La Victoria: comienzo del fin de un oprobio
La primera etapa de la nueva cárcel será inaugurada este lunes por el presidente Danilo Medina y Jean Alain Rodríguez
Lo que suponía un ideal, un sueño, parece que se hará realidad. La Victoria, el centro penitenciario más poblado de la República Dominicana y el más cuestionado por la forma en que viven los privados de libertad y las cosas que estos deben hacer para sobrevivir, dejaría de ser una vergüenza y se convertiría en un espacio digno para quienes son o fueron parte de un proceso judicial.
Este lunes el presidente de la República, Danilo Medina y el procurador general, Jean Alain Rodríguez, inaugurarán la primera fase del proyecto denominado La Nueva Victoria y con él, dejan establecido el comienzo de lo que sería el fin del oprobio dominicano.
Aunque los fondos para su construcción provienen del escándalo de corrupción más grande de República Dominicana: caso Odebrecht, no cabe duda de que la inversión hecha por la Procuraduría en el marco del programa de humanización de los recintos penitenciarios será valorada por la población.
Hacinamiento
El hacinamiento en La Victoria motivó a que la artista dominicana Sofía Torres Prida realizara una exposición fotográfica en el año 2014, bautizándola como “La victoria, casa de Dios donde predica el diablo”. En su trabajo describe diferentes momentos de un mundo donde se conjugan diversas culturas y creencias, enmarcadas en un ambiente hostil, donde el hacinamiento y el ocio se convierten en los principales protagonistas de una realidad que vulnera derechos fundamentales.
A marzo del 2019, la población carcelaria de La Victoria era de 7, 769, según los últimos datos reportados por la Dirección General de Prisiones.
Pero el hacinamiento no es lo único que caracteriza ese lugar. No. La Victoria es el destino favorito de los privados de libertad vinculados a criminalidad organizada, tanto por preferencia de los imputados como por decisión de jueces y fiscales.
Las razones, según denunció el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Manuel María Mercedes en el año 2014, tienen su origen en que una persona con poder adquisitivo paga hasta tres millones de pesos semanales por concepto de alojamiento en celdas, comida, bebidas y uso de los sanitarios.
Allí hay varios pabellones; uno de ellos es Alaska. Una “suite” en Alaska puede costar hasta RD$300 mil, y quien lo pague puede acceder a unos lujos que van desde gimnasio hasta masajes corporales, según un informe emitido en 2016 por Derechos Humanos.
Lo opuesto de Alaska es La Planchita, el pabellón más arrabalizado y donde llegan todos los reos de nuevo ingreso. Para moverse a un área más o menos cómoda, deben pagar desde RD$500 hasta RD$30 mil para conseguir una celda con cama. Los Galopes es el área intermedia.
¿Cuándo se construyó La Victoria?
La historia de la Penitenciaría Nacional de La Victoria tiene algunas similitudes con la que será inaugurada este lunes por el presidente Danilo Medina y el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez.
Ambas fueron inauguradas en el mismo mes; la vieja un 16 de agosto del 1952 y la Nueva Victoria el 10 de agosto el presente año.
Pero eso no es todo, basado en la publicación del periódico El Caribe del 17 de agosto de 1952, el historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Alejandro Paulino Ramos, establece que la construcción de La Victoria fue promovida en ese entonces como un “nuevo paso de avance en las conquistas sociales logradas por el presidente Trujillo” que venía a revolucionar el sistema carcelario nacional.
Además, que fue construida con la finalidad de descongestionar las cárceles existentes en las fortalezas del Ejército, diseminadas en todo el país. A la vez de disimular la represión política contra los opositores, poniéndole fin a la existencia de la cárcel de la Fortaleza Ozama.
En la actualidad, el procurador Jean Alain Rodríguez se refiere a La Nueva Victoria como “un paso de avance para eliminar el hacinamiento en los centros de reclusión que históricamente han caracterizado el sistema carcelario dominicano”.
Dejando de un lado esos puntos, en su ensayo sobre “Los centros de tortura de la dictadura de Trujillo: Penitenciaría Nacional de La Victoria”, el historiador Paulino Ramos menciona que La Victoria fue construida por el ingeniero Rafael Bonnelly, con una inversión de RD$915,000 y debido al distanciamiento con el Distrito Nacional, se habilitó una carretera de 19 kilómetros para permitir el ingreso a la zona.
Reseña que la edificación tenía una capacidad para recibir 1,200 reclusos de ambos sexos; 978 serían hombres y 188 mujeres. Para su diseño se utilizaron “las modernas ciencias penitenciarias y la política criminal de ese entonces, basadas en los principios de Alfredo Hopkins, el cual establecía separaciones entre “presos corregibles y no corregibles” en un recinto lejos de las zonas urbanas.
El recinto tenía oficinas administrativas, habitaciones para alistados, comedor, celdas para alojar 90 y 45 hombres por unidades, y cuatro unidades de celdas para reclusas con patio independiente a las de los hombres. La cárcel incluía una zona para hospital de dos pabellones con capacidad para 100 pacientes cada uno, incluyendo farmacia y laboratorio.
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