Papa pide en Panamá solución justa y pacífica en Venezuela

“Aquí en Panamá he estado pensando mucho en el pueblo venezolano, al que me siento particularmente unido estos días”, leyó el papa

Los jóvenes saludan al Papa Francisco cuando llega en su camión móvil al parque metropolitano Campo San Juan Pablo II en la ciudad de Panamá, el domingo 27 de enero de 2019. (AP)

Antes de retornar a Roma, el papa Francisco imploró el domingo por una solución “justa” y “pacífica” a la crisis política en Venezuela tras cerrar el mayor evento de la iglesia católica con la juventud en Panamá.

Sin embargo, el primer papa latinoamericano de la historia, que en el pasado reciente intentó infructuosamente abrir vías de diálogo en la convulsionada nación sudamericana, no dijo si reconocería al líder opositor Juan Guaidó, respaldado por Estados Unidos, varios países de Europa y Latinoamérica desde que se proclamó presidente encargado el 23 de enero.

Poco después de oficiar una misa campal ante 700.000 personas con la que cerró la Jornada Mundial de la Juventud y en la que alentó a los jóvenes a actuar en el presente para logar sus sueños, el papa se refirió a la crisis venezolana, un asunto que estuvo latente desde que arribó a Panamá coincidiendo con la nueva escalada de la crisis en la nación rica en petróleo.

“Aquí en Panamá he estado pensando mucho en el pueblo venezolano, al que me siento particularmente unido estos días”, leyó el papa, al visitar un albergue gestionado por la Iglesia católica para ayudar a enfermos con el virus del VIH. El papa agregó que esa solución debe pasar por el respeto a los derechos humanos y el bien de todos los venezolanos.

El Vaticano sólo había dicho durante la visita del papa en Panamá que el líder de los católicos en el mundo seguía de cerca los acontecimientos. A finales de 2016, el Vaticano intentó mediar entre el presidente socialista Nicolás Maduro y la oposición de Venezuela, que cuenta con el respaldo de muchos obispos venezolanos, pero sus intentos de conciliación se vieron frustrados.

“La crisis venezolana estaba muy palpable durante la visita papal a Panamá y ha sido fuente de frustración para el papa latinoamericano, pues sus esfuerzos diplomáticos no han tendido fruto en el país”, dijo a The Associated Press el profesor de estudios religiosos en la Virginia Commonwealth, Andrew Chesnut. “Ahora queda la duda si el Vaticano reconocerá a Guaidó como presidente interino”.

Francisco homenajeó luego a los 21 cadetes fallecidos por el atentado con coche bomba contra una academia policial en Bogotá el 17 de enero que se atribuyó la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN). El papa, que visitó Colombia en 2017 para unir al país tras la firma de la paz entre el gobierno y las ahora extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) --el grupo subversivo más grande de ese país--, oró para que los cadetes descansen en paz y para que toda Colombia pueda encontrar el sosiego. Denunció que los cadetes habían sido “asesinados” por “terroristas”.

Horas antes, el fervor se vivió en un parque industrial, bautizado Juan Pablo II, donde el papa argentino ofició una misa multitudinaria y con la que bajó el telón de la Jornada Mundial de la Juventud, cuya próxima edición se realizará en Portugal. El papa aún tenía pendiente antes de emprender su regreso a Roma un encuentro para agradecer a los voluntarios del evento, que lo trajo por primera vez a América Central.

Fue la concentración más numerosa de la jornada, en la que se sumaron el domingo todos los presidentes de Centroamérica, con excepción de Nicaragua.

“Tantas veces escuchamos durante todos estos días en el himno de esta jornada ‘somos peregrinos que venimos hoy aquí desde continentes y ciudades’, estamos en camino, sigan caminando”, pidió el papa, quien intentó alentar y dar esperanzas a un rebaño de jóvenes y al clero en medio de un éxodo de seguidores y de sacerdotes en Latinoamérica, la región con el mayor número de católicos en el mundo. El propio Francisco admitió que hay una “fatiga” en el clero debido en parte a los propios pecados de la Iglesia, en alusión a los escándalos de abuso sexual de sacerdotes contra jóvenes que han manchado el legado del papa latinoamericano.

“Sigan viviendo la fe, compartan la fe y no se olviden que no son el mañana, no son el mientras tanto, sino el ahora de Dios”, agregó. “Les pido que no dejen enfriar lo que han vivido estos días, vuelvan a sus parroquias y comunidades... transmitan lo que han vivido para que otros puedan vibrar con esa fuerza y con esa ilusión concreta que ustedes tienen”.

Miles de los peregrinos acamparon durante la noche después de participar de una vigilia con el papa el sábado.

“Es una de las experiencias más bellas de mi vida”, dijo la hondureña Carla Hernández, una estudiante de enfermería de 21 años. “Una noche en que compartimos, rezamos y disfrutamos las estrellas. El papa nos ha llenado de ilusiones”.

El papa vivió después un momento emotivo al visitar la casa-hogar de El Buen Samaritano, donde se encontró con 15 personas enfermas con el virus del VIH y otros 45 provenientes de centros que atienden a gente de la calle y con problemas de drogas. Un niño, vestido con el hábito de San Francisco de Asís, cantó a capela frente al papa.

“Estar aquí es tocar el rostro silencioso y maternal de la Iglesia, que es capaz de crear hogar, crear comunidad”, dijo el papa, quien luego se refirió a la crisis venezolana, al atentando en Colombia, así como recordar este día en que se tributa a las víctimas del holocausto y rechazar con fuerza el atentado con bombas dentro de una catedral católica en Filipinas que mató al menos 20 personas.

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