Latinoamérica pide abandonar recetas económicas fallidas
¿Hasta cuándo seguirán las naciones desarrolladas promoviendo políticas económicas fallidas?
NACIONES UNIDAS.- ¿Hasta cuándo seguirán las naciones desarrolladas promoviendo políticas económicas fallidas, basadas en planes de austeridad?
Encabezados por Brasil y Argentina, esa es la pregunta que hicieron los líderes latinoamericanos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en su sesión inaugural del martes.
Los dos gigantes sudamericanos dijeron que, apelando a fórmulas alternativas a las políticas ortodoxas del Fondo Monetario Internacional y otros organismos internacionales, tienen desempeños económicos mucho más positivos que los de los países que aplican las viejas recetas.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo que el mundo no superará la crisis económica desatada en el 2008 si se promueven políticas de austeridad sin crecimiento. Planteó en cambio que se busque un equilibrio entre austeridad y desarrollo.
"Las políticas ortodoxas han empeorado la recesión en las economías desarrolladas, con repercusiones en los países emergentes", expresó Rousseff. "Todavía no se han encontrado fórmulas que combinen los ajustes fiscales apropiados con medidas para estimular la inversión y la demanda, que son indispensables para contener la recesión y garantizar el crecimiento económico".
La política monetaria "no puede ser la única respuesta al creciente desempleo, al aumento de la pobreza", indicó.
Rousseff afirmó que las políticas monetarias de los bancos centrales de los países desarrollados generan desequilibrios en las tasas de cambio y que "la consecuente apreciación artificial de las divisas de los países emergentes hace que pierdan mercados, lo que agrava la recesión global".
Para la mandataria, es vital "tratar de reconfigurar la relación entre las políticas monetaria y fiscal".
Brasil, señaló, es prueba de que se puede combinar austeridad con crecimiento y destacó que en años recientes su país acumuló importantes reservas, redujo la deuda pública y sacó a 40 millones de personas de la pobreza, con "políticas sociales innovadoras que consolidaron un enorme mercado nacional".
A pesar de la crisis que golpeó a todos los países, expresó, Brasil logró mantener elevados niveles de empleo, reducir la desigualdad social y mejorar significativamente el ingreso de los trabajadores.
Demostró que la noción de que las medidas para estimular el crecimiento son incompatibles con los planes de austeridad "son un falso dilema".
Fernández, por su parte, sostuvo que peligra la estabilidad del sistema financiero internacional por insistir en políticas fallidas.
"Argentina fue un conejillo de Indias de las políticas neoliberales producto del Consenso de Washington que implosionaron en el país en el 2001, cuando se produjo el default de deuda soberana más importante de que se tenga memoria. Llegó a deber el 160% de su PBI (producto bruto interno), producto de políticas que uno ve aplicarse ahora metódicamente sobre países como España, Grecia, Portugal e Italia que ponen en peligro la eurozona".
Sostuvo que hoy la deuda externa argentina equivale al 14% del PBI.
El gobierno argentino ha sido acusado por el FMI y por sectores empresariales nacionales de manipular las estadísticas, pero Fernández no aludió a esas acusaciones.
Fernández pidió que se acaben los doble standards, como el hecho de que se castigue a algunas naciones endeudadas y no a otras, en particular Estados Unidos, que tiene una deuda enorme.
"Estados Unidos está totalmente separado de todo ajuste del FMI", expresó. "Sin embargo, el FMI sigue reclamando políticas de ajuste a inclusive amenazando a países como Argentina".
Agregó que, a pesar de la crisis, Argentina experimenta el "crecimiento más importante de sus 200 años de historia".
"Los países en desarrollo no ocasionamos la crisis mundial", expresó el presidente dominicano Danilo Medina. "Esta crisis fue provocada por al falta de aplicación de regulaciones efectivas en el sistema financiero internacional, así como por la arrogancia, la codicia y el afán desenfrenado de acumulación de riquezas".
