La iglesia Católica arremete contra quienes fomentan el odio y xenofobia

Reiteraron sus críticas por la impunidad, corrupción y despilfarro del erario en República Dominicana

Los sacerdotes llamaron la atención de las autoridades sobre los males que afectan al país. (Foto: Diario Libre/José Justo Féliz )

SANTO DOMINGO. La Iglesia Católica arremetió este Viernes Santo, durante el Sermón de las Siete Palabras, contra quienes denomina “falsos nacionalistas” que fomentan el odio y la xenofobia así como contra el sistema de justicia dominicano, la injusticia social, la impunidad y el despilfarro de los recursos del Estado.

El sacerdote Fausto Burgos, quien tuvo a su cargo la lectura: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, pidió clemencia en nombre de quienes no aguantan más oprobio, odio, violencia, inseguridad e injusticia.

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Sí padre, a aquellos que promueven el odio, el rencor y la xenofobia, revestidos de falso nacionalismo, o falso pudor, creando zozobra, intranquilidad y viendo fantasmas donde no hay”, expresó.

“¿Puede o debe Jesús pedir perdón por aquellos que realizan auditorías en estamentos del Estado, dejan las mismas engavetadas a sabiendas de las anomalías encontradas? ¿Puede Jesús pedir perdón desde la cruz por aquellos que conscientemente oprimen e hipotecan el futuro del pueblo?”, se cuestionó el sacerdote.

En tanto que el también sacerdote Miguel Ángel Amarante, denunció que “en nuestro país, lamentablemente, tenemos muchos buenos ladrones que burlan el fisco, burlan la justicia, se burlan del pueblo y andan tan campantes por nuestras calles, sin ser apresados”, al leer “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”.

De igual modo dijo que República Dominicana amerita un cambio en el ámbito sanitario porque da pena ver el servicio que reciben las personas en las emergencias de los hospitales, “donde a veces los pacientes deben de sentarse en el suelo debido a que ni siquiera hay camas suficientes”.

“Es necesario y urgente la conversión de tantas personas que, aferradas a un patriotismo barato se encarnizan contra inmigrantes, que aunque con cultura diferente a la nuestra, no dejan de ser personas y, por tanto, merecen respeto. Y qué decir, de los responsables de regular la migración y la seguridad fronteriza, ellos también necesitan esa conversión y tratar el tema con seriedad, no utilizar la situación para enriquecerse, explotar y traficar con seres humanos”, expresó Amarante.

La iglesia también

“Nuestra iglesia tampoco queda inmune a esta necesidad de convertirse, también nosotros necesitamos convertirnos y pedir perdón por los escándalos de algunos de sus miembros, por nuestro silencia cuando debemos hablar”, puntualizó.

Al igual que sus predecesores, el sacerdote Nelson Acevedo, emitió sus críticas contra quienes considera fomentan el odio y la xenofobia hacia los haitianos que residen en el país, al leer el pasaje: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”.

“Hay grupos de malos dominicanos y dominicanas fomentando xenofobia con los vecinos haitianos. Es verdad que no podemos recibir a todos los ilegales haitianos que cruzan por la frontera, pero tratar de incentivar en los más ignorantes un nacionalismo rancio y barato que no toca a quienes se benefician de las manos de obra baratas de los trabajadores haitianos ni reclaman la aplicación de las leyes laborales”, refirió.

Dijo además que en los barrios existen muchas madres impávidas con tantas adolescentes embarazadas, las cuales vienen a engrosar la fila de la pobreza.

El sacerdote calificó los feminicidios como una epidemia, indicando que es urgente cambiar los patrones de crianza y enseñar a los varones la dignidad de la mujer por sí misma.

Criticó además el manejo dado al caso de los sobornos pagados por Odebrecht, señalando que en República Dominicana no se han creado cárceles para quienes se roban millones del erario ni hay jueces capaces de juzgarlos.

¿Por qué me has abandonado?

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Este es el grito de muchas personas que a diario ven pisoteada su dignidad, que sufren dolor e impotencia ante los abusos a los que son sometidos en sus lugares de trabajo, con sueldos de miseria, mientras que observan cómo los miembros de algunas instituciones del Estado, quienes devengan sueldos de lujo, se hacen aumentos de sus sueldos a pesar de que han alegado que sus instituciones no tienen fondos para ejecutar las funciones para las cuales han sido creadas”, expresó el padre Vicente Sánchez Burgos al leer la palabra contenida en Mateo 27:46.

Explicó además que esa también es la expresión del pueblo dominicano cuando observa a sus autoridades gubernamentales empeñadas más en asegurar su permanencia en los puestos de turno (más allá del período para el cual han sido electos) que en gobernar y servir al pueblo que los eligió.

“Con esta expresión, “Jesús abraza con ternura a todos los hombres y mujeres heridos de la vida” y, como han expresado nuestros obispos en la Carta Pastoral del 21 de enero, nos desafía a reconocer y confrontar las estructuras de pecado. Estas estructuras incluyen la violencia social e intrafamiliar, los feminicidios, los abusos a menores, el tráfico de seres humanos, drogas, armas, la corrupción, la impunidad, la manipulación en la administración de justicia, la equidad en la administración de los bienes, la carencia de la solidaridad y todas las demás degradaciones sistemáticas de la vida o en contra de la dignidad humana”, refirió.

Los sacerdotes Erick Wilson Cosme y Roberto Martínez de los Santos, al comentar: “Tengo sed” y “Todo está cumplido” se refirieron a la necesidad de proteger el medio ambiente, en especial el agua. Martínez de los Santos recomendó implementar el sistema de colocación de multas automáticas por infracciones de tránsito, ya que considera que en la ciudad se vive como si fuera una selva.

En tanto José Rosado al reflexionar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, hizo un recuento de las denuncias sociales expuestas por sus predecesores y un llamado a las autoridades y a la sociedad dominicana.