentar un grave problema sanitario, generará fuentes de empleo y nuevas industrias. Atraerá inversión para nuevas tecnologías de transformación de basura. Organizará los roles y responsabilidades de los diferentes actores relacionados con la basura. Pondrá un precio real a los vertederos para motivar su reemplazo con mejores alternativas. Transformaría la basura en un recurso.
Hoy celebramos el Día Mundial de Medio Ambiente. Más que celebrar otro día con un título simbólico, apoderémonos de este día y usémoslo para romper nuestra actitud SPAN. Dejemos de hacernos de la vista gorda ante nuestra basura y exijamos una solución. Tenemos seis semanas para que el Senado escucha nuestras voces y aprueba la Ley de Residuos.
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