Medina pidió que se modifiquen los parámetros para determinar el desarrollo de un país. Indicó que, según los parámetros actuales, la República Dominicana es un país de ingreso medio-alto, a pesar de que la tercera parte de la población vive en la pobreza. "¿Cómo excluir a países como el nuestro de la ayuda para el desarrollo?", preguntó.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo que el mundo no superará la crisis económica desatada en el 2008 si se promueven políticas de austeridad sin crecimiento. Planteó en cambio que se busque un equilibrio entre austeridad y desarrollo.
"Las políticas ortodoxas han empeorado la recesión en las economías desarrolladas, con repercusiones en los países emergentes", expresó Rousseff. "Todavía no se han encontrado fórmulas que combinen los ajustes fiscales apropiados con medidas para estimular la inversión y la demanda, que son indispensables para contener la recesión y garantizar el crecimiento económico".
La política monetaria "no puede ser la única respuesta al creciente desempleo, al aumento de la pobreza", indicó.
Rousseff afirmó que las políticas monetarias de los bancos centrales de los países desarrollados generan desequilibrios en las tasas de cambio y que "la consecuente apreciación artificial de las divisas de los países emergentes hace que pierdan mercados, lo que agrava la recesión global".
Para la mandataria, es vital "tratar de reconfigurar la relación entre las políticas monetaria y fiscal".
Brasil, señaló, es prueba de que se puede combinar austeridad con crecimiento y destacó que en años recientes su país acumuló importantes reservas, redujo la deuda pública y sacó a 40 millones de personas de la pobreza, con "políticas sociales innovadoras que consolidaron un enorme mercado nacional".
A pesar de la crisis que golpeó a todos los países, expresó, Brasil logró mantener elevados niveles de empleo, reducir la desigualdad social y mejorar significativamente el ingreso de los trabajadores.
Demostró que la noción de que las medidas para estimular el crecimiento son incompatibles con los planes de austeridad "son un falso dilema".
Fernández, por su parte, sostuvo que peligra la estabilidad del sistema financiero internacional por insistir en políticas fallidas.
"Argentina fue un conejillo de Indias de las políticas neoliberales producto del Consenso de Washington que implosionaron en el país en el 2001, cuando se produjo el default de deuda soberana más importante de que se tenga memoria. Llegó a deber el 160% de su PBI (producto bruto interno), producto de políticas que uno ve aplicarse ahora metódicamente sobre países como España, Grecia, Portugal e Italia que ponen en peligro la eurozona".
Sostuvo que hoy la deuda externa argentina equivale al 14% del PBI.
El gobierno argentino ha sido acusado por el FMI y por sectores empresariales nacionales de manipular las estadísticas, pero Fernández no aludió a esas acusaciones.
Fernández pidió que se acaben los doble standards, como el hecho de que se castigue a algunas naciones endeudadas y no a otras, en particular Estados Unidos, que tiene una deuda enorme.
"Estados Unidos está totalmente separado de todo ajuste del FMI", expresó. "Sin embargo, el FMI sigue reclamando políticas de ajuste a inclusive amenazando a países como Argentina".
Agregó que, a pesar de la crisis, Argentina experimenta el "crecimiento más importante de sus 200 años de historia".
"Los países en desarrollo no ocasionamos la crisis mundial", expresó el presidente dominicano Danilo Medina. "Esta crisis fue provocada por al falta de aplicación de regulaciones efectivas en el sistema financiero internacional, así como por la arrogancia, la codicia y el afán desenfrenado de acumulación de riquezas".
Medina pidió que se modifiquen los parámetros para determinar el desarrollo de un país. Indicó que, según los parámetros actuales, la República Dominicana es un país de ingreso medio-alto, a pesar de que la tercera parte de la población vive en la pobreza. "¿Cómo excluir a países como el nuestro de la ayuda para el desarrollo?", preguntó.
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