La nueva normalidad rumana: ucis en los pasillos y sanitarios desbordados
Rumanía es, con menos de un tercio, el segundo país de la Unión Europea (UE) con menos población vacunada contra la covid-19, una realidad que se traduce desde hace tres semanas en picos de más de cuatrocientos muertos diarios y en escenas dantescas en un sistema sanitario superado.
Aunque el número de contagios diarios ha remitido un poco en los últimos días, las cifras siguen siendo las más altas desde que estalló la pandemia y el número de fallecidos contabilizados ayer fue un 200 % más que hace sólo un mes.
El Hospital Universitario de Urgencias de Bucarest es uno de los más grandes y modernos de Rumanía, y sufre de lleno las consecuencias de una explosión de casos graves que ha obligado a suspender todas las hospitalizaciones no esenciales y a trasladar a decenas de pacientes a otros países europeos.
UNA UCI IMPROVISADA
Minutos antes del mediodía de este jueves, la recepción de este centro público es un ir y venir de camillas con nuevos pacientes que esperan a ser ingresados, mientras numerosos de enfermos de covid asisten a la escena conectados a máquinas portátiles de oxígeno desde detrás de unas cortinas transparentes.
Hasta hace poco, en esta zona de la recepción había sillas en las que esperaban los nuevos pacientes y sus familiares. Pero el aluvión de hospitalizaciones de enfermos de covid con síntomas graves ha obligado a convertirla en una uci improvisada ante la saturación de la sección destinada a terapia intensiva del centro.
ENFERMOS EN EL PATIO
Antes de que el número de ingresos bajara ligeramente en los últimos días, estos pacientes han llegado a ser tratados también en una carpa en el patio del hospital.
'Es una situación completamente anormal, estar en un espacio exterior a 7 grados; un paciente necesita ser tratado en el interior del hospital', dice a Efe el director del centro, Catalin Cirstoiu, que destaca la especial virulencia con que la covid ataca el organismo de los no vacunados.
Estas circunstancias han provocado que enfermos con graves problemas respiratorios que necesitan tratamiento constante hayan de permanecer durante días en camillas, camastros o incluso sillas.
La dispersión de los enfermos en las varias ucis improvisadas en el hospital también complica sobremanera la labor de los intensivistas.
DIFICULTADES LOGÍSTICAS
A diferencia de otros hospitales, que se han consagrado por completo a tratar a enfermos de covid, el Universitario de Bucarest trata también aún urgencias de otras especialidades.
'Funcionamos con un sistema híbrido muy difícil de gestionar, porque exige separar a los casos sospechoso de los positivos y los negativos', dice el médico sobre un procedimiento que se aplica en las doce plantas del hospital y en todos los departamentos.
EL IMPACTO PSICOLÓGICO
De tener que lidiar con una o dos muertes cada jornada, los médicos y enfermeros que trabajan en el centro han pasado a firmar múltiples certificados de defunción a diario.
'Cuando tienes 10 muertes al día por departamento, la presión psicológica para el personal del hospital es muy fuerte, porque detrás del drama personal está el drama de una familia, de un esposo, de una mujer, de una madre y de un padre', dice el director del hospital.
RIESGO DE INCENDIO
El número inusualmente alto de pacientes con graves problemas respiratorios a causa de la covid ha provocado que hasta cuatrocientos sistemas de suministro de oxígeno estén funcionando al mismo tiempo en el hospital.
Profesionales del centro explican que esta elevada concentración de oxígeno en las habitaciones, junto con la sobrecarga que los equipos suponen para las instalaciones eléctricas, crea un alto riesgo de incendio y obligan al personal a extremar aún más las precauciones.
En los últimos catorce meses, 27 personas han muerto en tres incendios distintos en unidades de tratamiento de la covid en hospitales rumanos.
EL DOBLE DE CAMAS
Los efectos de esta cuarta ola son evidentes en las distintas secciones donde se trata a enfermos de covid, donde se han doblado la capacidad con camas de distintos tipos, características y materiales muy juntas y dispuestas en distintas posiciones para aprovechar todo el espacio.
Sobre estas camas, decenas de pacientes de edad relativamente avanzada, que en su abrumadora mayoría rechazaron vacunarse, se esfuerzan en respirar con ayuda de las máquinas, mientras los médicos y las enfermeras corren por los pasillos para atenderlos a todos con los incesantes pitidos de los monitores de fondo.
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